Esperando a Yolanda D¨ªaz
En aguas donde impera la voracidad, el gran reto es demostrar que se puede nadar sin depredar ni ser depredado. Una inc¨®gnita
La gran novedad de la pol¨ªtica francesa que a¨²n no se ha exportado a Espa?a es la capacidad de crear movimientos de ¨¦xito a partir de figuras pol¨ªticas atractivas. Tanto Jean-Luc M¨¦lenchon como Emmanuel Macron han logrado articular mayor¨ªas en torno a su personalidad no solo en paralelo a los partidos existentes sino, sobre todo, desgajados de ellos. Ambos l¨ªderes fueron ministros en gobiernos socialistas: M¨¦lenchon lo fue en la etapa de Lionel Jospin y Macron, en la de Fran?ois Hollande. El primero acaba de lograr sumar a su bando al mism¨ªsimo partido de Fran?ois Mitterrand, estrellado en las presidenciales con menos del 2% de los votos, para intentar conquistar un espacio representativo en las legislativas de junio. Y el segundo ha conseguido su segundo mandato en el El¨ªseo.
Dos historias de ¨¦xito en torno a dos liderazgos distintos que no han encontrado parang¨®n en Espa?a. El potencial de Albert Rivera para emular a Macron se disolvi¨® con rapidez. Y el de Pablo Iglesias fue lo m¨¢s parecido al fen¨®meno de M¨¦lenchon, pero el creador de Podemos fue devorando a su propia criatura con divisiones internas, carreras de ego y el traj¨ªn de enfrentamientos que suele perder a la izquierda. Cuando se retir¨®, hace ya un a?o, se?al¨® a Yolanda D¨ªaz como futura presidenta en un gesto que se pareci¨® m¨¢s a ese cuaderno azul en el que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar apuntaba sus posibles relevos que a la democracia moderna. Podemos pasarlo por alto.
Lo importante es que el espacio a la izquierda del PSOE se desdibuja en las encuestas mientras la sucesora de Iglesias en el partido, Ione Belarra, no consigue atravesar la barrera del carisma y la sucesora en el espacio de izquierdas en un sentido amplio, Yolanda D¨ªaz, no acaba de dar el paso. El ag¨®nico intento de cerrar una candidatura ¨²nica en Andaluc¨ªa muestra que la improvisaci¨®n es dif¨ªcil cuando flojean las definiciones.
D¨ªaz, sin embargo, tiene a su alcance todas las posibilidades: a pesar de la dificultad para su aprobaci¨®n, su reforma laboral est¨¢ empezando a cosechar grandes resultados en empleo fijo en Espa?a, una de las asignaturas pendientes que merman la calidad de la econom¨ªa del pa¨ªs; su capacidad para forjar acuerdos con agentes sociales es una primicia en Espa?a; su talante e imagen de honradez son muy valorados por los electores, como recog¨ªa la encuesta de 40dB. para EL PA?S y la Ser; y su carisma es aplaudido donde va. En aguas donde impera la voracidad, el gran reto es demostrar que se puede nadar sin depredar ni ser depredado. Una inc¨®gnita. Porque ni a Godot ni a Yolanda D¨ªaz se les espera eternamente.
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