Prevenir lo impredecible: la gran lecci¨®n
El pr¨®ximo agente pand¨¦mico es un enigma, pero seguro que vendr¨¢ de los animales. Evitar nuevas escabechinas est¨¢ en nuestra mano
Primero de todo, observen que el titular lleva el mismo efecto que una dejada de Charly Alcaraz. Parece una bola inocente o torpe hasta que bota y de alg¨²n modo se queda pegada a la tierra batida como si estuviera pringada de cola de pez. Si hubiera escrito ¡°predecir lo impredecible¡± habr¨ªa incurrido en una contradicci¨®n de las que encend¨ªan el pelo a Arist¨®teles y habr¨ªa cometido un error no forzado. Lo impredecible, por supuesto, no puede predecirse, y de hecho hay matem¨¢ticos y economistas que consideran que lo inesperado es la ¨²nica fuente genuina de cambio en el comportamiento de las Bolsas y los mercados financieros. Einstein descubri¨® la relatividad en 1905 y, como dice el matem¨¢tico John Allen Paulos, ning¨²n peri¨®dico public¨® en 1900: ¡°?Ya solo faltan cinco a?os para que se descubra la relatividad!¡±. Lo predecible ya est¨¢ descontado por los mercados. Solo lo impredecible puede obligarlos a rehacer sus cuentas.
Pero ahora viene la dejada. El titular no habla de predecir lo impredecible, sino de prevenirlo, que es una cuesti¨®n totalmente distinta. Puesto que nadie sabe cu¨¢l ser¨¢ el pr¨®ximo agente pand¨¦mico, los gobiernos sentir¨¢n ¨Dsienten ya¡ª una fuerte inclinaci¨®n a meter el tema en el caj¨®n de los pasos perdidos, donde alg¨²n pr¨®ximo gobernante se lo encontrar¨¢ cuando ya no se pueda hacer nada. Total, se dir¨¢n, si no podemos predecir qui¨¦n ser¨¢ el pr¨®ximo Leviat¨¢n, no podemos hacer nada para evitarlo. De vez en cuando, el Se?or nos manda una plaga y tenemos que trag¨¢rnosla como si fuera el chinarro c¨®smico que barri¨® a los dinosaurios. Este argumento es una falacia con balcones a la calle, y es preciso pulverizarlo si queremos aprender algo de la nefasta y cruel experiencia reciente. Ha muerto demasiada gente como para mirar a otro lado.
Para empezar, los saltos v¨ªricos de los animales a las personas han sido la causa de todas las pandemias del siglo XX, y seguramente de mucho m¨¢s atr¨¢s. Si un virus animal salta a las personas, se encuentra con una poblaci¨®n de millones o miles de millones completamente virgen ante sus ataques. El t¨¦rmino t¨¦cnico para esta propagaci¨®n entre especies es zoonosis. Por lo que sabemos, que es mucho, todas las pandemias son zoonosis. As¨ª que, sea lo que sea lo que est¨¢ por venir, es casi seguro que vendr¨¢ de un animal. ?Podemos poner barreras ante cualquier virus que provenga de animales? Oh s¨ª. Solo hay que poner 20.000 millones de d¨®lares al a?o en veterinaria y gesti¨®n. En total, no en un pa¨ªs u otro. El lector interesado puede encontrar en Nature un an¨¢lisis solvente.
Si miramos los datos hist¨®ricos, el mayor matarife de la historia sigue siendo la gripe espa?ola de 1918. Liquid¨® a 50 millones de personas, el doble que la Gran Guerra que acababa justo ese a?o. Ni siquiera le alcanza el sida, que ha matado a 36 millones, ni el SARS-CoV-2, que va por 15. ?bola (15.000 muertos), nipah (350) o zika (50) son notas al pie de p¨¢gina de la historia universal de la infamia (gracias por la frase, Jorge Luis). Evitar nuevas escabechinas est¨¢ en nuestra mano. Para matar gente ya tenemos a los psic¨®patas.
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