Al PSOE le conviene un Vox fuerte, a Espa?a no
La estrategia de convertir a la ultraderecha en el primer enemigo p¨²blico es poco sostenible en el tiempo y est¨¢ llena de riesgos
El Gobierno no confronta con la ultraderecha de Vox por convicci¨®n, o al menos ese no es su principal m¨®vil. Confronta con la ultraderecha de Vox exclusivamente para galvanizar a sus votantes. Esto ha sido siempre as¨ª: fue la estrategia del asesor plenipotenciario Iv¨¢n Redondo antes y es ahora la de su sustituto F¨¦lix Bola?os, que se ha convertido en el nuevo foco de las cr¨ªticas de la oposici¨®n (el mes pasado, un diputado especialmente perturbado de Vox lo compar¨® con Goebbels). Es decir, y esto no es nada nuevo: la gran esperanza del PSOE es un Vox fuerte, especialmente ahora que el Partido Popular es m¨¢s moderado (moderado suele significar menos hostil al PSOE), tanto con Feij¨®o en G¨¦nova como con Juanma Moreno rozando la mayor¨ªa absoluta en Andaluc¨ªa. Con un Vox fuerte, el PSOE puede dotar de ¨¦pica a su propuesta pol¨ªtica y hacer lo que mejor sabe hacer: venderse como la ¨²nica alternativa frente al caos y el oscurantismo.
Por eso, hasta los perfiles m¨¢s tecn¨®cratas del Gobierno, como Nadia Calvi?o, entran al trapo en el Congreso contra la ultraderecha. La ministra de Econom¨ªa dijo el otro d¨ªa a Vox: ¡°?Qu¨¦ se puede esperar de una formaci¨®n pol¨ªtica que el d¨ªa que estamos llorando consternados una terrible matanza de ni?os en EE UU propone repartir armas a los ciudadanos?¡±, en referencia a una entrevista que concedi¨® Santiago Abascal en marzo de 2019 a la revista Armas.es, en la que propon¨ªa reformar el C¨®digo Penal para permitir la posesi¨®n de pistolas. Era una referencia injusta: la tonter¨ªa la dijo Abascal hace a?os, no el d¨ªa despu¨¦s de la matanza en el colegio de Texas. La mejor manera de ofrecer una alternativa pol¨ªtica es enfrent¨¢ndote a la mejor versi¨®n de tu adversario, o al menos a su versi¨®n real (y no hace falta indagar mucho para encontrar cosas deleznables en Vox), y no a un hombre de paja. Detr¨¢s de esta referencia tambi¨¦n est¨¢ el problema del provincianismo y localismo pol¨ªtico que abunda en el Congreso: los sucesos que ocurren en el extranjero solo llegan al debate p¨²blico para servir como munici¨®n en las guerras culturales locales. ?Una matanza en Texas? ?En Vox quieren legalizar las armas! No es solo deshonesto, sino poco ¨²til.
La confrontaci¨®n con la ultraderecha puede funcionar, pero tiene que ser real. Al PSOE le ha venido bien en el pasado el crecimiento de Vox, aunque mucho menos de lo que esperaba. La estrategia de convertirlo en el enemigo p¨²blico n¨²mero uno es poco sostenible en el tiempo y est¨¢ llena de riesgos: quiz¨¢ vences a tu adversario en el barro, pero acabas tragado por ¨¦l. Tiene tambi¨¦n un techo: ?cu¨¢ntos votantes de la izquierda quedan por movilizar contra el crecimiento de la ultraderecha? La estrategia del dique de contenci¨®n es demasiado bronca y defensiva. El Gobierno tiene que mirar m¨¢s all¨¢ de sus intereses electorales a corto plazo. Es posible que al PSOE le convenga que crezca Vox, pero a Espa?a no.
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