La naci¨®n triste
Un pa¨ªs es similar a un matrimonio: funciona si existen intimidad y planes de futuro. El amor se puede alimentar del ayer, pero vive del ma?ana
Una naci¨®n es como un matrimonio: funciona si hay intimidad y planes de futuro. Una pareja rom¨¢ntica es estable si intima psicol¨®gicamente y planifica la vida conjuntamente. Los hijos, recuerdos, hipotecas y ahorros en com¨²n pesan, pero son irrelevantes sin proximidad emocional ni proyectos venideros. El amor se puede alimentar del ayer, pero vive del ma?ana.
Para un pa¨ªs, el porvenir tambi¨¦n cuenta m¨¢s que el pret¨¦rito. El camino andado, aunque sea tan glorioso como el de Rusia, importa menos que la senda por delante, aunque est¨¦ tan bombardeada como la de Ucrania. La naci¨®n rusa, una de las m¨¢s antiguas del mundo, se est¨¢ agrietando, con una poblaci¨®n desencantada, avergonzada y temerosa. Antes de la guerra, un 20% de sus habitantes, y la mitad de los j¨®venes, deseaban abandonar el pa¨ªs. Hoy deben de ser a¨²n m¨¢s.
Al contrario, Ucrania, uno de los Estados m¨¢s j¨®venes del mundo, se est¨¢ cohesionando, porque su sentimiento nacional es prospectivo. Se basa en lo que quieren construir: una sociedad libre y democr¨¢tica. No les interesa el vikingo que tom¨® Kiev en el siglo IX para fundar un reino legendario, sino los vikingos que asaltan sus playas en verano. El patriotismo ucranio no emerge de una cultura o un idioma definido. Muchos ciudadanos cuya primera lengua es el ruso, y no el ucranio, como el propio presidente Zelenski, han liderado el proceso de construcci¨®n de una naci¨®n c¨ªvica desde los a?os noventa. Pues nada une m¨¢s que luchar por un futuro de prosperidad.
En contraste, el nacionalismo de Putin es retrospectivo. Su Rusia se forja sobre el molde de la historia. No ataca Ucrania como reacci¨®n a la ampliaci¨®n de la OTAN cerca de sus fronteras, como se repite tanto estos d¨ªas. Si Polonia o los pa¨ªses b¨¢lticos no pertenecieran a la Alianza Atl¨¢ntica, los tanques rusos no sitiar¨ªan s¨®lo Kiev, sino tambi¨¦n Varsovia o Tallin. Como apunta el bi¨®grafo de Stalin Stephen Kotkin, la agresividad de Putin es una mera continuaci¨®n del imperialismo, asimismo militarista, autocr¨¢tico y represivo, de la Rusia del siglo XIX. Una l¨®gica exitosa entonces: desde los tiempos de Iv¨¢n el Terrible (1530-1584), el pa¨ªs se expandi¨® a un ritmo medio de 130 kil¨®metros cuadrados al d¨ªa. Pero es un m¨¦todo agotado desde 1945; despu¨¦s pr¨¢cticamente ning¨²n pa¨ªs ha anexionado territorio alguno. Gane o pierda, la Rusia de Putin es una naci¨®n vieja y triste. @VictorLapuente
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