Feij¨®o y la moderaci¨®n
El l¨ªder del PP mantuvo en la entrevista con EL PA?S su tono moderado pero sin propuestas concretas contra la crisis
Desde su proclamaci¨®n como presidente del PP en abril, Alberto N¨²?ez Feij¨®o ha tenido numerosas oportunidades para exhibir la moderaci¨®n que asegura encarnar. La pol¨ªtica espa?ola ha llegado hasta el extremo de valorar los tonos de voz, que en efecto es distinto en Feij¨®o, aunque sus propuestas alternativas contra la crisis sigan desdibujadas o ajenas a la coyuntura extraordinaria que se vive en el mundo entero. De sus palabras en la entrevista publicada el domingo por este peri¨®dico se desprenden dos rasgos capitales: Feij¨®o aspira a recuperar la estrategia aznarista de agrupar el voto de las derechas bajo el paraguas de su formaci¨®n, y la moderaci¨®n ser¨¢ su principal apuesta pol¨ªtica en las formas. No siempre lo consigue, y, a veces, con maneras suaves, incurre en una exageraci¨®n negacionista m¨¢s propia del talante de su predecesor.
El presidente del PP desaprovech¨® la ocasi¨®n de emitir alg¨²n tipo de cautela sobre las exhibiciones antiinstitucionales de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel D¨ªaz Ayuso, que anunci¨® su desobediencia al real decreto sobre medidas de ahorro energ¨¦tico. Esquivar la enmienda a la presidenta por la v¨ªa de se?alar las conductas de otros casa mal con el mensaje de moderaci¨®n. Tampoco perseverar en el incumplimiento del mandato de renovaci¨®n de los ¨®rganos constitucionales desde hace m¨¢s de tres a?os, en particular en el caso del CGPJ y del Tribunal Constitucional. Persisten en su propio lenguaje algunos tics que parecen ajenos a su perfil y debilitan las funciones centrales del l¨ªder de la oposici¨®n: la cr¨ªtica y fiscalizaci¨®n del Gobierno y la defensa razonada de medidas alternativas. Las voces que desde su partido han conjeturado la ilegitimidad de Pedro S¨¢nchez, como hizo un hombre de confianza de Feij¨®o, Miguel Tellado, parecen m¨¢s cerca del pimpampum habitual de Vox que de un potencial presidente del Gobierno de Espa?a. Calificar el real decreto con medidas de ahorro energ¨¦tico como ¡°un acto totalitario¡±, que el domingo rebaj¨® en este peri¨®dico a ¡°autoritario¡±, deval¨²a la leg¨ªtima cr¨ªtica que puede merecer la gesti¨®n del decreto y alienta la hip¨¦rbole como forma de confrontaci¨®n pol¨ªtica. Mientras tanto, las medidas econ¨®micas contra la crisis que propone su partido tienen todav¨ªa una insuficiente concreci¨®n. En las ¨²ltimas semanas, Feij¨®o ha cometido errores de trazo grueso, como cuando se equivoc¨® en la valoraci¨®n de la prima de riesgo espa?ola o al llamar ¡°pufo¡± a la deuda p¨²blica (de 6.000 euros por espa?ol en la actualidad; con Rajoy subi¨® a 7.000, y el mismo Feij¨®o triplic¨® la deuda en Galicia como presidente). La gran inc¨®gnita inexplicada todav¨ªa es c¨®mo podr¨ªa aplicar una rebaja generalizada de impuestos y a la vez financiar el incremento del gasto que requiere la coyuntura cr¨ªtica que genera la guerra en Ucrania.
El PP prefiere poner, sin embargo, el foco en la gesticulaci¨®n econ¨®mica o el uso partidista de cuestiones de Estado como el extinto terrorismo de ETA, con el efecto de debilitar la imprescindible oposici¨®n al Gobierno. Vienen meses decisivos para Europa en su conjunto, y tambi¨¦n para Espa?a, en los que la democracia necesita un Gobierno fuerte y cohesionado y una oposici¨®n seria y responsable. Feij¨®o tendr¨¢ numerosas ocasiones de demostrar que la moderaci¨®n no es un tono de voz, especialmente cuando se est¨¢ al frente de un partido que ha dado dos presidentes del Gobierno a la democracia espa?ola, ha liderado 16 a?os este pa¨ªs y acabar¨¢ tomando el relevo en alg¨²n momento.
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