Guerra en Ucrania: intento no perder la esperanza
Es deseable que la paz llegue lo antes posible, porque el conflicto no solo est¨¢ provocando desastres irreparables en Ucrania, sino empeorando las condiciones de vida en todo el mundo
La guerra est¨¢ intensificando la dictadura de Putin. Quiz¨¢ acabe por haber un golpe de Estado para derrocarlo, aunque parece dif¨ªcil, visto el estricto control de la polic¨ªa secreta. Putin asume al mismo tiempo la herencia zarista y la estalinista sin ser ni un zar ni un Stalin. Exalta el culto a la Gran y Santa Rusia zarista y utiliza los m¨¦todos de la polic¨ªa secreta estalinista. No fomenta el culto a su personalidad, pero a veces le encanta presumir de su virilidad. Se ha ido volviendo gradualmente m¨¢s autoritario y represivo. Sufri¨® con la desintegraci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y es consciente de que no podr¨ªa resucitarla, aunque haya declarado que ¡°quien no a?ora la URSS no tiene coraz¨®n, quien desea restaurarla no tiene cabeza¡±. Ha expresado la voluntad de recomponer al menos el n¨²cleo eslavo y no perder de vista el C¨¢ucaso.
Adem¨¢s, la realidad ucrania se ha impuesto, pese a que Putin pensaba que no eran m¨¢s que un pu?ado de peque?os rusos (el nombre tradicional ruso que se daba a los ucranios) y rusos. Para ¨¦l, Ucrania no era una entidad nacional. No ten¨ªa ni idea de que la agresi¨®n rusa iba a completar y consolidar esa unidad.
Sin embargo, Ucrania es un pa¨ªs complejo. Incluso dejando aparte Donb¨¢s, hay una minor¨ªa rusohablante (cuyo volumen es imposible saber) dividida entre la hostilidad a una Rusia dictatorial y devastadora y la adhesi¨®n total a la Madre Patria. Florence Aubenas ha escrito en Le Monde sobre una peque?a manifestaci¨®n prorrusa que tuvo lugar el 9 de mayo en Kiev. Tambi¨¦n est¨¢ la ambig¨¹edad de un culto con estatuas a Stepan Bandera, el l¨ªder de la independencia ucrania, primero inmigrante y luego colaborador de los nazis y c¨®mplice de sus cr¨ªmenes durante la ocupaci¨®n de Ucrania por la Wehrmacht. El legado nazi del banderismo es minoritario, sin duda, pero fueron los fascistas ucranios los que estuvieron en primera l¨ªnea en la guerra contra los separatistas de Donb¨¢s y quienes cometieron abusos all¨ª. El regimiento Azov se cre¨® bajo un mando fascista y se integr¨® en la Guardia Ucrania durante aquella guerra. Por supuesto, Ucrania se ha democratizado a medida que se ha urbanizado y ha adoptado patrones de consumo occidentalizados gracias a su auge econ¨®mico. El viejo antijuda¨ªsmo popular de la Ucrania rural ha ido desapareciendo, y hoy es jud¨ªo el presidente democr¨¢ticamente elegido. Todas estas contradicciones se han limado con la guerra.
?Es posible un acuerdo?
Para que haya paz con una rendici¨®n como las de Francia en 1871 y 1940, es necesario que los vencidos sufran una derrota absoluta. De no ser as¨ª, la paz consiste en una serie de concesiones y acuerdos que dependen de la correlaci¨®n de fuerzas y las sutilezas de la diplomacia.
En la actualidad, la correlaci¨®n de fuerzas est¨¢ m¨¢s o menos equilibrada, con las dificultades de Rusia para ocupar todo Donb¨¢s, e incluso una posible ocupaci¨®n cambiar¨ªa el equilibrio de poder pero no significar¨ªa la derrota de Ucrania. Tambi¨¦n podr¨ªa producirse una ofensiva ucrania que hiciera retroceder a los ej¨¦rcitos rusos hasta la frontera, pero Rusia seguir¨ªa siendo una enorme y amenazadora potencia militar.
Por tanto, un compromiso pac¨ªfico es posible, a pesar de las acusaciones rec¨ªprocas y los odios exacerbados que lo ponen tan dif¨ªcil.
El compromiso implica la independencia de Ucrania, que es fundamental, pero independencia no significa forzosamente integridad territorial. Aqu¨ª interviene el problema de Donb¨¢s, una regi¨®n industrial equipada y habitada en gran parte por rusos durante la ¨¦poca de la URSS y que hoy sigue siendo rus¨®fila y rusohablante. Desde luego, hay muchos rusohablantes que se han vuelto en contra de la dictadura de Putin y la brutalidad de la invasi¨®n rusa, pero muchos otros participan desde 2014 en la guerra contra el ej¨¦rcito ucranio. Es dif¨ªcil que esta regi¨®n vuelva a formar parte as¨ª como as¨ª de la Ucrania actual, que se ha vuelto visceralmente antirrusa. De hacerlo, los prorrusos sufrir¨ªan una dura represi¨®n y no dejar¨ªan de rebelarse. Es dif¨ªcil que se integre en una Ucrania federal. Ser¨ªa deseable un refer¨¦ndum para decidir si quieren ser una rep¨²blica ¡°independiente¡± o incorporarse a Rusia ¡ªcosa que solo podr¨ªa hacerse a cambio de que se garantizase la independencia de Ucrania mediante un acuerdo internacional del que formara parte la OTAN¡ª, con una neutralidad siguiendo el modelo austriaco o la integraci¨®n en la Uni¨®n Europea. Y creo que ser¨ªa importante pensar en una futura inclusi¨®n de Rusia en la Uni¨®n Europea como consecuencia positiva de la relaci¨®n entre Rusia y Occidente.
Dada la importancia econ¨®mica y estrat¨¦gica de Donb¨¢s para Ucrania, habr¨ªa que instaurar un dominio compartido ruso-ucranio para compartir sus riquezas.
Ser¨¢ necesario abordar la situaci¨®n del litoral del mar de Azov. Para compensar el control ruso, se podr¨ªa dar a Mariupol y Odesa el estatuto de puerto franco, como se hizo en su d¨ªa con T¨¢nger.
Asimismo, ser¨ªa deseable que desde el mismo momento del armisticio se prevea la posibilidad de exportar trigo ucranio y trigo ruso a los pa¨ªses que se est¨¢n quedando sin ¨¦l.
El importe de las reparaciones y la reconstrucci¨®n de Ucrania tendr¨¢ que correr a cargo no solo de Rusia sino tambi¨¦n de Occidente, que, con su contribuci¨®n a la guerra, tambi¨¦n ha colaborado objetivamente en la destrucci¨®n.
Hay que calmar y combatir la histeria antirrusa presente en Ucrania, pero tambi¨¦n en Occidente, de la misma manera que se combati¨® la histeria antialemana que confund¨ªa a Alemania con el nazismo. Es vergonzoso que se proh¨ªba actuar a los artistas, bailarines, directores y deportistas rusos y es un acierto que, a pesar de la petici¨®n de los cineastas ucranios, no se excluyera a los cineastas rusos del festival de Cannes.
Es deseable que la paz llegue lo antes posible, porque la guerra no solo est¨¢ provocando desastres humanos irreparables en Ucrania, sino empeorando las condiciones de vida en todo el mundo y aumentando el peligro de hambruna en muchos pa¨ªses. La guerra no deja ver todos los problemas vitales que debemos afrontar: la degradaci¨®n ecol¨®gica del planeta, el calentamiento global, el desenfreno del beneficio, que impulsa la crisis ecol¨®gica y la crisis generalizada de las democracias en el mundo, agravada por una pandemia a¨²n sin contener y que puede volver a descontrolarse.
Intento no perder la esperanza, no ya por m¨ª, sino por el bien de las nuevas generaciones y nuestros descendientes.
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