El gas ruso como arma
El cierre dictado por el Kremlin busca desestabilizar las econom¨ªas de la UE y quebrar la unidad en defensa de Ucrania
El anuncio el viernes por Gazprom, empresa rusa controlada por el Kremlin, de una suspensi¨®n indefinida del suministro de gas a trav¨¦s del gasoducto Nord Stream I llegaba apenas horas despu¨¦s de que los ministros de Finanzas del G-7 reafirmaran la determinaci¨®n de imponer un tope al precio del crudo ruso. No hay mucho margen de duda de que el gesto del Kremlin es de car¨¢cter pol¨ªtico y representa un nuevo paso en la escalada de confrontaci¨®n con Occidente. Es probable que una profunda y prolongada alteraci¨®n del suministro de gas ruso a Europa ¡ªel Nord Stream I conecta Rusia con Alemania¡ª siga en el futuro pr¨®ximo con el objetivo de exacerbar las turbulencias que afectan a las econom¨ªas del continente y quebrar su determinaci¨®n en el apoyo a Ucrania. Ese es el escenario base hacia el que nos dirigimos. El impacto ser¨¢ grave, pero el ¨²nico modo de abordarlo habr¨¢ de ser en forma solidaria y sin rebajar o cuestionar la defensa de Ucrania como pa¨ªs agredido por Putin en la misma Europa.
Los pa¨ªses de la UE han avanzado de forma considerable en la acumulaci¨®n de reservas de gas en los ¨²ltimos meses. Puede ser motivo de esperanza, pero no de tranquilidad, ya que ni son suficientes para garantizar los suministros en caso de que el corte por parte de Rusia sea irreversible ni la din¨¢mica de los precios permite ninguna clase de inacci¨®n. Es posible tambi¨¦n que la ¨²ltima decisi¨®n de Gazprom provoque una nueva llamarada en los mercados. En cualquier caso, la turbulencia es ya de una envergadura opresiva, como demuestra la decisi¨®n de ArcelorMittal, tambi¨¦n anunciada el viernes, de cerrar en Alemania dos plantas de producci¨®n de acero, un sector intensivo en energ¨ªa, debido al nivel de los precios. El episodio ilustra las m¨²ltiples v¨ªas de transmisi¨®n de contagio del problema que Europa afronta, mientras la ciudadan¨ªa sufre desde hace meses incrementos de costes y erosi¨®n del poder adquisitivo. Ya se ha hecho mucho, pero mucho m¨¢s ser¨¢ necesario: un esfuerzo regulatorio, diplom¨¢tico e infraestructural enorme y sin parang¨®n para superar el desaf¨ªo.
En ese marco tiene sentido explorar en el mercado del petr¨®leo la opci¨®n de poner un tope al precio de las exportaciones rusas, que el G-7 intenta construir desde el visto bueno otorgado por los l¨ªderes del grupo en la cumbre en Alemania a finales de junio, y que recibe el respaldo de la Comisi¨®n Europea. Todav¨ªa faltan muchos detalles para dise?ar un mecanismo muy complejo de aplicar. Es dudoso que otros importantes pa¨ªses consumidores de crudo ruso se adhieran y nada garantiza el ¨¦xito. Pero no debe subestimarse ni el potencial de palanca que ofrece la posici¨®n dominante de Occidente en servicios de transporte, seguro y financiaci¨®n, ni la eventualidad de que, aunque no se sumen formalmente, otros pa¨ªses aprovechen ese esquema occidental para presionar de forma bilateral al Kremlin en busca de nuevos y fuertes descuentos. Ambos movimientos alimentar¨ªan el c¨ªrculo virtuoso de reducir los ingresos de Mosc¨² sin rebajar la cantidad de petr¨®leo en el mercado.
El escenario es sombr¨ªo, pero la mejor manera de conjurar el catastrofismo consiste en comunicar con claridad a la ciudadan¨ªa la excepcionalidad de la situaci¨®n y sus potenciales consecuencias. Las nuevas v¨ªas de chantaje e intimidaci¨®n que practica Putin no deben conducir a nada distinto de lo que ha hecho la UE hasta ahora: mantener la unidad en el apoyo a Ucrania y rechazar la brutalidad del Kremlin, contraria al derecho y a los principios democr¨¢ticos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.