Israel y el elefante de la ocupaci¨®n
El Gobierno de coalici¨®n se tambalea tras el empe?o en ignorar la cuesti¨®n que m¨¢s divide a sus ocho partidos
La derrota parlamentaria de la coalici¨®n de ocho partidos que gobierna en Israel en una votaci¨®n clave sobre los asentamientos en Cisjordania demuestra que ignorar y aparcar la ocupaci¨®n de los territorios palestinos agudiza un conflicto que dura ya m¨¢s de medio siglo. Un a?o despu¨¦s de su formaci¨®n, el Gobierno no ha podido prorrogar la vigencia de la legislaci¨®n ¡°provisional¡± que desde 1967 ha extendido los derechos civiles israel¨ªes a los cerca de 450.000 colonos asentados en territorio ocupado palestino, mientras los 2,5 millones de palestinos de Cisjordania se hallan sometidos a la ley marcial de un r¨¦gimen de ocupaci¨®n militar que acaba de cumplir 55 a?os.
El rev¨¦s sufrido por la coalici¨®n que encabeza el ultranacionalista Naftali Bennett culmina una deriva de fractura a lo largo de los dos ¨²ltimos meses. Los derechistas Bennett, Avigdor Lieberman (ministro de Finanzas) y Gideon Saar (Justicia) rechazan de plano la soluci¨®n de los dos Estados, que implica una Palestina independiente; los centristas Yair Lapid (Asuntos Exteriores) y Benny Gantz (Defensa) son ambivalentes y prefieren contemporizar, mientras que los laboristas y la izquierda pacifista de Meretz defienden una soluci¨®n pol¨ªtica al conflicto, pero est¨¢n en minor¨ªa. La piedra angular que ha sostenido hasta ahora tan diversa coalici¨®n ha sido el peque?o partido islamista Raam. Con apenas cuatro esca?os, su respaldo externo al Gabinete estren¨® una v¨ªa de pragmatismo para integrar a la minor¨ªa ¨¢rabe (un 20% de la poblaci¨®n) en un Estado que se declara jud¨ªo. El acuerdo de inversiones p¨²blicas para mejorar sus empobrecidas comunidades a cambio de su apoyo pol¨ªtico puso fin a m¨¢s de dos a?os de bloqueo parlamentario marcados por cuatro elecciones legislativas. Pero la fragilidad de la coalici¨®n ha quedado patente esta primavera. La muerte de medio centenar de palestinos en incidentes con las fuerzas de seguridad en Cisjordania y la decisi¨®n del Supremo israel¨ª de dar luz verde al desplazamiento forzoso de m¨¢s de un millar de beduinos tambi¨¦n han contribuido a fragmentar la heterog¨¦nea alianza en el poder.
El bloqueo de la legislaci¨®n que permite vivir a los colonos como si estuvieran en Israel amenaza ahora la supervivencia de la coalici¨®n, mientras el bloque nacionalista y religioso acaricia el retorno al poder mediante una moci¨®n de censura. La ocupaci¨®n es el elefante que est¨¢ en el centro de la habitaci¨®n del Estado de Israel, pero el llamado Gobierno del cambio ha preferido no afrontar el disenso en un asunto central con el ¨²nico objetivo de salvaguardar su supervivencia. Parad¨®jicamente, y con tal de derribar a Bennett, un hist¨®rico defensor de los intereses de los colonos como Netanyahu tampoco ha vacilado en votar contra la ley que ampara algunas de las acusaciones de organizaciones humanitarias israel¨ªes e internacionales contra el sistema de apartheid legal impuesto a los palestinos.
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