El tope al gas funciona
Los efectos positivos de la excepci¨®n ib¨¦rica son innegables aunque siguen pendientes otras reformas importantes
La cacofon¨ªa de los primeros d¨ªas del tope al gas ha tendido a disipar los datos, que son elocuentes. Las voces cr¨ªticas iniciales contra este instrumento sin precedentes se vieron espoleadas por unos primeros compases adversos, en plena ola de calor ¡ªque dispara el consumo y achica la generaci¨®n procedente de fuentes baratas¡ª. Pero quienes m¨¢s pusieron el grito en el cielo no han sabido reconsiderar su postura para aplaudir el evidente efecto ben¨¦fico de la medida: por m¨¢s que la electricidad sigue siendo m¨¢s cara que hace unos meses, lo l¨®gico ser¨ªa cuestionarse qu¨¦ habr¨ªa ocurrido con los precios sin esta medida. La respuesta es n¨ªtida: ser¨ªan mucho m¨¢s altos. El gran problema sigue siendo el precio del gas natural, disparado por el temor a un corte total ruso.
La llamada excepci¨®n ib¨¦rica, el pl¨¢cet comunitario para que Espa?a y Portugal limitasen el precio de este combustible para generaci¨®n el¨¦ctrica, ha logrado desligar el mercado mayorista peninsular del resto de grandes pa¨ªses europeos. Aunque la luz sigue subiendo, la escalada (del 38% desde el 15 de junio) es notablemente menor que la registrada en Francia (+76%), Alemania (+73%), B¨¦lgica (+72%) o Italia (+70%). Y el mercado de futuros apunta a una creciente divergencia entre la senda espa?ola y la de otras grandes econom¨ªas de la UE en los pr¨®ximos trimestres.
Cuando haya pasado el calor m¨¢s sofocante, el mecanismo aumentar¨¢ sus r¨¦ditos, aunque a¨²n hay dos elementos que van en su contra: la baja generaci¨®n de energ¨ªa hidr¨¢ulica y e¨®lica. Con la llegada del oto?o ¡ªy, con ¨¦l, del viento y las ansiadas lluvias, que aliviar¨¢n la sequ¨ªa y permitir¨¢n a los saltos de agua volver a operar a una capacidad razonable¡ª, el tope deber¨ªa sacar su mejor cara, evitando el contagio de los altos precios del gas sobre un mayor volumen de generaci¨®n renovable, de largo la m¨¢s econ¨®mica. Y deber¨ªa ayudar a reducir la inflaci¨®n, primer caballo de batalla de estos d¨ªas.
Hay, sin embargo, algunos aspectos clave por resolver. El principal es saber exactamente c¨®mo se beneficiar¨¢n los clientes que han renovado o contratado su suministro desde el 26 de abril, que afrontan la compensaci¨®n que lleva aparejado el mecanismo y que no han visto reducidas sus tarifas respecto a quienes firmaron antes de esa fecha. De momento, no est¨¢n obteniendo los r¨¦ditos esperados en su factura.
El segundo cabo suelto es el de las exportaciones r¨¦cord a Francia, impulsadas por una doble fuerza: la parada por motivos t¨¦cnicos de una parte sustancial de sus nucleares y el propio tope al gas en la Pen¨ªnsula, que ofrece energ¨ªa artificialmente barata a los consumidores del pa¨ªs vecino. Ese efecto pernicioso podr¨ªa haberse evitado con el sistema de doble casaci¨®n ofrecido por Madrid y Lisboa en su ardua negociaci¨®n con Bruselas. Pero la Comisi¨®n Europea no accedi¨®.
Para m¨¢s adelante quedar¨¢ la reforma integral del mercado regulado, al que est¨¢n acogidos casi cuatro de cada diez hogares espa?oles. Pactada con el Ejecutivo comunitario como moneda de cambio obligatoria por la excepci¨®n ib¨¦rica, deber¨ªa permitir desligar a ese ingente volumen de usuarios ¡ªincluidos los acogidos al bono social¡ª del siempre vol¨¢til mercado mayorista, un fen¨®meno excepcional en clave europea. El otro mel¨®n por abrir en oto?o ser¨¢ la reconfiguraci¨®n del mercado el¨¦ctrico europeo con el fin de evitar la necesidad de un nuevo parche temporal como el tope al gas. Grecia ya ha presentado una primera propuesta y Espa?a lo har¨¢ a la vuelta de las vacaciones. En ese flanco la batalla Norte-Sur ser¨¢ intensa: este bloquismo es la n¨¦mesis de la batalla fratricida entre Norte y Sur durante la crisis del euro. Con las tornas cambiadas esta vez. Por ahora.
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