La llegada de los ¡®wogs¡¯
?Tendremos alg¨²n d¨ªa una sudanesa, nacida en un bote cerca de Gran Canaria, de vicepresidenta, o un ¡®mena¡¯ marroqu¨ª, experto en la materia, al frente del asunto interior de la emigraci¨®n?

No recuerdo si aquel invierno fue fr¨ªo; calenturiento en rumores s¨ª, y eso que por entonces a¨²n no hab¨ªan creado los dos juanes amigos, Benet y Garc¨ªa Hortelano, la que ellos mismos llamar¨ªan R¨²mor S. L., agencia limitada de difusi¨®n de bulos en broma y tomaduras de pelo en general. La rumorolog¨ªa pol¨ªtica, que, naturalmente, no es otro de los (supuestos) males tra¨ªdos por la Transici¨®n, se puso al rojo vivo en Espa?a desde que a finales de octubre de 1982 el PSOE ganase las elecciones generales con mayor¨ªa absoluta, lo que le permit¨ªa formar un equipo ministerial socialista casi 50 a?os despu¨¦s de las ¨²ltimas gobernanzas de la izquierda. Tampoco guardo memoria de lo que hicimos para celebrar el 2 de diciembre de aquel a?o 1982, d¨ªa de la foto del nuevo Gabinete de Felipe Gonz¨¢lez. Lo que, sin embargo, nunca he olvidado es el inter¨¦s e inquietud previa por saber qui¨¦n iba a estar al frente de Cultura: las habladur¨ªas, las apuestas, las adivinanzas y hasta los juegos de azar no dejaban de cruzarse (por una curiosidad creo que comprensible) en el mundillo profesional y vital en el que yo y mis pr¨®jimos nos mov¨ªamos, el de los escritores, artistas, editoras, cineastas, agentes y dem¨¢s practicantes de la far¨¢ndula y las bellas artes.
La lista de nombres barajados no era corta, pero el ministro de Cultura in pectore, o al menos en el pecho de los letraheridos, era un militante socialista de pasado m¨¢s radical dentro de la oposici¨®n al franquismo, con un ¨¢rbol de la ciencia cultural frondoso y de gran solvencia intelectual. Hombre de la edici¨®n, de la cr¨ªtica literaria, del ensayismo y hasta de la gauche divine en su faceta menos descarriada, hab¨ªa ya desempe?ado con acierto funciones como portavoz de Cultura dentro del PS0E, pero era tambi¨¦n un hombre sabidamente homosexual y nada proclive a disimular ese car¨¢cter o personalidad. El 2 de diciembre de 1982 las predicciones sotto voce hab¨ªan fallado, y el primer ministro de Cultura del renovado PSOE de Felipe Gonz¨¢lez y Alfonso Guerra fue Javier Solana, quien, pese a ser f¨ªsico de carrera, entr¨® en su despacho con muy buena qu¨ªmica y fue, me atrevo a afirmar, el ministro del ramo m¨¢s eficaz que hemos tenido en los 40 a?os transcurridos.
As¨ª que nos fijaremos en dos detalles muy relevantes de esa foto inaugural del califato Gonz¨¢lez, su masculinidad rampante y la ausencia en la peque?a escalinata del Palacio de la Moncloa del tapado que no lleg¨® a ministro por ser gay, Salvador Clotas, todav¨ªa hoy indomable y batallador pero en los ¨²ltimos tiempos algo distante del PSOE gubernamental. El otro rasgo som¨¢tico de la citada foto llama mucho la atenci¨®n en este momento de la Historia: sus 17 magn¨ªficos (y m¨¢s de uno lo fue en el desempe?o de su cartera) todos varones, aunque solo cuatro con barba y bigote de ¨¦poca.
No voy a detenerme en la obviedad de los cambios operados en nuestro pa¨ªs; cambios de situaci¨®n, de fisonom¨ªas, de roles, de una cierta visibilidad de lo antes prohibido o escondido, del fin de los desequilibrios de g¨¦nero y del arranque de unas libertades largo tiempo vedadas. Solo los amargados, es decir, los expropiados de sus oligarqu¨ªas rurales, laborales, patriarcales, a?oran la situaci¨®n anterior a la revoluci¨®n de costumbres y al desaf¨ªo a los cotos de poder. Lo cual no quiere decir que todas las mujeres hayan dejado de ser en seg¨²n qu¨¦ sitios y qu¨¦ trabajos ciudadanas de segunda clase, ni tampoco que el color de la piel, la denominaci¨®n de origen ¨¦tnico o las identidades sexuales disidentes escapen al oprobio, al desprecio, a la agresi¨®n, a la muerte. En esa acometida a los sacrosantos reductos de la virilidad m¨¢s rancia se advierten novedades, fundamentales algunas y tan solo vistosas otras: las bomberas, las tanquistas de la ¨²ltima guerra, las presidentas de multinacionales y los maridos que esperan en un pasillo la salida de sus se?oras esposas reunidas en una reuni¨®n del m¨¢s alto nivel, las formidables directoras de un cine macho como es el western, y ¨²ltimamente, me dicen los que saben de estas cosas, el f¨²tbol femenino, con liga propia y tifosi menos enardecidos. Esos cambios y esas metamorfosis a¨²n molestan a muchos, impacientando a otras. Quienes est¨¢n molestos piensan que se ha llegado demasiado lejos en lo igualitario y lo autodeterminado, mientras que muchos otros y otras, en las ant¨ªpodas, se sienten limosneros de lo superficial y olvidados por lo trascendental. No pocas de las cuestiones pol¨¦micas tienen que ver con el sexo, y en eso tampoco nuestro mundo es distinto al antiguo.
Por ejemplo, el rechazo que a¨²n genera la opci¨®n de abortar o de cambiar de sexo, como si esas decisiones, por lo general muy arduas y nada fr¨ªvolas, fueran imposiciones a la ciudadan¨ªa y no sacrificios o voluntades propias en las que ning¨²n obispo, ninguna asociaci¨®n provida, ning¨²n partido pol¨ªtico, deber¨ªan interferirse, dictaminando ellos lo que otros seres, sin causar da?o a nadie, llevan a cabo dentro de s¨ª mismos.
Lo peor de esta discrepancia que se convierte en injerencia no es su ideolog¨ªa, que podr¨ªa conciliarse con el di¨¢logo, sino su ego¨ªsmo. Su supremac¨ªa. Mayor¨ªas que quieren legislar sobre las minor¨ªas sacando provecho de ellas y prohibiendo lo que es un fuero humano o un derecho particular que ha costado mucho conquistar en tanto que posibilidad. En suma: atemorizar, hacer pagar la culpa de ser de otro color, de venir de otra tierra, de amar de otro modo.
Viviendo yo en Inglaterra hace a?os, en vida a¨²n de Nuestro Se?or Francisco Franco, me llam¨® la atenci¨®n una rara palabra que o¨ª cuando ya me cre¨ªa poseedor de un vocabulario suficiente para leer la prensa local y las novelas de Ernest Hemingway, insultar con tacos genuinos y ligar sin meter el remo. La palabra rara la hab¨ªa pronunciado delante de m¨ª, en un pub, un se?or maduro de impecable acento y n¨ªtida vocalizaci¨®n: ¡°wog¡±, y vi que dos clientes m¨¢s j¨®venes volv¨ªan el rostro al o¨ªrla y se iban, con sus reci¨¦n servidas pintas de cerveza, al otro extremo del local. ?Ser¨ªan wogs?
La ca¨ªda de Boris Johnson es una de esas noticias que pueden aliviar un d¨ªa t¨®rrido si uno sigue con especial atenci¨®n, como es mi caso, la actualidad de un pa¨ªs que me vio renacer. Media semana despu¨¦s de su ca¨ªda apareci¨® Johnson primero en el informativo, coronado del pelo rubio revuelto y vigoroso que yo, no s¨¦ por qu¨¦, llamo imperial. El reportaje se centraba en los candidatos en liza para sucederle al frente del partido y el Gobierno conservador; de los seis parlamentarios mejor colocados en las casas de apuesta a las que tan aficionados son los brit¨¢nicos, cuatro, si ciertas cosas no hubieran cambiado dr¨¢sticamente en Gran Breta?a, podr¨ªan haber sido insultados, ellos o sus padres indios o africanos, en aquel pub de mi juventud del que yo sal¨ª a buscar el significado del t¨¦rmino desconocido, que el diccionario Oxford conciso defin¨ªa como ¡°derogatorio, coloquial¡±, dando dos acepciones de wog, ¡°nativo del Oriente Pr¨®ximo; extranjero¡±.
Eliminados Nadhim Zahawi, un exrefugiado iraqu¨ª que lleg¨® al Reino Unido con diez a?os y sin saber ingl¨¦s, y otra favorita de los tories, Kemi Badenoch, de origen y educaci¨®n nigerianos, quedan ahora enfrentados como rivales a lo largo del mes de agosto una exministra de Exteriores, Liz Truss, y el saliente ministro de Econom¨ªa, Rishi Sunak, de familia hind¨² por los cuatro costados; parece que Sunak lleva las de ganar, pero de estos vaticinios no siempre hay que fiarse. Y si no que se lo digan a Salvador Clotas.
?Tendremos alg¨²n d¨ªa nosotros una sudanesa, nacida en un bote cerca de Gran Canaria, de vicepresidenta, o un mena marroqu¨ª, experto en la materia, al frente del asunto interior de la emigraci¨®n?
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