Lesmes desde la tribuna
Los lectores escriben sobre el presidente del Supremo, los problemas globales, los bares de una calle de Madrid y sobre cosas de la vida que no tienen precio
Subirse a la tribuna no cuesta nada desde la cima. Se considera favor y abnegaci¨®n. Ponerse en el papel de equidistante siendo parte, tampoco. Carlos Lesmes no es del pueblo, para quien, lo que ¨¦l representa, es inasible y la mayor¨ªa de veces incomprensible por herm¨¦tico y cerrado. Su lenguaje confunde m¨¢s que aclara; lo dijo en una tribuna en EL PA?S el exministro De la Cuadra. Sabe y confunde. Dice y confunde. Habla y oculta. El PP, culpable ¨²nico del golpe de Estado institucional, sale indemne tras sus palabras. Era su objetivo. Es su objetivo. El Gobierno, pacato y torpe, como en tantas ocasiones, se ve impotente, casi atado, para poder defender sus mejores y m¨¢s razonables argumentos frente a la Justicia franquista heredada y bien atada. Quiz¨¢ porque sus antecesores colaboraron en el nudo por intereses partidistas.
Jos¨¦ Rivas S¨¢nchez. Almer¨ªa
La humanidad suspende
Hace algo m¨¢s de 10 a?os un gran pensador pol¨ªtico, Tony Judt, lamentablemente desaparecido, se preguntaba refiri¨¦ndose al Estado de bienestar: ¡°El porqu¨¦ de nuestra premura en derribar los diques que laboriosamente levantaron nuestros predecesores¡±. En este tiempo pasado hemos visto c¨®mo EE UU eleg¨ªa como presidente a Donald Trump y los ingleses optaban por alejarse de sus vecinos europeos, ahora atacados en una guerra injustificable. El recuerdo de los millones de v¨ªctimas causadas por la pandemia es a¨²n cercano y las necesidades b¨¢sicas, en muchos lugares del mundo, siguen sin estar cubiertas. Definitivamente, la humanidad suspende.
Jos¨¦ Mar¨ªa Palaz¨®n Azor¨ªn. Alicante
Qu¨¦ pena, Madrid
Tras un verano infernal de calor y ruido, los vecinos de Ponzano nos vemos por fin libres de las dichosas terrazas covid y no por ¡°buena voluntad¡± del Ayuntamiento o los hosteleros sino por ampliaci¨®n de acera. Nos tememos que sea para seguir ocup¨¢ndolas con m¨¢s mesas y m¨¢s ruido. Seguimos sin descansar porque los Cayetanos siguen ocupando las aceras, copa y pitillo en mano, vociferando, jale¨¢ndose unos a otros a altas horas de la madrugada y sin respeto alguno por los vecinos, que buscamos desesperadamente huir de este parque tem¨¢tico de borracheras pijas. Chamber¨ª tomada por los maleducados, la hosteler¨ªa y la estupidez. Qu¨¦ pena, Madrid.
Coral Bedregal Serrano. Madrid
Tal vez la vida sea eso
Dar los buenos d¨ªas, el aire fresco en la cara, flotar en el mar, una respiraci¨®n profunda, los ¨¢rboles floreciendo en primavera, el olor a tierra mojada, entrelazarnos las manos, un abrazo duradero, la sonrisa de un ser querido, una mirada c¨®mplice, una carcajada sonora, o emocionarse por una buena noticia. Nada de lo anterior sube de precio, pero s¨ª nos hace m¨¢s dichosos.
Sof¨ªa Guardado. Asturias
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