Pactos con el diablo
Ser¨¢ decisiva la capacidad de cada bando de trenzar las alianzas que obliguen a Ucrania y a Rusia a declarar cuanto antes un alto el fuego y luego a negociar
El desenlace de una larga guerra de desgaste en raras ocasiones es efecto de la balanza que se inclina s¨²bitamente en favor de uno de los lados. En los campos de batalla suelen darse victorias p¨ªrricas, de costes enormes en vidas y de min¨²sculas conquistas. Tambi¨¦n sucede en las trincheras econ¨®micas de la guerra mundializada, igualmente de desgaste, con las que Rusia quiere destruir a Ucrania y agotar a sus aliados.
M¨¢s pronto o m¨¢s tarde, todo conduce al protagonismo de la gran diplomacia internacional. Desde Mosc¨² se presiona a los pa¨ªses m¨¢s pacifistas y propensos al acuerdo. Y desde Washington y Bruselas se trata de convencer a los que contemplan el espect¨¢culo desde la barrera, y sobre todo a China para que abandone su apoyo incondicional a Putin. Ser¨¢ decisiva la capacidad de cada bando de trenzar las alianzas que obliguen a Ucrania y a Rusia a declarar cuanto antes un alto el fuego y luego a negociar.
China piensa en Taiw¨¢n, en sus pretensiones anexionistas con fecha para mitad de siglo XXI, aunque, a diferencia de Rusia, le interesa la estabilidad pol¨ªtica y el mantenimiento de tantas cadenas de valor globales como sea posible, puesto que de ellas depende su prosperidad. El pozo negro en el que est¨¢ cayendo Sri Lanka, pa¨ªs incendiado por los chispazos del precio de la energ¨ªa y de los alimentos, es un aviso respecto al futuro de numerosos reg¨ªmenes autoritarios, receptores de inversiones chinas en infraestructuras de doble uso, comercial y militar, como parte de la Nueva Ruta de la Seda.
Si son las alianzas las que van a inclinar la balanza, nos acechan sorpresas no siempre agradables. Hitler pact¨® con Stalin para invadir Polonia en 1939, nueve d¨ªas antes de comenzar la guerra mundial. Fue un pacto con el diablo, seg¨²n el periodista alem¨¢n Sebastian Haffner, que utiliz¨® la expresi¨®n para su libro sobre las relaciones entre Berl¨ªn y Mosc¨², propiamente un pacto entre dos diablos. Stalin fue el diablo con el que pactaron Roosevelt primero para derrotar a Hitler y luego Truman para repartirse Europa y el mundo en esferas de influencia. ?Con qui¨¦n habr¨¢ que pactar ahora para derrotar a Putin?
Con su gira por Oriente Pr¨®ximo, Joe Biden est¨¢ respondiendo a la pregunta. La OTAN lo hizo en Madrid, cuando consigui¨® luz verde de Erdogan a la incorporaci¨®n de Finlandia y Suecia, al precio de una actitud menos benevolente con la oposici¨®n turca exilada en los dos pa¨ªses n¨®rdicos. A cambio de petr¨®leo para resistir ante Putin, los aliados de Ucrania tejen lazos con Arabia Saud¨ª y Emiratos, como podr¨ªan tejerlos con Ir¨¢n y Venezuela si llegara el caso.
El mao¨ªsmo, de nuevo vigente en Pek¨ªn, explica los pactos con el diablo como la distinci¨®n entre la contradicci¨®n principal, ahora entre Rusia y la OTAN, y la contradicci¨®n secundaria, que conduce a olvidar los valores por lo que se lucha en los campos de batalla cuando se trata de contar con aliados que los desprecian para alcanzar la victoria.
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