El deshonor de Laura Borr¨¤s
La mayor¨ªa de las fuerzas pol¨ªticas reprueban la conducta de la expresidenta del Parlament de Catalu?a en el homenaje a las v¨ªctimas del yihadismo de 2017 en Barcelona
Las im¨¢genes del acto de homenaje en Barcelona el mi¨¦rcoles a las v¨ªctimas de los atentados yihadistas de agosto de 2017 resultan desalentadoras. La emoci¨®n de un minuto de silencio en recuerdo de los 14 fallecidos en Las Ramblas qued¨® reventada por los gritos y consignas pronunciados, primero individualmente y luego de forma m¨¢s numerosa, por un grupo de participantes dispuestos a aprovechar la resonancia medi¨¢tica del acto y la presencia de las c¨¢maras. Las consignas proclamadas exhibieron una profunda falta de respecto al motivo que reun¨ªa a las primeras autoridades pol¨ªticas catalanas, encabezadas por la presidenta del Congreso, Meritxell Batet; el presidente de la Generalitat, Pere Aragon¨¨s, y la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau: la memoria de un asesinato brutal perpetrado por el yihadismo con una furgoneta lanzada a toda velocidad en Las Ramblas de Barcelona hace cinco a?os.
La quiebra del homenaje incumbe a quienes creyeron prioritaria la defensa pol¨ªtica de su independentismo y la desconfianza hacia la investigaci¨®n de los asesinatos. Se oyeron ataques al Gobierno espa?ol y al CNI, achac¨¢ndoles una pasividad y opacidad en los que mezclaban teor¨ªas conspirativas infundadas que recordaban poderosamente a las conjeturas disparatadas que algunos medios circularon sobre el 11-M en Madrid. Lo de veras inquietante fue el papel que desempe?¨® la hasta hace dos semanas presidenta del Parlament, Laura Borr¨¤s, suspendida del cargo y de su esca?o por la Mesa como procesada por un caso de corrupci¨®n. Las grabaciones evidencian la efusividad c¨®mplice y risue?a con la que se acerc¨® Borr¨¤s al grupo de saboteadores del homenaje a unas v¨ªctimas por completo ajenas a las rivalidades de la pol¨ªtica catalana. Sus abrazos, sonrisas y achuchones al final del acto evidenciaron la profunda incomprensi¨®n sobre la naturaleza del momento en el que participaba. Ni siquiera su propio partido, Junts, pudo aplaudir semejante activismo callejero y algunos silencios dentro de la misma formaci¨®n que copreside parecen m¨¢s elocuentes que las cr¨ªticas. El resto de los partidos, incluida ERC, a trav¨¦s de Gabriel Rufi¨¢n y otros cargos, tuvieron palabras muy duras contra la instrumentalizaci¨®n ventajista que Laura Borr¨¤s practica con frecuencia como afiliada al trumpismo medi¨¢tico. Sus posteriores declaraciones ¡ªculpando a los medios precisamente de trumpismo¡ª no han contribuido a rebajar su responsabilidad, sino a reforzar la sospecha de un ensimismamiento pol¨ªtico destronado y desesperado.
Ni las v¨ªctimas mortales, ni los heridos, ni las familias merec¨ªan ver disipada la emoci¨®n del minuto de silencio por hooligans de la expresidenta del Parlament, pero menos a¨²n merec¨ªan asistir al espect¨¢culo del apoyo de Borr¨¤s a sus incondicionales. La uni¨®n de la sociedad contra el terrorismo yihadista, expresada a trav¨¦s de los m¨¢s altos representantes pol¨ªticos, volvi¨® a ser cuarteada en aras del irredentismo secesionista y una hispanofobia enfermiza. El frecuente exhibicionismo medi¨¢tico de Laura Borr¨¤s esta vez toc¨® fuego: su conducta en Las Ramblas quedar¨¢ en la memoria de la inmensa mayor¨ªa de la ciudadan¨ªa, sea del color pol¨ªtico que sea, como un s¨®rdido episodio protagonizado por una pol¨ªtica en horas bajas, incluso muy bajas.
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