Humillar a Manuel Valls: el nuevo deporte de moda

Como es bien sabido, la empat¨ªa escasea en Twitter. M¨¢s a¨²n si se trata de un pol¨ªtico y ya no digamos si ese pol¨ªtico se llama Manuel Valls. La derrota del controvertido exministro franc¨¦s en la primera vuelta de las legislativas, como candidato del partido de Emmanuel Macron en representaci¨®n de los franceses en Espa?a, Portugal, Andorra y M¨®naco, ha dado lugar a una aut¨¦ntica celebraci¨®n en la red social. Una explosi¨®n de j¨²bilo a golpe de frases asesinas, memes y fotomontajes entre lo gracioso y lo humillante que incluso se ha propagado al otro lado de los Pirineos. Un linchamiento que ni siquiera el hombre que ha hecho de la derrota su sello ha sido capaz de soportar. Valls se despidi¨® el pasado lunes de la plataforma con un escueto ¡°Adi¨®s Twitter¡±.

¡°No hay que re¨ªrse de la desgracia ajena¡±, reza un tuit acompa?ado de una foto del papa Francisco, ¡°pero en el caso de Valls, los franceses pueden hacer una excepci¨®n¡±; ¡°Valls ha conseguido: perder en Francia, perder en el extranjero, perder en Francia en el extranjero¡±, se puede leer en otro post a modo de check list que recibi¨® unos 27.000 likes. Los catalanes, tras su incursi¨®n en la pol¨ªtica espa?ola, con el intento fallido de conquistar la Alcald¨ªa de Barcelona ¨Dnada menos¨D, tampoco han escatimado en comentarios jocosos, como ese tuitero que se ¡°descojona¡± de que Valls haya obtenido m¨¢s votos en Portugal que en Barcelona.

La animadversi¨®n contra el pol¨ªtico viene de lejos. Ambicioso y siempre a contracorriente, sus posiciones sobre la pol¨ªtica de seguridad en los barrios perif¨¦ricos, su visi¨®n muy estricta, por no decir excluyente, de la laicidad, o su liberalismo en materia econ¨®mica, le han valido los calificativos de socialtraidor e incluso de Sarkozy de izquierdas, que pag¨® con una derrota en las primarias socialistas de 2017 frente a Beno?t Hamon. Su turismo electoral y la decisi¨®n de apoyarse en Ciutadans en las municipales de 2019 reforzaron la idea en las filas de la izquierda de que Valls era un traidor y que hab¨ªa sido responsable del descalabro socialista tras el mandato de Fran?ois Hollande. Un resentimiento que se transform¨® en odio visceral tras su participaci¨®n, en febrero de 2019, en la manifestaci¨®n en Madrid contra Pedro S¨¢nchez junto a la derecha y la extrema derecha. Esa misma extrema derecha que, como hijo de exiliado republicano y naturalizado franc¨¦s a los 20 a?os, Valls hab¨ªa combatido desde los inicios de su trayectoria pol¨ªtica.

Las bromas sobre su constancia en el fracaso y esa imagen de loser transfronterizo que lleva tatuado en la piel son casi entendibles y mentir¨ªa si dijera que no me provocaron risa. Su falta de lucidez a la hora de elegir sus combates pol¨ªticos tiene algo de c¨®mico, eso est¨¢ claro. Lo que sorprende, sin embargo, en sinton¨ªa con una campa?a marcada por agresiones contra Marine Le Pen o el exministro Jean-Michel Blanquer, a los que les cay¨® la ira en forma de lanzamiento de huevos o de crema pastelera, es ver la delectaci¨®n con la que medio pa¨ªs goza de esta humillaci¨®n p¨²blica. Desde v¨ªdeos en los que se habla de su ¡°nueva vida¡± mostrando a un travesti buscando clientes en una gasolinera, hasta fotomontajes donde aparece disfrazado en candidata a la elecci¨®n de Miss Ciruela (una fiesta popular de la ciudad de Metz), humillarlo se ha convertido en el nuevo deporte de moda en Twitter. El acoso ha llegado hasta tal punto que entender la esencia de ese odio, al que se sum¨® una buena parte de la izquierda, comenzando por Jean-Luc M¨¦lenchon, l¨ªder de Francia Insumisa, que opt¨® por publicar una foto donde aparecen los diputados de su partido sosteniendo pancartas en las que se puede leer ¡°Hasta nunca¡±, ha dado lugar en los ¨²ltimos d¨ªas a decenas de debates en los medios de comunicaci¨®n.

Iron¨ªas del destino, Valls hab¨ªa inaugurado en 2017 un programa de France Culture de varios cap¨ªtulos dedicado a la derrota en pol¨ªtica. Tras su primer fracaso, el de las primarias socialistas, coment¨® que si bien perder forma parte del recorrido de cualquier pol¨ªtico y es un aprendizaje, ¡°la quemadura de la democracia¡± duele y exige tomar distancia para luego poder regresar. Aunque tambi¨¦n apunt¨®: ¡°Existen derrotas de las que es imposible volver¡±. ?Ser¨¢ est¨¢?