Sin hielo
Los problemas de fabricaci¨®n por el precio de la energ¨ªa se agravan con las compras injustificadas y compulsivas de la ciudadan¨ªa
Algunas cadenas de supermercados restringieron la ¨²ltima semana las ventas de bolsas de hielo por cada comprador ante el miedo al desabastecimiento. Los fabricantes les han advertido de que no dan abasto a sus pedidos. Parte de la escasez de cubitos en las tiendas tiene una explicaci¨®n razonable. Muchas empresas decidieron ralentizar su producci¨®n industrial de hielo en invierno y primavera por los altos costes de la electricidad, esperando retomarla cuando bajaran los costes. Y ahora, sin apenas reservas almacenadas, son incapaces de responder a una demanda disparada por una aguda ola de calor en plena temporada tur¨ªstica.
La escasez se ve exacerbada por otro fen¨®meno: las compras compulsivas. No es una nueva din¨¢mica. Ya en 1973, tambi¨¦n en plena escalada inflacionista por la crisis del petr¨®leo, miles de familias japonesas acabaron con las existencias de papel higi¨¦nico de los supermercados (d¨¦cadas antes de la pandemia de la covid) ante el rumor de que se avecinaban problemas de suministro. Solo unos d¨ªas despu¨¦s, el p¨¢nico se trasladaba a EE UU. Un congresista de un Estado con una potente industria papelera le¨ªa la noticia de lo que ocurr¨ªa en Tokio y enviaba a la prensa una prudente y bienintencionada nota. Esta lleg¨® a manos de Johnny Carson, un c¨¦lebre c¨®mico con un programa en horario de m¨¢xima audiencia, que obvi¨® todas las cautelas y proclam¨® a los cuatro vientos que en EE UU faltaba papel higi¨¦nico. Millones de espectadores le creyeron y corrieron a hacer acopio de ese producto, creando una escasez real. Episodios similares se han ido produciendo de forma c¨ªclica a lo largo de los a?os. En Jap¨®n (2011), Taiw¨¢n (2018) y en todo el planeta cuando arranc¨® la pandemia en 2020. Espa?a sufri¨® de nuevo ese s¨ªndrome en marzo de 2022, aunque en esa ocasi¨®n, el art¨ªculo estrella fue el aceite de girasol, la mayor¨ªa del cual procede de Ucrania. En apenas una semana las compras se cuadruplicaron y los supermercados tuvieron que limitar las ventas.
Ante circunstancias que lo desbordan, el ciudadano cree que recupera cierto control de su d¨ªa a d¨ªa haci¨¦ndose con lo b¨¢sico, que en ese momento es a su vez lo m¨¢s codiciado. En un agosto en el que miles de espa?oles han huido de las ciudades para refugiarse en las playas pese a los precios desorbitados de la hosteler¨ªa, este nuevo cap¨ªtulo de acopio masivo demuestra el entorno de incertidumbre en el que navega Europa, obligada a una austeridad energ¨¦tica por la posibilidad de un cierre total del grifo del gas de Rusia que agudizar¨ªa la escalada de precios y acabar¨ªa por abocarla a una nueva recesi¨®n.
A ese panorama sombr¨ªo se a?ade de nuevo el poder de las redes sociales y las aplicaciones de mensajer¨ªa m¨®vil. Las im¨¢genes de frigor¨ªficos y viales vac¨ªos, pero tambi¨¦n los bulos y las exageraciones, amplifican el miedo a quedarse sin el producto deseado. En esas plataformas tambi¨¦n se halla buena parte de la explicaci¨®n de que el fen¨®meno del acopio compulsivo se produzca con mayor frecuencia. Esta vez ha sido por el p¨¢nico a quedarse sin agua congelada.
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