Droga

Esta ma?ana he comprado cannabis en la farmacia. ?Me encanta c¨®mo suena esa frase! Cannabis sativa, es decir, aceite de semillas de c¨¢?amo 100% puro, en c¨®modas c¨¢psulas manufacturadas por una marca conocida. La sustancia ayer prohibida y perseguida, hoy a¨²n ilegal en algunos de sus avatares, adquirida de la forma m¨¢s sencilla, como una aspirina o un omeprazol. Para uso terap¨¦utico solamente, claro est¨¢: nada de buscar divertirse, eso es pecado o sea malo para la salud, que es la forma de decir pecado en jerga contempor¨¢nea. Despu¨¦s de haberla fumado tanto por vicio (sin resultados demasiado grandiosos, la verdad, a m¨ª lo que me va es el whisky) ahora llega la yerba legal para curarme algo. ?Qu¨¦? Pues la verdad a¨²n no lo he pensado. Una amiga que me cura de casi todo con solo tocarme me recomend¨® el jugo de cannabis para aliviar mis dolores artr¨®sicos. No dudo de su eficacia para este menester sanador, pero lo cierto es que he comprado mi bote de c¨¢psulas sin objetivo espec¨ªfico. Por darme el gustazo, nada m¨¢s, como un brindis a los viejos tiempos clandestinos...

Por cierto que todo lo que injerimos (sea un copazo de algo fuerte, el humo que fumamos entre protestas inquisitoriales, la fabada asturiana o la raci¨®n de patatas bravas, el jugo indecente de cuyo origen no debo hablar, etc.) pretende curarnos de algo. El hambre, la sed, el agobio de lo finito, los dolores existenciales o la simple jaqueca... ?Acaso alguien puede decir de qu¨¦ es l¨ªcito sanarse y de que no?. Quien bien nos quiere aconseja, pero nunca proh¨ªbe. Los que solo disfrutan manipulando nos lo proh¨ªben todo por nuestro bien, incluso por nuestra dignidad, los m¨¢s hip¨®critas. Yo tomar¨¦ c¨¢psulas de cannabis para curarme del puritanismo.