Turismo con conciencia: una oportunidad de protecci¨®n y sostenibilidad
Los viajes de ocio pueden ser una oportunidad de conservaci¨®n y desarrollo o un proceso de mercantilizaci¨®n cultural y degradaci¨®n
Cada vez son m¨¢s las personas que buscan en sus vacaciones una experiencia diferente y aut¨¦ntica. Poco a poco vamos dejando atr¨¢s aquel modelo de turismo masivo y nos aventuramos a conocer lugares menos explorados y culturas mejor conservadas. Pero muchas veces, al buscar una experiencia alternativa, es inevitable no caer en una contradicci¨®n interna. Una contradicci¨®n entre el deseo de conocer culturas y territorios no turistificados y el temor a acabar siendo parte de un sistema tur¨ªstico perjudicial para ellos.
Para resolver este dilema, la primera pregunta que nos podr¨ªamos hacer es si realmente el turismo siempre tiene un efecto negativo sobre los parajes y pueblos. O si, por el contrario, es una fuente de ingresos indispensable, especialmente en espacios naturales o sociedades con pocos recursos. En el caso del turismo de naturaleza, ?d¨®nde est¨¢ la l¨ªnea entre el disfrute, la autenticidad y la conservaci¨®n?
Tras a?os de investigaciones, la mayor¨ªa de los expertos coinciden en que la llegada de turistas a sociedades tradicionales altera en mayor o menor medida su cultura, sus tradiciones y la forma de ver el mundo. Un proceso que se agrava por los modelos tur¨ªsticos de los grandes turoperadores internacionales, al crear im¨¢genes estereotipadas de cada destino. A menudo, las poblaciones locales modifican sus tradiciones (danzas, artesan¨ªa, historias¡) seleccionando o transformando aquellos elementos que tienen m¨¢s ¨¦xito con los turistas. Es decir, se selecciona y modifica la cultura que m¨¢s vende, el resto simplemente pasa a ser historia en los museos.
La mayor¨ªa de los expertos coinciden en que la llegada de turistas a sociedades tradicionales altera en mayor o menor medida su cultura, sus tradiciones y la forma de ver el mundo
En otras ocasiones, se puede llegar al extremo de transformar grupos ¨¦tnicos enteros en simples atracciones humanas en condiciones de semiesclavitud. Un ejemplo ya conocido son las mujeres padaung en el norte de Tailandia, conocidas como las mujeres jirafa. Estas mujeres de origen tibeto-birmano se ven obligadas a posar para el disfrute de miles de visitantes guiados por profesionales del turismo de otras etnias sin demasiados escr¨²pulos. En este caso, el racismo entre etnias tambi¨¦n juega un papel esencial que no podemos obviar si queremos entender las realidades de los lugares que recorremos.
Ejemplos para el optimismo
Aunque hechos como estos son frecuentes, tambi¨¦n podemos encontrar ejemplos para el optimismo. En las sociedades tradicionales de Panam¨¢, las grandes agencias y gu¨ªas de viajes internacionales han creado im¨¢genes totalmente distorsionadas, pero, casi como reacci¨®n cr¨ªtica y reflexiva, se est¨¢n empezando a fomentar modelos tur¨ªsticos respetuosos, sostenibles y especialmente genuinos.
Otro ejemplo destacado se est¨¢ dando en las comunidades andinas de los alrededores de Cuzco, en Per¨². El turismo no est¨¢ trayendo solamente desarrollo econ¨®mico, sino que el inter¨¦s de los visitantes hacia las vestimentas tradicionales de las comunidades quechua est¨¢ produciendo un movimiento de recuperaci¨®n y orgullo local por utilizar sus vestidos tradicionales, algo que estaba quedando en el olvido. Estamos, pues, hablando de sostenibilidad, pero tambi¨¦n de identidad y de autenticidad.
En cuanto al turismo de naturaleza, un primer impulso nos lleva a priorizar la preservaci¨®n y la protecci¨®n de los espacios naturales antes de analizar lo suficiente las relaciones entre estos espacios y los pueblos y sociedades locales. Esto suele ser un error que no hace m¨¢s que provocar m¨¢s da?os que la pura falta de medidas de protecci¨®n, algo que se viene dando desde hace bastante tiempo en distintas regiones de ?frica.
Recientemente, en un territorio cercano al Parque del Serengueti, en Tanzania, ha habido un intento del Gobierno por expulsar al pueblo mas¨¢i de sus tierras para la creaci¨®n de parques de conservaci¨®n de animales. Un ejemplo de impacto hacia un pueblo y un territorio que llevan viviendo en equilibrio humano-naturaleza durante generaciones. Lo mismo ha pasado con otros pueblos africanos como los borana, los okiek o los pigmeos batwa en las selvas de ?frica del Este.
Cada vez m¨¢s proyectos incluyen a la poblaci¨®n local, muchas veces ind¨ªgenas, para que formen parte de un turismo verdaderamente sostenible
Aunque la conservaci¨®n de la naturaleza es algo positivo, para desarrollar modelos exitosos y sostenibles se debe tener en cuenta tanto el aspecto econ¨®mico como el medioambiental, pero siempre respetando e involucrando a la poblaci¨®n local. Para conseguirlo, debemos entender las complejas relaciones que se dan en cada territorio. Cada vez m¨¢s proyectos incluyen a estas personas, muchas veces ind¨ªgenas, para que formen parte de un turismo verdaderamente sostenible.
Tambi¨¦n es necesario comprender que, aunque un lugar sea principalmente verde y frondoso, con casi total seguridad, este territorio es fruto de una profunda transformaci¨®n humana desarrollada durante siglos. En Europa casi no existen espacios naturales sino plantaciones forestales o, en el mejor de los casos, antiguas plantaciones productivas abandonadas a las fuerzas de la naturaleza. Alrededor del mundo, a excepci¨®n de puntos de selva virgen y desiertos calientes o fr¨ªos, gran parte de la superficie terrestre que vemos deriva de la transformaci¨®n humana.
Como ejemplo, podemos reflexionar sobre la protecci¨®n de los primeros espacios naturales en Europa. En esos procesos, las ¨¢reas protegidas fueron declaradas zonas ¡°naturales¡±, impidiendo que las sociedades locales continuar¨¢n desarrollando sus actividades tradicionales. Sin embargo, fueron estas mismas actividades humanas desarrolladas durante generaciones las que dieron forma al mismo paisaje natural que hoy vemos verde y pr¨ªstino. En la pr¨¢ctica, esto no hizo m¨¢s que destruir siglos de tradiciones locales y, al mismo tiempo, degradar esos espacios que nuestros ojos modernos ven como el ep¨ªtome de la naturaleza virgen cuando, en realidad, son producciones humanas.
?Qu¨¦ hacer a nivel personal?
Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial del Turismo (OMT), el turismo global representa un 5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y un alto porcentaje de estas se debe a la aviaci¨®n. Adem¨¢s de este, existen otros muchos otros impactos ambientales, econ¨®micos y sociales que pueden cambiar con nuestras decisiones.
Algunas cosas podemos hacerlas ya antes de salir de casa. Por ejemplo, informarnos sobre la realidad social del pa¨ªs que vamos a visitar. Sin estos conocimientos estamos en riesgo de ser parte del problem¨¢tico engranaje del neocolonialismo, la apropiaci¨®n cultural o incluso la explotaci¨®n de comunidades con fines econ¨®micos.
Otra acci¨®n que puede marcar la diferencia durante la planificaci¨®n del viaje es informarnos sobre el tipo de hospedaje y las actividades que vamos a contratar: ?el alojamiento est¨¢ gestionado por la gente local? ?Voy a realizar actividades que respeten el entorno o las condiciones de los animales? Por ejemplo, en los santuarios de animales en Tailandia, en la ciudad m¨¢s importante del norte, Chiang Mai, existen m¨¢s de 70 centros para visitarlos. En muchos de ellos, los elefantes son forzados a ser parte de exhibiciones e incluso son maltratados. Una selecci¨®n eficaz de las actividades tur¨ªsticas es una buena pr¨¢ctica para reducir el impacto negativo de nuestra estancia.
Una vez en nuestro destino, hay una multitud de peque?as decisiones que adem¨¢s de fomentar un turismo m¨¢s ¨¦tico y equitativo, pueden mejorar considerablemente la experiencia. Elegir conscientemente los productos que consumimos es una de ellas. Los productos locales siempre son la mejor elecci¨®n, ya que nos aseguramos de reducir impactos del transporte y de que las comunidades puedan sacar beneficios directos.
Otras ideas giran en torno a respetar los espacios naturales y la biodiversidad, preguntar en lugar de buscar la informaci¨®n en nuestro smartphone, intentar involucrarse en la vida local para entender mejor la realidad del lugar, pagar un precio justo por los productos que adquirimos...
Si queremos viajar y hacerlo de forma sostenible, debemos realizar un trabajo de b¨²squeda de informaci¨®n y una posterior reflexi¨®n cr¨ªtica
Ser un turista con conciencia y comprometido no es sencillo. Ser eco en redes sociales no es suficiente para ayudar al planeta o a las sociedades del mundo. Si queremos viajar y hacerlo de forma sostenible, debemos realizar un trabajo de b¨²squeda de informaci¨®n y una posterior reflexi¨®n cr¨ªtica. Poniendo un poco de esfuerzo podemos convertir esta actividad en la mejor oportunidad para aprender, compartir y progresar juntos como una gran familia humana.
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