Turbulencias europeas
La ca¨ªda de Draghi, la salida de Johnson y las dificultades internas de Macron y Scholz generan inestabilidad en tiempos de grandes desaf¨ªos
Europa occidental afronta importantes cambios pol¨ªticos. El colapso del Gobierno de Mario Draghi en Italia y la veros¨ªmil perspectiva de que las urnas alumbren en el pa¨ªs transalpino un nuevo Ejecutivo liderado por la ultraderecha constituyen el episodio m¨¢s extremo de esta inquietante fase, pero no es el ¨²nico. En el Reino Unido, el Partido Conservador desarrolla un proceso de primarias para elegir al sucesor del defenestrado Boris Johnson que definir¨¢ el alma de la formaci¨®n tras a?os de entrega a impulsos de corte populista. En Francia, Emmanuel Macron ha empezado un nuevo ciclo pol¨ªtico marcado por la p¨¦rdida de la mayor¨ªa absoluta en el Parlamento. En este caso tambi¨¦n se registra un considerable auge del populismo de ultraderecha. Son episodios de distinta naturaleza, pero que muestran la dificultad de gobernar en una ¨¦poca de extraordinarias dificultades y el peligro que el populismo, en sus distintas formas, entra?a para las democracias.
Junto a Londres y Roma en situaci¨®n de interinidad, y Par¨ªs en la compleja b¨²squeda de mayor¨ªas parlamentarias, completa el cuadro de los cuatro principales pa¨ªses de la regi¨®n la Alemania de Olaf Scholz, quien al frente de una coalici¨®n tripartita de Gobierno ha respondido hasta ahora con cierta cohesi¨®n a las duras pruebas de la guerra en Ucrania, pero que tiene rasgos heterog¨¦neos que pueden ser un obst¨¢culo para una gesti¨®n ¨¢gil y eficaz en tiempos como estos. El laboriosamente negociado pacto de Gobierno sellado por las tres fuerzas no sirve pr¨¢cticamente de nada en las actuales circunstancias y ante cada nuevo paso imprevisto.
El panorama en el seno de la UE tambi¨¦n muestra algunas turbulencias. Las discrepancias de varios pa¨ªses del sur ¡ªcon Espa?a a la cabeza¡ª ante los planes de la Comisi¨®n para afrontar la crisis del suministro del gas se?alan grietas que, si bien no cuestionan el principio de solidaridad, cuando menos evidencian las dificultades en la aplicaci¨®n de medidas en tiempos de sufrimiento. Las tendencias de los gobiernos a proteger los intereses nacionales y a evitar pol¨ªticas comunes que erosionen sus bases electorales ser¨¢n m¨¢s intensas cuando la crisis se agrave. Y lo que ahora son tensiones contenidas podr¨ªan convertirse en aut¨¦nticos dramas pol¨ªticos si una ultraderecha que simpatiza con el Kremlin alcanza el poder en Roma.
Tras una reacci¨®n inicial lamentable al empezar la pandemia, la UE ha mantenido una importante cohesi¨®n en los ¨²ltimos dos a?os. La gesti¨®n conjunta de las vacunas y la mancomunaci¨®n de la deuda para financiar el plan de ayuda han sido pasos decisivos en la buena direcci¨®n, y la respuesta a la guerra ha sido hasta ahora unitaria y razonablemente eficaz, con seis rondas de sanciones a Rusia y, estos d¨ªas, con la creaci¨®n del programa del BCE para afrontar posibles problemas en las primas de riesgo. Es la hora, m¨¢s que nunca, de abandonar nacionalismos o partidismos miopes y ego¨ªstas. El sentido de la responsabilidad deber¨ªa estar a la altura del riesgo que afrontamos, que es existencial.
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