Contra el conflicto de intereses, transparencia
El peri¨®dico solo cumple con su obligaci¨®n cuando incluye datos que afectan a sus propietarios
El lector Abelardo Ramos nos afea en un mensaje que, aunque hablamos a menudo de la independencia del peri¨®dico, se nos olvida decir que el diario ¡°responde a los intereses del grupo PRISA, un grupo con intereses muy fuertes en Occidente¡±. Eso suena un tanto grandilocuente, pero obviamente el grupo PRISA, editor de este peri¨®dico, tiene y cuida con todo derecho sus intereses como cualquier sociedad mercantil. Otro asunto bien diferente es el conflicto de intereses y EL PA?S se ha impuesto la transparencia como la mejor medicina. A veces, los lectores alaban esa transparencia. Otras, en cambio, la echan de menos.
Una informaci¨®n del 22 de mayo sobre las millonarias inversiones de Qatar en Espa?a conclu¨ªa con esta frase: ¡°Un inversor catar¨ª tambi¨¦n tiene el 5,1% de PRISA, sociedad editora de EL PA?S¡±. Se trata de Khalid Thani Abdullah Al Thani, hombre de negocios y destacado miembro de la familia real del emirato.
El mismo d¨ªa, ??igo Dom¨ªnguez dec¨ªa en su columna que Qatar ¡°es un pa¨ªs donde esclavizan a los inmigrantes, discriminan a las mujeres y te pueden caer siete a?os de c¨¢rcel por relaciones homosexuales¡±. El lector Javier Mu?oz felicit¨® por partida doble al peri¨®dico, pero solo cumpl¨ªa con esa obligada transparencia.
El Libro de Estilo dedica un cap¨ªtulo al Conflicto de Intereses y, tras recordar que el inter¨¦s del lector ¡°prevalece sobre cualquier otro¡±, se?ala cu¨¢l es el gran remedio frente a tentaciones y dudas: ¡°La mejor forma de evitar el conflicto de intereses es la transparencia interna que EL PA?S se compromete a mantener¡±.
A la falta de transparencia aludi¨® en otro caso el lector Jos¨¦ Miguel Rodr¨ªguez Tapia, quien calific¨® de ¡°bochornoso conflicto de intereses¡± que el cr¨ªtico de m¨²sica cl¨¢sica y colaborador de EL PA?S, Luis Gago, escriba sobre obras presentadas en el Teatro Real y, a la vez, asuma trabajos espor¨¢dicos relacionados con ese templo de la ¨®pera. Dentro de las actividades del Real, por ejemplo, Gago ha impartido un curso sobre el compositor Benjamin Britten y ha publicado un texto en el programa de la ¨®pera El ?ngel de Fuego, de Serg¨¦i Prok¨®fiev, cuya representaci¨®n coment¨® despu¨¦s en el diario.
En el mundo de la m¨²sica cl¨¢sica, Luis Gago tiene un reconocido prestigio y sus textos, que muestran un profundo conocimiento del tema, cuentan con abundantes comentarios elogiosos de los lectores.
Licenciado en Derecho, profesor de Viol¨ªn y M¨²sica de C¨¢mara o traductor de libretos de ¨®peras, Gago responde: ¡°Como trabajador aut¨®nomo, colaborar puntual y externamente con instituciones musicales de mi ¨¢mbito profesional (como autor de notas al programa, traductor o conferenciante) no ha afectado nunca ni a mis opiniones ni a mi imparcialidad, como creo que queda demostrado en mis textos. Mi ¨²nica vinculaci¨®n profesional estable con el Teatro Real tuvo una duraci¨®n de solo seis meses en 1997¡å.
Ni EL PA?S puede exigir a sus colaboradores dedicaci¨®n exclusiva ¡ªs¨ª a periodistas de plantilla¡ª ni la mayor¨ªa de esos colaboradores puede sobrevivir solo con los ingresos del diario. Por tanto, la relaci¨®n se basa en la confianza mutua y en la responsabilidad del firmante.
Sin embargo, es responsabilidad de EL PA?S, y no de los colaboradores, profundizar en esa transparencia autoimpuesta. No parece l¨®gico que, mientras la mayor¨ªa de autores publicamos los textos junto a una descripci¨®n ¡°sobre la firma¡± ¡ªas¨ª se llama el apartado donde se expone la trayectoria del autor¡ª, haya colaboradores cuyos textos se difunden sin esa ficha descriptiva e identificadora.
No hay descripci¨®n de la firma de Gago, que escribe en EL PA?S desde 2014, pero tampoco del cr¨ªtico taurino, Antonio Lorca, ni de Manuel Rodr¨ªguez Rivero, columnista en Babelia... La transparencia ser¨ªa m¨¢s clara si la norma se aplicara a todos por igual, pero resulta incluso m¨¢s adecuada para los colaboradores puntuales ¡ªa veces menos conocidos¡ª que para los periodistas de plantilla.
Al hilo de este asunto, no obstante, he encontrado alg¨²n texto en programas de importantes acontecimientos musicales, como un concierto multitudinario de hace a?os en Madrid, firmado por un periodista de plantilla del diario. Se supone que el periodista pidi¨® permiso a sus jefes, un tr¨¢mite no exigido a los colaboradores.
A unos y a otros, en todo caso, les concierne este otro principio ¨¦tico del Libro de Estilo: ¡°Los periodistas deber¨¢n abstenerse de realizar cualquier informaci¨®n o trabajo period¨ªstico que entre en conflicto con sus intereses personales¡±.
A m¨¢s transparencia, menos conflicto. Ojal¨¢ hubiera habitualmente remedios tan sencillos para problemas tan sensibles. Solo falta aplicarlos siempre.
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