La JEP: por la verdad a la paz
Si el ciclo de la violencia pol¨ªtica ha terminado, el actual deber¨ªa ser un gran siglo para Colombia. Y el informe final de la Comisi¨®n de la Verdad el primero de sus anales
La proclamaci¨®n de Gustavo Petro como nuevo presidente de Colombia disip¨® el estruendo polarizador de la campa?a electoral. Coincidiendo providencialmente con esa especie de tregua se llevaron a cabo en Bogot¨¢ las jornadas de la primera audiencia p¨²blica de reconocimiento del ¨²ltimo secretariado de las antiguas Farc por los secuestros perpetrados durante el conflicto armado.
Las sesiones, que fueron televisadas, se prolongaron durante horas y pocas cosas, pienso yo, podr¨ªan ser tan oportunas como esta audiencia en particular y el anuncio de que esta misma semana la Comisi¨®n de la Verdad, organismo nacido con el Acuerdo de Paz, presentar¨¢ al mundo su informe final.
Ya en marzo pasado tuvo lugar en Oca?a la audiencia atinente a ¡°los llamados falsos positivos¡±, los miles de asesinatos presentados ileg¨ªtimamente por las fuerzas del Estado como bajas de las Farc ocurridas en combate. En esa ocasi¨®n los ¡°comparecientes¡± ¡ªcomo el lenguaje de la justicia de paz llama a los imputados¡ª fueron once militares.
A decir verdad, la audiencia de Oca?a dej¨® en muchos la sensaci¨®n de algo incompleto y fallido. Las v¨ªctimas, centrales a este proceso, no ocultaron su profunda frustraci¨®n, pues entre los imputados no se hallaban quienes presuntamente dieron las ¨®rdenes. Las cr¨ªticas se?alaron verdades a medias y pactos de silencio presuntamente concertados entre los altos mandos militares y el Gobierno.
En la audiencia de Bogot¨¢ los imputados fueron siete excomandantes de la guerrilla, los jefes del ¨²ltimo secretariado de las Farc. Ver a las v¨ªctimas encarar a los exguerrilleros (y a los militares) con sus cr¨ªmenes resulta estremecedor por su crudeza y uno se pregunta si en verdad podr¨¢ alcanzarse alg¨²n d¨ªa la reconciliaci¨®n y la convivencia.
Una v¨ªctima, el sargento de polic¨ªa C¨¦sar Augusto Lasso, estuvo cautivo de la guerrilla durante m¨¢s de 13 a?os, luego de sobrevivir a un combate de tres d¨ªas durante los cuales una peque?a y remota guarnici¨®n de polic¨ªa resisti¨® el ataque de una fuerza treinta veces superior en n¨²mero. Tras rendirse la estaci¨®n, Lasso fue secuestrado junto con otras 60 personas. Llev¨® a la audiencia las mismas cadenas con que fue aherrojado durante casi todo su cautiverio.
En su vindicta ante los impert¨¦rritos excomandantes, Lasso afirm¨® haber perdonado y que conf¨ªa en que estos cr¨ªmenes no se repitan nunca m¨¢s. Sin embargo, su semblante y su voz lo mostraron como un hombre herido para siempre en su dignidad. No olvidar¨¢ tampoco, dijo, la indiferencia y el silencio que cay¨® sobre ¨¦l y otros cautivos.
En una sesi¨®n anterior de la misma audiencia, Sigifredo L¨®pez, sobreviviente de otro secuestro colectivo, habl¨® de un tab¨²: la reparaci¨®n econ¨®mica a la v¨ªctimas, algo que, seg¨²n ¨¦l, no fue contemplado en los acuerdos de La Habana. Se refiri¨® directamente al dinero obtenido delictivamente por las Farc.
L¨®pez cay¨® en poder de las Farc en abril de 2002, cuando ¨¦stas asaltaron la Asamblea Departamental del Valle del Cauca, en Cali. L¨®pez y otros once diputados fueron plagiados y llevados a las monta?as. Su secuestro buscaba forzar un canje de secuestrados por guerrilleros presos.
La masacre de estos once congresistas, ejecutados tras cinco a?os de cautiverio, en medio de un enfrentamiento nunca aclarado del todo con otro grupo armado, gener¨® tal repudio general que forz¨® a las Farc a emitir indignantes comunicados que terminaron de cubrirlas de ignominia.
Que estos cr¨ªmenes puedan hoy ser abordados y juzgados en conjunto, conformando lo que se ha llamado ¡°macrocasos¡±, es solo una de las innovaciones que trae consigo la Jurisdicci¨®n Especial.
La Justicia Especial de Paz ha sido siempre atacada como si se tratase de una tapadera de lenidad para con los antiguos jefes de las Farc. He visto en el canal youtube de la JEP una larga y muy ilustrativa entrevista a la magistrada relatora de esta audiencia p¨²blica, Julieta Lemaitre.
La entrevista, hecha durante el confinamiento a que oblig¨® la pandemia, me dej¨® abismado ante la compleja y a la vez sensat¨ªsima arquitectura jur¨ªdica que sustenta esta jurisdicci¨®n. La experiencia de Lemaitre como profesora de posgrado, sus saberes y su talento expositor, la flagrante humanidad del tema y, sin duda, la necesidad de alcanzar al fin una paz duradera que hoy se respira, logran que el tiempo pase volando.
El video, de amable calidad homemade, debe verse con el l¨¢piz en la mano para tomar algunas notas porque es mucha y buena la filosof¨ªa moral que los arquitectos de la JEP invocan y porque son cr¨ªmenes de guerra y de lesa humanidad lo que se juzga.
Si es cierto, como afirma Hernando G¨®mez Buend¨ªa en su libro Entre la independencia y la pandemia: Colombia, 1810-2020 (Raz¨®n P¨²blica, 2022), que el ciclo de la violencia pol¨ªtica ha terminado, el actual deber¨ªa ser un gran siglo para Colombia. Y el informe final de la Comisi¨®n de la Verdad el primero de sus anales.
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