Agua para siempre
Para satisfacer las necesidades presentes y futuras en todos los territorios, es necesario un nuevo enfoque que garantice los caudales ecol¨®gicos y evite la sobreexplotaci¨®n y la contaminaci¨®n de los acu¨ªferos
Agua para todos: ?Qui¨¦n podr¨ªa oponerse a una reivindicaci¨®n tan justificable, dado que el agua es imprescindible para garantizar la salud y la vida, as¨ª como numerosas actividades econ¨®micas? Ese lema tan simple sigue vigente, desde su utilizaci¨®n masiva en 2004 ¡ªcon motivo de la pol¨¦mica derogaci¨®n del proyecto del trasvase del Ebro¡ª y reaparece ahora, en pleno periodo de escasez de agua.
La expresi¨®n responde al paradigma de la pol¨ªtica del agua del pasado siglo. Ese agua para todos significa, en realidad, agua para todo (en la pr¨¢ctica, m¨¢s agua para quien m¨¢s poder econ¨®mico tiene); y agua para hoy y sed para ma?ana, sin respetar las necesarias exigencias para no agotar el recurso. Todav¨ªa hay quien considera inagotable el agua dulce: siempre habr¨¢ alguna cuenca ¡°excedentaria¡± que podr¨ªa cederla a otra cuenca ¡°deficitaria¡±. La demanda puede as¨ª incrementarse sin l¨ªmite, invocando la solidaridad entre territorios.
Pero la ciencia nos ense?a que el agua dulce es un recurso renovable solo si se gestiona de acuerdo con los ciclos naturales, y que en todo caso nunca ¡°sobra¡±, ya que cumple funciones b¨¢sicas, garantizando los ecosistemas fluviales y marinos: el agua dulce y los sedimentos arrastrados son cruciales para mantener, respectivamente, las especies pisc¨ªcolas y las playas y deltas del litoral. Todav¨ªa hoy se escucha lo de ¡°el agua de los r¨ªos no se puede tirar al mar¡±, ignorando lo anterior, para justificar obras hidr¨¢ulicas ¡ªadicionales a las numerosas existentes, muchas infrautilizadas¡ª que almacenen y transporten agua de la Espa?a h¨²meda a la Espa?a seca. La aceleraci¨®n de los efectos del cambio clim¨¢tico cuestiona cada vez m¨¢s esa distinci¨®n; y conlleva una creciente demanda de desalaci¨®n de agua del mar, incluso por parte de quienes, en su d¨ªa, obstaculizaron con todo tipo de impedimentos la construcci¨®n de las plantas previstas por el Gobierno socialista en 2004. Ejemplos concretos: las administraciones del Partido Popular amenazaron a las universidades valencianas para que no firmasen convenios con el Ministerio de Medio Ambiente (dirigidos a gestionar la salmuera, evitando da?os en los fondos marinos); atemorizaron a los regantes, asegurando que el agua desalada era perjudicial para los cultivos; se negaron a conceder los permisos locales y auton¨®micos necesarios para empezar la construcci¨®n de las desaladoras (obligando al Ministerio de Medio Ambiente a pedir amparo al Tribunal Constitucional en el caso de la desaladora de Torrevieja); y emplearon cuantiosos recursos p¨²blicos, enga?ando sobre la viabilidad del derogado trasvase del Ebro, para el que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar no hab¨ªa conseguido obtener fondos europeos, a pesar de presionar de tal forma en Bruselas que la comisaria de Medio Ambiente exclam¨® en rueda de prensa un rotundo ¡°?Dios existe!¡± al conocer la alternativa al citado trasvase. En efecto, esa alternativa ¡ªel Programa AGUA¡ª recibi¨® toda la financiaci¨®n europea solicitada previamente para el trasvase del Ebro.
El Programa AGUA no inclu¨ªa solo desaladoras, como se pretende hacer creer. La reducci¨®n del consumo de agua para regad¨ªo constitu¨ªa una prioridad: pregunten a los regantes de Lorca, que esperaban desde hac¨ªa a?os dichas obras, para recuperar el 40% del agua perdida en sus canales a cielo abierto. Asimismo, se contemplaban medidas para controlar mejor el uso y la calidad de las aguas subterr¨¢neas, aut¨¦nticas ¡°cenicientas¡± de la pol¨ªtica hidr¨¢ulica; se impulsaba la depuraci¨®n de aguas residuales adecuadamente tratadas y su reutilizaci¨®n; y se preve¨ªa una reforma de la Ley de Aguas de 1985, entre otras cosas para modificar la regulaci¨®n de los derechos concesionales, teniendo en cuenta el car¨¢cter del agua como bien p¨²blico y la existencia de derechos que no se corresponden con agua disponible. Lamentablemente, dicha reforma no lleg¨® a aprobarse; el actual Gobierno ha retomado esta tarea, imprescindible para evitar la especulaci¨®n con un recurso considerado ya un derecho humano.
La desalaci¨®n requiere hoy un 50% menos de energ¨ªa que hace tres d¨¦cadas, cuando comenz¨® a utilizarse esta tecnolog¨ªa, de la que las empresas espa?olas son l¨ªderes a nivel mundial. Y el Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica y el Reto Demogr¨¢fico tiene previsto promover el uso de energ¨ªas renovables en todas las plantas ¡ªreduciendo su coste y las emisiones de CO?¡ª, as¨ª como optimizar su producci¨®n, integr¨¢ndola de forma continuada con el resto de los recursos h¨ªdricos y con las capacidades de almacenamiento existentes.
Llueva o no llueva, el agua desalada es la ¨²nica opci¨®n siempre disponible en el litoral espa?ol, donde se concentra un elevado porcentaje de poblaci¨®n y de actividad econ¨®mica. Pero para disponer de agua para siempre, que satisfaga necesidades presentes y futuras en todos los territorios, es necesario consolidar un nuevo enfoque de la pol¨ªtica del agua, recogido ya en la Estrategia del Ministerio ¡ªen desarrollo de la Ley de Cambio Clim¨¢tico¡ª, que garantice los caudales ecol¨®gicos y evite la sobreexplotaci¨®n y la contaminaci¨®n de los acu¨ªferos. Ello es imprescindible para mantener el abastecimiento de agua potable para uso humano y ordenar, de forma controlada, los usos econ¨®micos. La Estrategia prioriza las actuaciones para reducir el consumo de agua y mejorar su calidad.
La transici¨®n ecol¨®gica en materia de agua resulta an¨¢loga a la correspondiente en materia de energ¨ªa: para garantizar el bienestar presente y futuro hay que tener en cuenta lo que nos dice la ciencia en cuanto a los l¨ªmites planetarios de la actividad humana, y proteger a los directamente afectados por dicha transici¨®n, que en ambos casos debe ser una transici¨®n justa.
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