?Qui¨¦nes son los favoritos para suceder a Boris Johnson?
El proceso, cuyo calendario se concretar¨¢ la pr¨®xima semana, prev¨¦ unas rondas eliminatorias en las que votan los diputados conservadores y una ¨²ltima fase en la que interviene la militancia
La carrera por la sucesi¨®n en el Partido Conservador brit¨¢nico ha arrancado formalmente, con el cad¨¢ver pol¨ªtico de Boris Johnson todav¨ªa en el n¨²mero 10 de Downing Street como funesto recordatorio para aquellos tentados por el c¨¢liz del poder. El regicidio tiende a ocupar el ep¨ªlogo en las biograf¨ªas de los mandatarios tories, pero el hechizo que desprende la residencia oficial contin¨²a ejerciendo su influjo en una mir¨ªada de candidatos que se preparan para una batalla cainita que, en ¨²ltima instancia, decidir¨¢ la militancia conservadora.
La pr¨®xima semana el denominado Comit¨¦ 1922 (que re¨²ne a todos los diputados conservadores que no forman parte del Gabinete) concretar¨¢ tanto el calendario, como los detalles de la contienda, pero el objetivo es que el pr¨®ximo l¨ªder resulte elegido a principios de septiembre. La primera fase de la elecci¨®n no tiene reglas fijas: estas son preparadas por el Comit¨¦ 1922 y se presentan antes de la votaci¨®n. A priori, los aspirantes deben recabar el apoyo de al menos ocho diputados y se someter¨¢n a sucesivas rondas eliminatorias en el grupo parlamentario, de las que finalmente quedar¨¢n dos. De este d¨²o, los entre 100.000 y 200.000 miembros del Partido Conservador (nunca se ha confirmado la cifra real) elegir¨¢n al primer ministro de un pa¨ªs de casi 68 millones de habitantes.
La ¨²nica exigencia para ser l¨ªder del Partido Conservador es ser diputado de la C¨¢mara de los Comunes y miembro del partido desde tres meses antes de la elecci¨®n. El partido tiene 358 parlamentarios en activo y puede ser cualquiera de ellos, excepto Boris Johnson: las reglas del Partido excluyen expl¨ªcitamente a un l¨ªder que dimite de la votaci¨®n. La primera criba servir¨¢ no solo para testar la temperatura interna, sino para eliminar la paja. En la votaci¨®n inicial hay que llegar al 5% de apoyos (18 diputados); en la segunda, al 10%, y en las siguientes ser¨¢ eliminado el candidato menos votado. En 2019 hubo cinco rondas de votaci¨®n; en 2016, solo hubo dos.
Los primeros que han confirmado sus ambiciones se dan ya por descartados, como la fiscal general, Suella Braveman; o el correoso diputado Steve Baker, azote de los tres primeros ministros conservadores del siglo XXI (David Cameron, Theresa May y Boris Johnson). Tampoco se puede descartar un mirlo blanco, desconocido para el gran p¨²blico, como ocurri¨® en 2005 con David Cameron. En el caso actual, Tom Tugendhat, representante de los moderados agrupados bajo el paraguas One Nation (un grupo que re¨²ne a medio centenar de parlamentarios), posee las credenciales y este jueves tambi¨¦n ha anunciado a ¨²ltima hora su intenci¨®n de ser candidato, pero la pugna estar¨¢ dominada por miembros del Ejecutivo, actuales o pasados.
Su problema es su asociaci¨®n con un l¨ªder tan t¨®xico que ni sus propias filas quieren que permanezca en Downing Street hasta que se resuelva el proceso, un inconveniente especialmente complicado para quienes permanecieron hasta el final. Hay ya una narrativa en circulaci¨®n para justificarlo: la responsabilidad de mantener en funcionamiento el Gobierno como carta de presentaci¨®n, con toda probabilidad, uno de los flancos que marcar¨¢n el combate.
La demoscopia pone dos nombres en cabeza: el ministro de Defensa, Ben Wallace, un pol¨ªtico sobrio que ha sabido aprovechar su momento con el conflicto de Ucrania; y el ministro de Finanzas hasta el martes, Rishi Sunak, el ni?o bonito de la derecha brit¨¢nica que sonaba como sucesor asegurado hasta que errores evitables, como los arreglos fiscales de su mujer, y el inapelable desgaste del coste de la vida lo hicieron caer en desgracia.
Wallace es el favorito de la militancia, seg¨²n la p¨¢gina web ConservativeHome, un baremo imprescindible para conocer las sensaciones del Partido Conservador; mientras Sunak, recientemente considerado tocado y casi hundido, es el ¨²nico de los siete conservadores planteados que vencer¨ªa al l¨ªder laborista, Keir Starmer, en un sondeo realizado en las ¨²ltimas horas.
Los dem¨¢s aspirantes son una miscel¨¢nea de sospechosos habituales y promesas recientes. En la lista se da por seguro a Sajid Javid, hasta el martes titular de Sanidad y hasta febrero de 2020 ministro de Finanzas, un cargo del que hab¨ªa dimitido ya por la injerencia de Johnson en su gabinete. Sus dos renuncias han reforzado sus credenciales de honestidad, un rasgo beneficioso en contraposici¨®n con la laxitud de Johnson; y a Liz Truss, responsable de Exteriores desde septiembre y hasta hace poco favorita de la militancia, debido a su liberalismo extremo y el desd¨¦n por el intervencionismo estatal.
Entre las figuras que han sobresalido en los ¨²ltimos tiempos est¨¢ el ministro de Finanzas desde el martes, Nadhim Zahawi, cuya carta pidi¨¦ndole a Johnson que abandonase constituy¨® una de las palancas que sentenci¨® el futuro del premier. Llegado al Reino Unido como refugiado iraqu¨ª con 10 a?os, sin hablar ingl¨¦s, representa la historia de superaci¨®n que siempre ayuda en pol¨ªtica, y su gesti¨®n del programa de vacunaci¨®n durante la pandemia le ha dado un halo de competencia muy necesario tras la ca¨®tica gesti¨®n de su jefe.
Tambi¨¦n se prev¨¦ que concurra Penny Mordaunt, cuya m¨¢xima responsabilidad pol¨ªtica hab¨ªa sido ser la primera mujer al frente de Defensa (lo hizo en 2019). Y no hay sucesi¨®n entre los conservadores que no incluya en las quinielas al veterano Michael Gove, el incombustible ministro de casi todo que ha quedado, en esta crisis, como el ¨²nico al que Johnson se atrevi¨® a despedir durante la cascada de dimisiones que acabar¨ªan desencadenando su tr¨¢gico final.
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