Chris Rock y Will Smith, la v¨ªctima y el aspirante
El presentador de los Oscar, tras recibir una bofetada, intenta evitar la segunda: que el actor no se presente como v¨ªctima de su propio car¨¢cter o, peor a¨²n, v¨ªctima de s¨ª mismo
Un asunto interesante: la petici¨®n de disculpas de Will Smith a Chris Rock por la bofetada que le solt¨® en la gala de los Oscar. Por la bofetada que le solt¨® Smith a Rock, hay que aclarar, porque los tiempos son confusos: podr¨ªa pensarse que el que tiene que pedir disculpas es Rock. Pero no. Rock lo que ha hecho es decir una frase cierta, si bien un poco manoseada: ¡°Todo el mundo est¨¢ intentando ser una v¨ªctima. Si todos dicen ser una v¨ªctima, entonces nadie escuchar¨¢ a las verdaderas v¨ªctimas¡±. Record¨¦ autom¨¢ticamente una reflexi¨®n subrayada de Daniele Giglioli que Edu Gal¨¢n incluye en El s¨ªndrome Woody Allen: ¡°La v¨ªctima es el h¨¦roe de nuestro tiempo. Ser v¨ªctima otorga prestigio, exige escucha, promete y fomenta reconocimiento, activa un potente generador de identidad, de derecho, de autoestima. Inmuniza contra cualquier cr¨ªtica, garantiza la inocencia m¨¢s all¨¢ de toda duda razonable. ?C¨®mo podr¨ªa la v¨ªctima ser culpable o responsable de algo? La v¨ªctima no ha hecho, le han hecho; no act¨²a, padece¡±. Pero hay algo m¨¢s delicado a¨²n: Rock da por hecho que Smith, a estas alturas y con semejantes tormentos, ya s¨®lo pretende ser ¨¦l, tambi¨¦n, una v¨ªctima.
Leo, en uno de esos estupendos ensayos que Anagrama est¨¢ publicando, a Natalia Carrillo y Pau Luque. El libro se titula Hipocondr¨ªa moral y, en un momento dado, los autores refieren la historia de Kathy Boudin. En 1981, seis militantes del Black Liberation Army ¡ªgrupo armado continuaci¨®n de los Black Panthers¡ª roban 1,6 millones de d¨®lares y matan a tres personas. Tienen el apoyo de cuatro blancos que no van armados y conducen los veh¨ªculos de la huida. Uno de esos blancos es Kathy Boudin, hija de una familia burguesa de abogados de izquierdas de Nueva York. Veinte a?os despu¨¦s, dice en la c¨¢rcel que ella no sab¨ªa de qu¨¦ iba la operaci¨®n, y a?ade: ¡°No tengo derecho a criticar nada. Cuanto menos supiera y cuanto m¨¢s me anulara como ser, mejor: m¨¢s comprometida y moral estaba siendo¡±. La pirueta respecto a las palabras de Giglioli es fant¨¢stica. Boudin no quiere para s¨ª la legitimidad de la v¨ªctima, sino la pena de la culpabilidad. ¡°Boudin consideraba que su vida estaba en un estatus permanente de inocencia culpable por ser quien era (¡) Ante el problema pol¨ªtico e hist¨®rico que, a sus ojos, supone su propia existencia, el de ser una blanca privilegiada del Greenwich Village, Boudin halla una soluci¨®n (¡): invertir¨¢ los roles hist¨®ricos durante una fracci¨®n breve de tiempo y se subordinar¨¢ a sus camaradas afroamericanos¡±, escriben Natalia Carrillo y Pau Luque, que matizan que no hay nada m¨¢s privilegiado que prestarse, ¡°sin coacci¨®n¡±, a estar subordinada ¡°por un ratito, nada rezuma m¨¢s libertad que renunciar a la libertad de uno mismo por una tarde¡±, incluso para elegir de qu¨¦ manera quiere uno arruinarse la vida.
El ensayo tiene m¨¢s enjundia e interpela a este tiempo concreto, en el que sentir determina, a ojos del que siente y de muchos de sus coet¨¢neos, lo que se es. Hipocondr¨ªa moral, lo llaman los autores del libro: si te sientes culpable por los males del mundo, lo eres (una expresi¨®n de narcisismo, dicen Carrillo y Luque: sentirse culpable cuando no se ha participado en una acci¨®n). El reverso poco inocente de quien se siente v¨ªctima por cualquier cosa, incluso de las circunstancias o del sistema, en este caso no para ser castigada (y redimida) sino para ser juez. Moverse en esos par¨¢metros garantiza una extra?a fuente de legitimidad a explotar socialmente. Por eso Rock, recibida una bofetada, intenta evitar la segunda: que Smith no se presente v¨ªctima de su propio car¨¢cter o, peor a¨²n, v¨ªctima de s¨ª mismo.
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