Poderes nada ocultos
Mejor que apelar a unas autoridades escondidas, ser¨ªa m¨¢s provechoso fortalecer las instituciones, la ¨¦tica p¨²blica y la transparencia de las relaciones entre la esfera econ¨®mica y la pol¨ªtica
El presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, ha sorprendido a propios y extra?os, afirmando que hay poderes ocultos que conspiran contra su permanencia en La Moncloa. Se supone que a trav¨¦s de esta frase pretende movilizar a parte de su electorado y denunciar sutilmente las presiones y dificultades que sufre cualquier Gobierno democr¨¢tico para desarrollar una serie de pol¨ªticas p¨²blicas donde, por definici¨®n, es pr¨¢cticamente imposible que no haya ganadores y perdedores. De acuerdo con la visi¨®n de S¨¢nchez, los perdedores de sus pol¨ªticas, los ¡°poderosos¡±, se han aliado para, a trav¨¦s de una serie de maniobras en la oscuridad, hacer caer su Gobierno o desgastarlo tanto que no tenga opciones de volver a revalidar la mayor¨ªa en las urnas.
No es una situaci¨®n nueva. En los a?os noventa, como posteriormente admitieron algunos de los protagonistas de aquel ejercicio, se orquest¨® una campa?a espec¨ªficamente dirigida a desgastar la imagen del por entonces presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez. Aquella campa?a, relatada por Luis Mar¨ªa Anson, estaba destinada a favorecer una alternancia pol¨ªtica con el objetivo declarado de regenerar las instituciones y hacer salir al pa¨ªs de la grave situaci¨®n econ¨®mica en la que se encontraba. M¨¢s recientemente, y en tr¨¢mite judicial, hemos visto indicios de una campa?a, tambi¨¦n orquestada, para desgastar al entonces l¨ªder de Podemos, con se?alamientos p¨²blicos y noticias falsas sobre su relaci¨®n con los reg¨ªmenes venezolano e iran¨ª. En esta ¨²ltima campa?a, como est¨¢ siendo examinado por los jueces, se cont¨® adem¨¢s con parte del aparato del Estado, a trav¨¦s del Ministerio del Interior. En definitiva, hay evidencia hist¨®rica suficiente para sostener que existen casos en los que se organizan campa?as para desprestigiar o favorecer, seg¨²n sea el caso, a determinadas opciones pol¨ªticas.
Pero recurrir a los ¡°poderes ocultos¡± en salones privados no deja de ser una narrativa que nos aproxima m¨¢s al ocultismo como afici¨®n que a la realidad. Y que tiene su p¨²blico. Por poner un ejemplo: Amazon vende 84 libros que hablan sobre los planes ocultos del Club Bilderberg, a los que habr¨ªa que incorporar los dedicados a las grandes tramas ocultas de George Soros, el Foro de Davos y Bill Gates. La lista de panfletos es interminable, con conspiraciones para todos los gustos: Gates, Soros y el Foro de Davos imponiendo su peligrosa Agenda 2030 a la humanidad, para la extrema derecha y el nacionalismo populista; el Club Bilderberg y su antecesora Comisi¨®n Trilateral, como fantasmas de una agenda neoliberal y globalista, para la izquierda.
Entonces, ?podemos afirmar que existen estos poderes ocultos? Sin caer en una espiral conspiranoica, lo m¨¢s sano es reconocer que existen poderes. Y que, adem¨¢s, est¨¢n a la vista de todos y todas. Se pueden estudiar y se pueden analizar. Dos investigadores espa?oles, Rub¨¦n Juste y Iago Santos Castroviejo, han analizado las redes de relaciones existentes en las ¨¦lites econ¨®micas de nuestro pa¨ªs, utilizando metodolog¨ªa proveniente de la ciencia social. Sus conclusiones son relevantes. El poder econ¨®mico est¨¢ concentrado en pocas manos y se utiliza para influir en las pol¨ªticas p¨²blicas, aplicando sus recursos en los procesos de toma de decisiones. En un contexto donde las pol¨ªticas p¨²blicas se estructuran a trav¨¦s de redes de gobernanza, la participaci¨®n de estos actores en las decisiones sobre determinados aspectos es relevante, dada su mayor capacidad de movilizar recursos. Los esfuerzos de Uber por lograr regulaciones favorables, ahora al descubierto, muestran c¨®mo esos recursos se pueden utilizar salt¨¢ndose las reglas del juego. La proliferaci¨®n de la industria de los asuntos p¨²blicos se?ala una demanda creciente, por parte del mundo empresarial, por estar presentes en la conformaci¨®n de las pol¨ªticas p¨²blicas, en la gran mayor¨ªa de las ocasiones sencillamente defendiendo sus intereses leg¨ªtimos.
En democracia, seg¨²n explic¨® Adela Cortina hace ya tiempo, se deber¨ªan establecer cauces para evitar que las esferas pol¨ªtica y econ¨®mica se contaminen, pero en un pa¨ªs como Espa?a, donde el poder econ¨®mico est¨¢ concentrado en sectores regulados, esa separaci¨®n no es sencilla, como bien se ha documentado profusamente en los ¨²ltimos a?os.
As¨ª pues, reconociendo la existencia de un reparto desigual de los recursos econ¨®micos y pol¨ªticos, concentrados en pocas manos, y las vinculaciones entre ese poder econ¨®mico y el poder pol¨ªtico en nuestro pa¨ªs, no es de extra?ar que el presidente se refiera a los mismos, aunque efectivamente, no est¨¢n ocultos, sino bien a la vista de todo el mundo. La mejor manera de luchar contra esa influencia es facilitando la igualdad en el acceso a las redes de pol¨ªticas p¨²blicas y a la toma de decisiones, ejercer un alto grado de transparencia y favorecer el funcionamiento de las instituciones que velan por la integridad de nuestros mercados y nuestro sector p¨²blico. Mejor que apelar a estos poderes ocultos, ser¨ªa m¨¢s provechoso fortalecer las instituciones, la ¨¦tica p¨²blica y la transparencia de las relaciones entre el poder econ¨®mico y el poder pol¨ªtico. Se han tomado medidas, sin duda, pero hay todav¨ªa mucho por hacer.
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