La haza?a de Europa, en peligro
Rusia defiende la invasi¨®n de Ucrania con valores que chocan frontalmente con un proyecto, el de la Uni¨®n, que se sostiene en la defensa de los derechos fundamentales
Vienen tiempos dif¨ªciles, la guerra de Ucrania dejar¨¢ heridas profundas tambi¨¦n en el resto del mundo, y vaya usted a saber si su desenlace no contribuir¨¢ a erosionar todav¨ªa m¨¢s los sistemas democr¨¢ticos, el Estado social y de derecho, la sociedad del bienestar. El relato que Vlad¨ªmir Putin lleva construyendo desde hace a?os es el de una Rusia amenazada por los valores decadentes de Occidente y frente a los cuales ofrece la vieja soluci¨®n de recuperar un pasado m¨ªtico de inocencia. Es llamativo que esa Europa a la que quiere acercarse Ucrania sea la misma Europa que cuestionan desde dentro pa¨ªses como Hungr¨ªa y Polonia, y de la que recelan en otros fuerzas pol¨ªticas que consideran Bruselas un nido de mercaderes y el ¨¢mbito donde operan unas elites desalmadas que programan devorarse a pueblos tan desamparados como el ruso.
En esas coordenadas es importante rescatar un concepto que resulta cada vez m¨¢s necesario, el de confianza. Lo reivindic¨® el viernes pasado en Madrid, en una mesa redonda organizada por la Fundaci¨®n Carlos Amberes, el presidente del Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea, Koen Lenaerts. La cita era para hablar del Estado de derecho y los derechos fundamentales en la Europa de hoy y participaron tambi¨¦n el presidente del Tribunal Constitucional, Pedro Gonz¨¢lez-Trevijano, la presidenta del Consejo de Estado, Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, y el vicepresidente del Tribunal Supremo, Francisco Mar¨ªn Cast¨¢n. Las materias jur¨ªdicas suelen imponer y para el profano no resulta f¨¢cil sumergirse en una discusi¨®n sobre cuestiones prejudiciales, que son las que producen intensos debates en Luxemburgo, en la sede del tribunal.
Lo fundamental es la confianza entre los Estados miembros, dijo Lenaerts, y esa idea que es de carril, y que tendr¨ªa que darse por supuesta, cobr¨® en Madrid un extra?o espesor porque los que la escuchaban estaban seguramente rumiando las im¨¢genes de destrucci¨®n que llegan de Ucrania. Expresada por un eminente jurista en un encuentro acad¨¦mico suena a lugar com¨²n. As¨ª que hay que hacer un ejercicio de imaginaci¨®n y ver a Lenaerts en medio de un campo de batalla rodeado de cad¨¢veres, arrecian los tiros, se escuchan los lamentos de los heridos. Y es entonces cuando entiende que est¨¢ obligado a llevar un importante recado a esos aliados que tendr¨¢n que unir fuerzas para defender los valores comunes.
As¨ª que ensilla el caballo, se cubre la cabeza ante la tempestad que empieza a caer y comienza a galopar. En el camino sufre emboscadas, tiene que explorar senderos alternativos para salvar los escollos, refugiarse algunas jornadas en una cueva en las monta?as. Pero por fin llega a los confines, agotado, y entrega el mensaje. Las autoridades re¨²nen entonces a la comunidad para revelar la clave para seguir adelante, y cogen el papel y leen: ¡°Confianza¡±. En las instituciones, en todo lo que se ha hecho para levantar un espacio donde se defienden los derechos fundamentales, en ese marco que permite pelear por ideas muy distintas para finalmente encontrar una posici¨®n com¨²n: confianza en Europa. Es un proyecto que se ha ido construyendo no tanto sobre las gestas ¨¦picas de un pu?ado de h¨¦roes, sino sobre el aburrido trabajo de unos letrados, y es esa haza?a la que puede estar en peligro. Toca defenderla.
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