Desembozada

Bostezar a toda quijada en las reuniones sin que se percaten los mandamases ni los sabelotodo. Hacer pucheros cuando la vida se te atraviesa en las tragaderas, por muy dadas de s¨ª que las tengas, sin que nadie te conmine a que alegres esa cara. Sacarle la lengua a los enterados que te explican cosas que t¨² ya sab¨ªas antes de que ¨¦l, o ella, empezara a controlar esf¨ªnteres, si es que ya lo hace. Camuflar hasta llegar a casa y darte el gusto de arranc¨¢rtelo de cuajo ese pelo de bruja del bosque que te brota de repente en ese lunar que tienes, cielito lindo, junto a la boca. Hacerle momos al cu?ado, o la cu?ada, que pontifica no ser machista ni feminista y que tanto monta, monta tanto, Vox como Podemos. Abrir la boca de par en par ante lo calvo que se ha quedado ese t¨ªo que te volv¨ªa loca en la facultad y al que te encuentras de chiripa en el AVE. Ocultar hasta que se seque ese grano purulento que te sale en la barbilla justo el d¨ªa que tienes cita de curro con un desconocido. Templarte el cuerpo y el alma con tu propio aliento cuando fuera hace un fr¨ªo que pela, o te falta calor ajeno, o las dos cosas. Ponerte las gafas de sol de oso panda y el bozal de pato y salir a por el pan en plan no me arreglo porque yo lo valgo, aunque ese d¨ªa te odies a muerte.

Todas esas cosas, y otras cuantas que me callo por verg¨¹enza, voy a echar de menos ahora que se acaba el martirio de llevar la mascarilla en interiores. A cambio, lucir¨¦ la nueva cota de profundidad que han alcanzado en dos a?os los par¨¦ntesis que me amargan la boca aunque me est¨¦ comiendo un bollo, y las barras que se han a?adido al c¨®digo que me la frunce cual payasa triste, aunque est¨¦ como unas casta?uelas. Que no, tontos, que estoy supercontenta. Fuera bozales. Por fin podremos vernos las jetas, adem¨¢s de los ojos, y hacernos la ilusi¨®n de que todo ha pasado. Pues eso: ilusos. Fuera sigue campando, ingobernable, un virus que no s¨¦ si nos ha hecho mejores, pero s¨ª m¨¢s pobres, ansiosos y solos.