Nada que celebrar en Ucrania
Tras seis meses de guerra, Zelenski refuerza el objetivo de una victoria militar sobre Putin mientras se aleja un final negociado
Los tambores de guerra multiplican su omnipresencia en Ucrania mientras se hace inaudible el lenguaje del alto el fuego, y menos a¨²n el del acuerdo y la negociaci¨®n. No hay nada que celebrar seis meses despu¨¦s del inicio de la invasi¨®n de Ucrania por parte de Putin. Medio a?o de guerra no ha servido para ofrecer un respiro reflexivo y examinar las condiciones de una desescalada, sino para retrotraer la guerra a la invasi¨®n de Crimea en 2014, cuando la comunidad internacional estuvo mucho menos activa de lo que lo est¨¢ hoy. Las seis horas de la reuni¨®n telem¨¢tica del martes de Zelenski con EE UU, la OTAN y la UE parecen ratificar su nuevo discurso de los ¨²ltimos d¨ªas: el objetivo de Ucrania no es ya la paz, sino la victoria, ha dicho Zelenski. Ese mismo ha sido desde el principio el discurso de los pa¨ªses lim¨ªtrofes con Rusia, casi todos ellos liberados de la ¨®rbita sovi¨¦tica hace 30 a?os y muchos directamente amenazados por el expansionismo belicista de Putin.
El anuncio de un nuevo env¨ªo de material militar de Estados Unidos por valor de m¨¢s de 3.000 millones de euros refuerza la percepci¨®n p¨²blica de una guerra prolongada en el tiempo y sin inter¨¦s de las partes enfrentadas para buscar un alto el fuego que permita una mesa de di¨¢logo. El surgimiento de primeras cr¨ªticas internas a Zelenski, especialmente ante las revelaciones de que ocult¨® a su poblaci¨®n los datos de la inteligencia estadounidense que pod¨ªan provocar la desmoralizaci¨®n en los d¨ªas previos a la invasi¨®n, puede estar reforzando un cambio de actitud. Se aleja un poco m¨¢s la menor expectativa de acuerdo, y las ¨²ltimas semanas parecen indicar en realidad una reactivaci¨®n de la ofensiva militar de Ucrania. Por m¨¢s que Mosc¨² manipule sus medios y disimule sus reveses, parece claro que por primera vez Ucrania toma la iniciativa en territorio conquistado por Rusia, con ataques de drones en Crimea, numerosas acciones de sabotaje, el intento de recuperar el control de Jers¨®n y, probablemente, la liquidaci¨®n de Daria Dugina, la hija del ide¨®logo inspirador de Putin, Alexander Dugin.
Las consecuencias de esta guerra hace tiempo que est¨¢n en las calles de Europa en forma de precios desbocados de la energ¨ªa y una inflaci¨®n sin visos de bajar en mucho tiempo. Europa podr¨ªa asomarse a una recesi¨®n mientras Rusia conf¨ªa en el invierno para trasladar el cansancio de la guerra al frente de la energ¨ªa, donde sabe que puede aflojar la moral de los gobiernos europeos, especialmente si empiezan a caer bajo los embates de un populismo atento solo a la inflaci¨®n y al nivel de vida. Buena parte del mundo m¨¢s d¨¦bil econ¨®micamente, como muchos pa¨ªses de ?frica, siguen vi¨¦ndose afectados por la combinaci¨®n letal del bloqueo en el suministro de cereal y una sequ¨ªa que no remite. Desde Estados Unidos la percepci¨®n es m¨¢s lejana y menos vivencial: el expl¨ªcito apoyo de Blinken a Zelenski enlaza no solo con la defensa de un pa¨ªs agredido, sino tambi¨¦n con los intereses de EE UU en un mapa geopol¨ªtico que trasciende la guerra actual, mientras los llamamientos personales tanto de Erdogan como de Ant¨®nio Guterres en favor de la paz caen en el vac¨ªo, o incluso desentonan entre la estridencia belicista.
No hay nada que celebrar en Ucrania. Las muy fr¨¢giles posibilidades de un acuerdo est¨¢n hoy m¨¢s lejos, y Europa m¨¢s cerca de una recesi¨®n capaz de romper los delicad¨ªsimos equilibrios sociales y econ¨®micos que dej¨® la pandemia y agrav¨® la invasi¨®n rusa de Ucrania.
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