Cuando no es una estafa a lo Ponzi
Parte del criptoverso es una burbuja. Pero no todo
Nos encontramos al final de un mercado alcista de 40 a?os durante el cual las acciones siguieron subiendo, solo interrumpidas por algunas correcciones de corta duraci¨®n, como en 1987, 2000 y 2008. Los mercados volvieron a desplomarse en 2020 por culpa de la pandemia. El desplome de este a?o es el resultado del aumento de la inflaci¨®n y de las expectativas de subida de los tipos de inter¨¦s. En 2020, Cathie Wood, una gestora estrella de fondos de inversi¨®n, apost¨® agresivamente por la renta variable tras el desplome inicial de la pandemia, y ese a?o obtuvo una rentabilidad del 157%. Este a?o, lleva perdido un 50%.
Hemos visto un rendimiento incluso peor de los ETF, fondos cotizados especializados en el sector de las criptomonedas. Hasta hace unos meses, las criptomonedas eran como Internet hace 20 a?os. El auge de las criptomonedas se basaba en esperanzas justificadas de que la tecnolog¨ªa cambiar¨ªa nuestro mundo de forma profunda, pero desgraciadamente hab¨ªa un optimismo injustificado sobre cu¨¢ndo ocurrir¨ªa esto. Y, lo que es m¨¢s importante, refleja una incapacidad generalizada para entender las criptomonedas por lo que son. Es una cuesti¨®n de innovaci¨®n financiera.
La innovaci¨®n financiera resulta sorprendentemente rara. Paul Volcker dijo una vez que el cajero autom¨¢tico era el ¨²nico ejemplo de innovaci¨®n financiera que hab¨ªa conocido en su vida. La mayor parte de lo que se ha vendido como innovaci¨®n financiera no es m¨¢s que otra forma de reempaquetar el cr¨¦dito. ?Recuerdan los derivados crediticios que fueron aclamados como innovaci¨®n financiera en su momento, pero que resultaron ser esquemas financieros a lo Ponzi? Las finanzas est¨¢n repletas de estas cosas. La creaci¨®n de los bancos centrales y, posteriormente, del dinero fiduciario fueron, sin duda, verdaderas innovaciones financieras con un profundo impacto en nuestras vidas. Pero las finanzas en s¨ª no han cambiado mucho desde los tiempos de los prestamistas medievales. Se trata de cr¨¦dito y capital, en diversas combinaciones y envoltorios.
Pero ahora hay una verdadera innovaci¨®n en el horizonte en forma de cripto 2.0 o 3.0. Las stablecoins no lo son. Estas son un derivado financiero que garantiza un valor en d¨®lares de una criptomoneda subyacente. El colapso de la moneda luna probablemente sea solo el primero de varios. Las stablecoins son el equivalente financiero de una construcci¨®n econ¨®mica bien conocida: la de un sistema de tipo de cambio fijo. Y todos sabemos lo que les ocurre a las econom¨ªas con sistemas de tipo de cambio fijo: dependen de las continuas entradas de inversi¨®n extranjera directa. Una vez que se detiene el flujo, se acab¨® el juego. As¨ª es como el bum asi¨¢tico de la d¨¦cada de 1990 se convirti¨® en una crisis financiera. Y esta es la raz¨®n por la que las stablecoins son esquemas Ponzi (los primeros inversores se alimentan de las entradas de capital procedentes de inversores posteriores). Pero las stablecoins no son la esencia de las criptomonedas. Lo interesante de las criptomonedas no es el enriquecimiento r¨¢pido, sino lo que est¨¢ pasando lejos de la atenci¨®n del p¨²blico.
Aqu¨ª van algunos paralelismos con la burbuja de las puntocom de 1999 y 2000. En aquella ¨¦poca, los inversores se dieron cuenta de que Internet se convertir¨ªa en la tecnolog¨ªa dominante de nuestra ¨¦poca, pero se equivocaron en los plazos. Y no eligieron a los ganadores. El iPhone estaba a siete a?os vista. La burbuja de las puntocom fue, en ¨²ltima instancia, una apuesta por los ordenadores de IBM y la blackberry, mezclada con la euforia financiera habitual.
Ahora estamos viendo algo parecido. Al final, result¨® que Cathie Wood no era un genio. Simplemente, tuvo mucho tiempo y suerte. En un mundo con varios miles de millones de personas, siempre habr¨¢ algunos que venzan a las probabilidades durante m¨¢s tiempo que otros.
Como pas¨® en el a?o 2000, los inversores actuales tambi¨¦n andan detr¨¢s de algo. Una vez m¨¢s, no lo est¨¢n entendiendo bien del todo. Deber¨ªan centrarse en las criptofinanzas, no en las criptomonedas. Ambas est¨¢n relacionadas. Cada criptouniverso tiene su propia moneda. El valor a?adido social no proviene de la apreciaci¨®n del valor en d¨®lares de la moneda, sino de sus posibles oportunidades comerciales.
Lo que promete la nueva criptotecnolog¨ªa financiera es el fin de los monopolios de los bancos, los bancos en la sombra y los gestores de activos, que han estado sustrayendo el valor a?adido de la econom¨ªa mundial. Las criptomonedas vienen con la promesa de impulsar al menos una parte del sistema financiero hacia una competencia m¨¢s perfecta. Por eso se le llama tambi¨¦n Defi en ingl¨¦s: un sistema descentralizado de finanzas en el que la infraestructura no es propiedad de nadie, y en el que prestatarios y prestamistas, inversores y emisores de valores, interact¨²an directamente sin intermediarios. All¨¢ por 2000, Amazon era una peque?a librer¨ªa en Internet. Acab¨® revolucionando todo el sector minorista. Como modelo de negocio, las criptofinanzas entran en la categor¨ªa de disruptores como Amazon. El valor econ¨®mico consiste en el abaratamiento de los costes de transacci¨®n, la rapidez y la eliminaci¨®n de las fricciones. Pero, ojo, esto no va a ocurrir ma?ana.
El futuro del dinero fiduciario y el papel de las criptomonedas en ese futuro es otra gran historia, una muy grande. Pero esa historia queda lejos a¨²n. Mi pron¨®stico es que el dinero fiduciario est¨¢ condenado a muy largo plazo, y que las criptomonedas desempe?ar¨¢n un papel en su desaparici¨®n. Mientras tanto, la verdadera historia de la inversi¨®n detr¨¢s de las criptomonedas son las finanzas, no el dinero. Lo que los inversores deben hacer es evitar las blackberries del mundo de las criptomonedas y dejar que los Ponzi, los Wood y los fan¨¢ticos de las criptomonedas se dediquen a lo suyo.
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