Prof¨¦tica
Mis pesadillas se hicieron realidad. La alianza de Ma?ueco con Vox excede los peores pron¨®sticos: inmigraci¨®n ordenada, ley de violencia intrafamiliar y ley de concordia
No me gusta ponerme en plan Sibila de Cumas, hija de ninfa y origen del adjetivo sibilino/a, sobre cuyas acepciones peyorativas valdr¨ªa la pena reflexionar. Mi perfil es m¨¢s bajo, no vivo en una cueva y mi vestuario es pr¨ºt-¨¤-porter. Pero a veces, sin que mis or¨¢culos est¨¦n inspirados por Apolo, lo clavo. Escrib¨ª una novela-timbre en la que una renacida ultraderecha, con el pretexto de defender a una clase obrera abandonada, apuntalaba intereses olig¨¢rquicos cebando dos batallas culturales:...
No me gusta ponerme en plan Sibila de Cumas, hija de ninfa y origen del adjetivo sibilino/a, sobre cuyas acepciones peyorativas valdr¨ªa la pena reflexionar. Mi perfil es m¨¢s bajo, no vivo en una cueva y mi vestuario es pr¨ºt-¨¤-porter. Pero a veces, sin que mis or¨¢culos est¨¦n inspirados por Apolo, lo clavo. Escrib¨ª una novela-timbre en la que una renacida ultraderecha, con el pretexto de defender a una clase obrera abandonada, apuntalaba intereses olig¨¢rquicos cebando dos batallas culturales: la de un feminismo que no busca igualdad, sino una hegemon¨ªa destructora de las buenas costumbres y de todos los varones hisp¨¢nicos, y la de una memoria democr¨¢tica, entendida como venganza y derroche: con sus memoricidios, voxistas y simpatizantes blanquean la dictadura. Mis pesadillas se hicieron realidad. En Valladolid. En Le¨®n. En Palencia, la bella desconocida. La alianza de Ma?ueco con Vox cumple y excede los peores pron¨®sticos: inmigraci¨®n ordenada, ley de violencia intrafamiliar y ley de concordia, un sustantivo encantador frente a la imagen de los cad¨¢veres exhumados en Milagros o en Villadangos del P¨¢ramo.
Respecto al asunto de la violencia intrafamiliar, dijo Madina en la SER: ¡°La violencia intrafamiliar se refiere al hecho de, por ejemplo, que tu primo le pegue un pu?etazo a tu cu?ado en la cena de Nochebuena¡±. La violencia intrafamiliar carece de marca de g¨¦nero, se circunscribe a los lazos de familia, a menudo se representa en el coto-jaula de la casa donde conviene lavar los trapos sucios sin hacer ruido y se asocia con la excepcionalidad de la cr¨®nica de sucesos: la pasi¨®n ciega al hombre que acuchilla a la mujer ad¨²ltera¡ La violaci¨®n de La Manada no ser¨ªa un caso de violencia intrafamiliar, y el concepto de machismo como lacra sist¨¦mica se reducir¨ªa a pura invenci¨®n de lesboterroristas furiosas.
Estas situaciones se agravan cuando ciertos medios de comunicaci¨®n amplifican los credos ultraderechistas por ajustarse perfectamente al sensacionalismo: no solo se subrayan los casos de denuncias falsas y dem¨¢s excepciones ¨Dmujer muerde perro¨D, sino que adem¨¢s se vende informaci¨®n apelando al dolor y las partes blandas de una comunidad que se mete en la piel de una madre cuya hija ha sido violada, quemada y atropellada. Se pide el endurecimiento de las penas y la prisi¨®n permanente revisable. Se pide la revisi¨®n de la ley del menor. La excepcionalidad del monstruo en una sociedad bien jerarquizada, con sus relaciones de poder bien definidas ¨Del due?o del invernadero por encima de sus recolectoras inmigrantes; papi por encima de mami, que suele ser una zorra y una mentirosa¨D avala la utilidad quir¨²rgica de separar las manzanas podridas del cesto y legitima el castigo como ¨²nico b¨¢lsamo contra una violencia gratuita, espectacular, que brota por generaci¨®n espont¨¢nea y solo se arregla con castraciones qu¨ªmicas o equivalentes.
Desde el punto de vista de la derecha, hay perros rabiosos a quienes se podr¨ªa aplicar la pena de muerte, pero machismo no, no hay. En una sociedad con su arriba y abajo bien definidos solo se corrigen los efectos de las conductas desviadas como si el mal fuese algo individual y cong¨¦nito, un tumor en el lobanillo de la oreja. Pero quiz¨¢ no se trate de endurecer penas ni de la ejemplaridad furiosa del linchamiento, sino de enfocar hacia las causas y legislar con la mirada puesta en educaci¨®n, trabajo y econom¨ªa. En la conservaci¨®n de un ministerio y de una ley de igualdad contra el machismo. En la eliminaci¨®n de las desigualdades en un mercado laboral que coloca a las mujeres en posiciones subsidiarias y a la vez sobreexplotadas, transform¨¢ndolas en esa devaluada carne que se golpea en la alcoba y se viola por todos los orificios posibles dentro de un oscuro portal. No saben cu¨¢nto lamento clavar el salto como ol¨ªmpica gimnasta y la hip¨®tesis como sibila feminista.