El discurso del ganador
Fue a la entrega de premios como hay que ir a estas cosas: creyendo que iba a perder y sin nada preparado
Pas¨® hace unos a?os. Termin¨® la gala de los Premios Goya y muchas de las actrices y actores nominados se tocaron el bolsillo donde guardaban el folio en el que llevaban escrito el discurso que ten¨ªan preparado por si lograban el galard¨®n. La noche les llev¨® a varios al Toni 2, un local de Madrid en el que la gente termina rodeando el piano como si fuese un cad¨¢ver. All¨ª Eduard Fern¨¢ndez se dej¨® caer en el banquito del cantante y, en lugar de interpretar un tema, ley¨® emocionado el discurso que ten¨ªa preparado en el caso de haber sido el ganador. Cuentan los que estaban all¨ª que se les puso la piel de gallina. Se le sumaron despu¨¦s Carlos Bardem y Juan Diego Botto. A su familia, a sus amigos, a la gente que siempre confi¨® en ellos. Una dedicatoria reservada para otro escenario se termin¨® leyendo a unas pocas personas en aquel piano bar: si de nuestros ¨¦xitos se enteran millones de personas, antes que las dos o tres personas que verdaderamente nos interesan, no vale de nada. Lo dijo en su d¨ªa mi amigo Gerardo Lorenzo. Que te saquen en Diario de Pontevedra antes que en The New York Times: si tu madre y sus amigas no lo leen, todo habr¨¢ sido en balde.
Los discursos hay que leerlos siempre, aunque no se escriban. El viernes fue la entrega de los Premios Cirilo Rodr¨ªguez en Segovia, el prestigioso galard¨®n que reconoce a un corresponsal extranjero o enviado especial. Lo han ganado periodistas como M¨®nica Bernab¨¦, Soledad Gallego-D¨ªaz, Enric Gonz¨¢lez o M¨®nica Garc¨ªa Prieto. Estaban nominados este a?o tres referentes: Griselda Pastor, Pl¨¤cid Garc¨ªa-Planas y Jacobo Garc¨ªa, reci¨¦n llegado de la cobertura de la guerra de Ucrania. Jacobo Garc¨ªa es periodista de EL PA?S en Am¨¦rica, y amigo m¨ªo. Ante un auditorio de 200 personas, en el que se encontraban sus padres, mi amigo hab¨ªa ido a la entrega de premios como hay que ir a estas cosas: creyendo que iba a perder y sin nada preparado.
El caso es que, mientras daban el resultado, Jacobo escuch¨® que era el primer finalista, y qui¨¦n sabe por qu¨¦ conexi¨®n de cables pelados, crey¨® que hab¨ªa ganado. As¨ª que subi¨® al escenario y dijo: ¡°Yo hab¨ªa preparado el discurso del perdedor, no el de ganador. Pero improvisar¨¦¡±. Vaya si improvis¨®. Quince minutos de agradecimientos en los cuales record¨® a los periodistas asesinados y exiliados, adem¨¢s de dedicarle el galard¨®n a la redacci¨®n de este diario en Am¨¦rica. Fueron unas palabras conmovedoras que trazaron el dif¨ªcil y tortuoso mapa de hacer periodismo en pa¨ªses como M¨¦xico y El Salvador. Con una gran frase que dirigi¨® a los otros dos finalistas: ¡°Este premio tambi¨¦n es vuestro, compa?eros¡±. Baj¨® feliz y victorioso del escenario para volver a ocupar su butaca. Ram¨®n Lobo se acerc¨® a ¨¦l y le dijo por lo bajito: ¡°T¨² eres el primer finalista, no el ganador¡±, y mi amigo respondi¨® con una sonrisa pensando que era broma: en el lugar al que hab¨ªa bajado, ya no hab¨ªa sitio para la verdad. Si ¨¦l sal¨ªa muerto de all¨ª, saldr¨ªan todos.
Cuando se anunci¨® sobre el escenario que hab¨ªa ganado Pl¨¤cid Garc¨ªa-Planas, empez¨® a hacerse bajito hasta evaporarse mientras ped¨ªa perd¨®n a derecha e izquierda. Hab¨ªa dado tan por descontado perder que ni prepar¨® discurso; el hecho de haber perdido crey¨¦ndose ganador, improvisando un mon¨®logo de la victoria, era el puro infierno. Me lo cont¨® este s¨¢bado llorando de risa y de verg¨¹enza, como se cuentan las grandes historias. Dos d¨ªas despu¨¦s me ense?¨® el v¨ªdeo. Yo a ¨¦l lo quiero mucho y lo admiro a¨²n m¨¢s, porque es todo lo que un reportero sue?a ser, pero en esos minutos en los que da su discurso, en direcci¨®n contraria al mundo, dan ganas directamente de adoptarlo.
Trat¨¦ de consolarlo. ?Qu¨¦ somos sino nuestros discursos de ganadores? ?Qu¨¦ somos sino lo que ¨ªbamos a ser cinco minutos antes de lo que no fuimos? Faltan a¨²n dos semanas para la final de Champions: ?por qu¨¦ no la vamos a ganar ahora, si despu¨¦s no sabemos lo que ocurrir¨¢? No lo convenc¨ª. Y menos mal.
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