Las aguas de un desierto
El enfrentamiento entre Chile y Bolivia por las aguas del r¨ªo Silala les hace perder tiempo valioso para buscar un entendimiento esencial para dos pa¨ªses vecinos
Durante esta primera quincena de abril, Chile y Bolivia han vuelto a enfrentarse en la Corte Internacional de Justicia de La Haya. En 2018, la Corte fall¨® a favor de Chile, despu¨¦s de un proceso judicial de casi cinco a?os, en la demanda boliviana que pretend¨ªa obligar a Chile a negociar una salida soberana al mar. Ahora, la controversia es por un r¨ªo en el desierto de Atacama, la zona m¨¢s ¨¢rida del mundo.
Esta vez fue Chile que interpuso la demanda. Ello debido a que, en medio de la demanda mar¨ªtima, el entonces presidente Evo Morales acus¨® a Chile de ¡°robar¡± las aguas del Silala, negando que fuese un r¨ªo internacional; amenaz¨® con cortar el flujo de las aguas que cruzan desde Bolivia hacia territorio chileno por una fuerte gradiente, a 4.300 metros de altura: y, anunci¨® que interpondr¨ªa una segunda demanda contra Chile. Ante estas amenazas, para generar certeza jur¨ªdica y solucionar una disputa que se extiende por m¨¢s de 25 a?os, el Gobierno de la presidenta Michelle Bachelet se anticip¨® a demandar a La Paz en La Haya, despu¨¦s de haber revisado estudios acumulados en la canciller¨ªa y consultado a destacados hidr¨®logos, ge¨®logos, abogados ambientalistas y especialistas sobre cursos de aguas internacionales.
Chile hab¨ªa usado esas aguas durante m¨¢s de un siglo, sin objeci¨®n alguna del pa¨ªs vecino. De hecho, hasta el a?o 1999, Bolivia reconoc¨ªa que el Silala es un curso de agua internacional. En el mapa que acompa?a el Tratado de Paz y Amistad de 1904 figura claramente el R¨ªo Silala, al igual que en la cartograf¨ªa boliviana previa y posterior a ese a?o. Mas a¨²n, hasta 1999, La Paz rechazaba la tesis de la desviaci¨®n de las aguas hacia Chile, como qued¨® de manifiesto en un comunicado oficial del 7 de mayo de 1996 donde desment¨ªa la argumentaci¨®n del desv¨ªo artificial esgrimida por medios de prensa bolivianos.
Las aguas del R¨ªo Silala han sido utilizadas en el lado chileno para suministrar agua potable a diversas ciudades y pueblos, en yacimientos mineros y en prop¨®sitos industriales. En 1906, el Estado chileno otorg¨® una concesi¨®n al Ferrocarril Antofagasta Bolivia (FCAB), una empresa privada brit¨¢nica, y Bolivia hizo lo mismo dos a?os m¨¢s tarde. Si Chile otorg¨® una concesi¨®n a FCAB, evidentemente exist¨ªa un r¨ªo en territorio chileno.
Chile ha solicitado que la Corte juzgue y declare que el Silala es un curso de agua internacional; que el pa¨ªs tiene el derecho al uso equitativo y razonable de esas aguas de conformidad con el derecho internacional consuetudinario, as¨ª como al uso que actualmente hace de esas aguas; y que Bolivia tiene la obligaci¨®n de adoptar todas las medidas para prevenir y controlar los da?os a Chile que resulten de actividades cerca del r¨ªo, al igual que la obligaci¨®n de cooperar e informar a Chile de cualquier iniciativa que pudiese tener un efecto negativo sobre este recurso h¨ªdrico compartido.
Durante el juicio, Bolivia ha vuelto atr¨¢s, admitiendo que el Silala es un curso de agua internacional y que el derecho internacional contempla el uso equitativo y razonable de los r¨ªos transfronterizos. La argumentaci¨®n boliviana ahora se centra en la supuesta existencia de un ¡°flujo artificial¡± versus un ¡°flujo natural¡±, por lo cual ese flujo artificial, producto de canales construidos por FCAB en 1928, habr¨ªa mejorado el volumen de las aguas al territorio chileno.
Sin embargo, el Estado boliviano fue el responsable de haber autorizado a la empresa FCAB la construcci¨®n de esos canales en su propio territorio (para remediar la contaminaci¨®n de las aguas por larvas de insectos), y La Paz ha permitido su funcionamiento ininterrumpido durante cerca de 100 a?os. M¨¢s a¨²n, no existe en el derecho internacional una distinci¨®n entre ¡°flujo natural¡± y ¡°flujo artificial¡±, y no hay base jur¨ªdica para que Bolivia reclame ahora soberan¨ªa exclusiva en una supuesta parte artificial del caudal del Silala. Por lo dem¨¢s, la eliminaci¨®n de los canales en territorio boliviano ¡ªa lo cual Chile no se opone¡ª, dejar¨ªa virtualmente intacto el flujo de las aguas a Chile, como ha sucedido desde hace 8.400 a?os, cuando naci¨® el Rio Silala.
Chile ha insistido reiteradamente en un acuerdo bilateral para zanjar esta disputa, sin que Bolivia acepte. Entretanto, ambos pa¨ªses han perdido tiempo valioso para buscar un acercamiento global de integraci¨®n en las diversas materias de inter¨¦s mutuo que competen a dos pa¨ªses vecinos, para as¨ª mirar al futuro en vez de prolongar la historia del siglo XIX.
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