Los l¨ªmites de lo posible en Chile
Pase lo que pase en el plebiscito del 4 de septiembre, el proyecto de nueva Constituci¨®n ha llevado a derecha e izquierda a moderar sus posturas. Tanto detractores como partidarios del nuevo texto coinciden en continuar el proceso de reforma
La ley chilena no permite publicar nuevos sondeos sobre el plebiscito del 4 de septiembre, cuando se decidir¨¢ la suerte de la propuesta de Constituci¨®n Pol¨ªtica elaborada por una Convenci¨®n paritaria y con esca?os reservados para los pueblos originarios, que trabaj¨® en ello durante un a?o. Los ¨²ltimos sondeos, publicados el 19 de agosto, dan un¨¢nimemente el triunfo al rechazo. ?Significa que, a pesar de haber obtenido un respaldo interno de dos tercios en la Convenci¨®n, el texto ser¨¢ finalmente desestimado por la ciudadan¨ªa? No necesariamente: hay a¨²n varias inc¨®gnitas.
Los plebiscitos dan sorpresas. De pronto expresan tendencias emocionales e identitarios que las encuestas no consiguen capturar. Fue lo que ocurri¨®, por ejemplo, con el refer¨¦ndum que decidi¨® la salida de Reino Unido de la UE. La mayor parte de los estudios proyectaba el triunfo de la continuidad.
No se sabe cu¨¢l ser¨¢ el efecto de algunos hechos de los ¨²ltimos d¨ªas, entre ellos la detenci¨®n por orden de la Fiscal¨ªa de H¨¦ctor Llaitul, l¨ªder de la resistencia armada mapuche, y la filtraci¨®n de un intento desde el Gobierno de tomar contacto con ¨¦l en mayo pasado.
Se agrega que esta vez, por primera vez desde 2012, el voto ser¨¢ obligatorio. Esto, sumado a un alto nivel de politizaci¨®n, la sensaci¨®n de una pandemia a la baja y la entrada de la primavera, hace probable una participaci¨®n r¨¦cord. ?Qui¨¦nes ser¨¢n los nuevos votantes? Si son primordialmente hombres, mayores y de zonas rurales, se confirmar¨¢n las estimaciones de las encuestas y ganar¨¢ el rechazo. Si en cambio son mujeres, j¨®venes y urbanos, el apruebo podr¨ªa tener una oportunidad.
M¨¢s all¨¢ de las proyecciones, lo que parece claro es, uno, que el resultado ser¨¢ estrecho; y dos, que ratificar¨¢ la grieta que se viene apreciando en Chile desde el estallido social de 2019, a la vez generacional, geogr¨¢fica e ideol¨®gica.
Los plebiscitos son blanco o negro. Esta vez, sin embargo, la ciudadan¨ªa se ha rebelado ante un escenario binario, sin matices ni texturas. Los estudios de opini¨®n indican que la mayor¨ªa (incluyendo a quienes votan rechazo) no desea retomar la Constituci¨®n actual, prefiere una nueva. La mayor¨ªa, a su vez (incluidos los favorables al apruebo), no est¨¢ enteramente conforme con el texto propuesto: prefiere modificarlo, incorporando algunos puntos de vista de sus cr¨ªticos. En otras palabras, lo que se desea es un h¨ªbrido que integre aspectos de ambas opciones, lo cual va a requerir continuar despu¨¦s del 4 de septiembre con un proceso constituyente de car¨¢cter integrador.
De ah¨ª que las campa?as, en lugar de favorecer la polarizaci¨®n, han puesto el acento en las convergencias. Hace m¨¢s de un mes, los partidos de derecha por el rechazo firmaron un acuerdo solemne que hace propias banderas hist¨®ricas de sus competidores; entre ellas, la obsolescencia de la actual Constituci¨®n, el respaldo a un Estado social de derechos, el reconocimiento de los pueblos ind¨ªgenas, la elevaci¨®n de los est¨¢ndares ambientales y la ampliaci¨®n de los mecanismos de participaci¨®n democr¨¢tica. En paralelo, han roto con un tab¨² aceptando bajar los qu¨®rums para la reforma de la actual Constituci¨®n, lo cual facilitar¨ªa acuerdos ante la eventualidad de un triunfo del rechazo. En la misma l¨ªnea, han sacado del escenario a los pol¨ªticos m¨¢s conservadores o que generan m¨¢s antipat¨ªa, y se han camuflado tras las figuras de la antigua Concertaci¨®n que comparten su postura.
Hace pocas semanas le toc¨® el turno a los partidos por el apruebo. ¡°Instados¡± por el presidente Gabriel Boric, concordaron reformas espec¨ªficas al texto reci¨¦n salido de la Convenci¨®n, aunque sin objetar sus principios rectores. Ello incluye concesiones sensibles, tales como l¨ªmites m¨¢s precisos a la plurinacionalidad, la justicia ind¨ªgena y las autonom¨ªas territoriales; reafirmaci¨®n del actual modelo mixto de provisi¨®n de los derechos sociales; aseguramiento de la propiedad sobre los ahorros previsionales; restablecimiento de la prohibici¨®n a mociones parlamentarias que irroguen gastos y sobre la reelecci¨®n del presidente de la Rep¨²blica; reposici¨®n de la participaci¨®n de las Fuerzas Armadas en situaciones de excepci¨®n constitucional; y robustecimiento de la independencia del Poder Judicial. Al mismo tiempo, han buscado que vocer¨ªas moderadas asuman la defensa del texto constitucional, en lugar de quienes llevaron la voz cantante en la Convenci¨®n, hoy mirados como figuras disruptivas.
La contaminaci¨®n rec¨ªproca que se ha producido en el debate posterior a la entrega del proyecto de Constituci¨®n, ha significado que ahora la fisura principal ya no est¨¦ tanto en los contenidos como en el camino que se abrir¨¢ hacia adelante. Los del apruebo estiman que es mejor concordar reformas y correcciones a partir del chasis que ha propuesto la Convenci¨®n, sabiendo adem¨¢s que se requerir¨¢n complejas leyes de implementaci¨®n. Los del rechazo, en cambio, consideran que el proyecto es tan defectuoso que es preferible partir de cero. Con el correr de los d¨ªas, sin embargo, gana adeptos una postura m¨¢s pragm¨¢tica que podr¨ªa llevar, si gana esta opci¨®n, a una nueva Convenci¨®n tambi¨¦n paritaria y con esca?os reservados, pero m¨¢s peque?a, elitista y con plazos m¨¢s acotados, que tomar¨ªa como base tanto el proyecto hoy en discusi¨®n como otros textos disponibles.
En suma, ambas opciones compiten entre s¨ª por cu¨¢l de las dos interpreta y canaliza mejor la convergencia reformista que moviliza a la ciudadan¨ªa. La materializaci¨®n de esta demanda va a requerir continuar con el proceso despu¨¦s del plebiscito, con m¨¢s o menos graduaci¨®n y aceleraci¨®n, pero con prop¨®sitos gruesamente compartidos. Esta inesperada evoluci¨®n debe mucho al papel ejercido por el presidente Boric.
Qu¨¦ duda cabe: el presidente tiene su alma en el apruebo. Su instalaci¨®n en La Moneda forma parte del mismo proceso que condujo a una nueva Constituci¨®n, el que naci¨® en las protestas estudiantiles de 2011 y alcanz¨® su punto ¨¢lgido en el estallido social de 2019. El triunfo del apruebo le permitir¨ªa destinar menos energ¨ªa a la cuesti¨®n constitucional (que, con todo, seguir¨¢ abierta) para enfocarse en su programa de reformas, como la tributaria, de pensiones y de salud, as¨ª como al tema de la seguridad ciudadana, que se ha vuelto de extrema urgencia, para lo cual necesitar¨¢ el acuerdo de la oposici¨®n pues no dispone de mayor¨ªa en el Congreso.
El peso de la tradici¨®n, m¨¢s el control que ejerce la Contralor¨ªa General de la Rep¨²blica, le han impedido al Gobierno intervenir abiertamente a favor de su preferencia, aunque la oposici¨®n le acuse de ello. Lo que ha hecho el presidente Boric es, de un lado, empujar a las fuerzas del apruebo a comprometerse a modificar normas del texto propuesto que son en extremo amenazantes para el statu quo. Del otro, en lugar de anunciar un escenario de terror en caso del triunfo del rechazo, ha dado garant¨ªas de que, en esas circunstancias, ejercer¨¢ su liderazgo para abrir nuevos caminos hacia una nueva Constituci¨®n. Esto ha favorecido a las dos opciones por igual: al Apruebo, porque le ha atemperado una radicalidad que ahuyenta al votante de centro; y al rechazo, porque evita que su opci¨®n se asocie a un vac¨ªo institucional que podr¨ªa ser caldo de cultivo para un nuevo estallido como el de 2019.
Si gana el rechazo, para Boric seguir¨¢ siendo un logro que el proceso constitucional haya cumplido su primera etapa bajo las reglas convenidas y con amplias e inesperadas convergencias. Como ha se?alado el ministro de Hacienda, Mario Marcel, los valores de la propuesta de la Convenci¨®n ¡°perdurar¨¢n, ya sea en ese texto o el que lo reemplace¡±, y el Gobierno puede cumplir con su programa econ¨®mico no importa quien triunfe. Si es el rechazo, Boric tiene la oportunidad, adem¨¢s, de ejercer un papel clave en dise?ar y articular las etapas destinadas a darle continuidad y llevar a puerto el proceso constitucional. Si lo consigue, tendr¨ªa asegurado un lugar relevante en el cuadro de honor de la Rep¨²blica.
El 4 de septiembre no ser¨¢ un parteaguas. Gane quien gane, habr¨¢ una nueva Constituci¨®n. Con m¨¢s o menos ¨¦nfasis, esta recoger¨¢ los principios b¨¢sicos de la propuesta emanada de la Convenci¨®n. El proceso a trav¨¦s del cual se canaliz¨® el estallido social de 2019, de cierto modo, ya corri¨® los l¨ªmites de lo posible.
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