?Qu¨¦ es eso de ¡°literatura electr¨®nica¡±?
La integraci¨®n con nuestros dispositivos digitales tambi¨¦n se est¨¢ dando en la creaci¨®n literaria, donde nuevas y provocadoras formas de lectura e interacci¨®n surgen al margen del mundo impreso
Nos encontramos en un momento posdigital, esto es, de integraci¨®n con nuestros dispositivos y artefactos conectados sin vestigio ya de perplejidades en su momento inicial de revoluci¨®n tecnol¨®gica. Qued¨® atr¨¢s la ansiedad producida por la presencia del libro electr¨®nico que se auguraba acabar¨ªa con el libro impreso, conviviendo en la actualidad ambas tecnolog¨ªas y, de hecho, manteniendo el papel su estatus dominante (apenas un 5% de la venta de libros corresponde al formato electr¨®nico). La tecnolog¨ªa de la imprenta sigue imponi¨¦ndose, contradiciendo de alg¨²n modo la integraci¨®n cibern¨¦tica en nuestro d¨ªa a d¨ªa, una cotidianidad invadida de apps, tiktoks y memes. En la intersecci¨®n de dicha discordancia se encuentra acaso la llamada, entre otras acepciones, ¡°literatura electr¨®nica¡±, es decir, literatura creada sobre la base de recursos digitales y paradigitales, y que a pesar de su espl¨¦ndida presencia en internet sigue sorprendentemente al margen de la producci¨®n cultural hegem¨®nica. Como en el caso de las publicaciones en papel, los festivales, cert¨¢menes y concursos literarios se reproducen y expanden sin que se incluyan literaturas construidas y experimentadas a trav¨¦s de los mismos medios electr¨®nicos que manejamos de forma ¡°natural¡± y cotidiana. Parad¨®jicamente, estudiantes de cualquier punto del planeta se extas¨ªan ante un producto literario electr¨®nico, con el que sienten una afinidad infinitamente mayor que con un soneto del m¨¢s elocuente poeta del Siglo de Oro.
Las razones para dicha desconexi¨®n, especulo que van m¨¢s all¨¢ de los intereses de la lucrativa industria editorial, activ¨¢ndose ansiedades de un colectivo asentado firmemente sobre la tecnolog¨ªa del libro como transmisor del conocimiento, una tecnolog¨ªa relativamente reciente, por cierto, y de menor duraci¨®n y ¨¦xito que la del papiro o pergamino en su momento. As¨ª que, en principio, no deber¨ªa ser obst¨¢culo atender a nuevas formas de experimentar la literatura en funci¨®n de nuestro momento de integraci¨®n posdigital, sea en formato de hipertexto (historias/poemas creados y experimentados a base de enlaces electr¨®nicos), narrativa en soporte de videojuego o Twine, poes¨ªa cin¨¦tica (a la manera de los caligramas, ahora en movimiento), o formas multimodales de acceder a un texto literario: escritura generativa, realidad aumentada, realidad virtual, poemas CAPTCHA, robopoem@s, etc¨¦tera.
En la genealog¨ªa de la literatura electr¨®nica encontramos propuestas predigitales en textos como Rayuela, en el que el autor, Julio Cort¨¢zar, propone la aventura ¡°interactiva¡± que invita a permutaciones de lectura. Tambi¨¦n la poes¨ªa concreta o los caligramas podr¨ªan considerarse un estadio predigital de visualizaci¨®n de un texto que las nuevas tecnolog¨ªas permiten mover y maniobrar. Otras permutaciones aleatorias no computacionales se rastrean en creaciones de la Pen¨ªnsula como las del portugu¨¦s E. M. de Melo e Castro en los a?os sesenta y setenta, extendible a los trabajos pioneros ciberliterarios de Pedro Barbosa. En los a?os ochenta, el uruguayo Luis Bravo construy¨® trabajos po¨¦ticos en formato de CD. M¨¢s recientemente, ya integrados los medios computacionales en intersecci¨®n con la literatura, destacan las creaciones de Mar¨ªa Menc¨ªa o de Bel¨¦n Gache.
No es cuesti¨®n de hacer defensa y reflexi¨®n retroactiva de propuestas multimodales literarias, sino de constatar una realidad supeditada al statu quo editorial moderno, y al f¨¦rreo pu?o del canon sobre el mismo. La literatura como formato interactivo ha existido desde siempre, e incluso podr¨ªa considerarse la oralidad, primera forma de transmisi¨®n cultural y literaria, como el soporte primigenio de interacci¨®n susceptible de autoridad m¨²ltiple, al modo de trabajos contempor¨¢neos que invitan a intervenir el texto, poema o artefacto digital. Otro apunte posible hist¨®rico se encuentra en el Sutra del diamante, considerada primer¨ªsima muestra de libro impreso conservado, (868 despu¨¦s de Cristo, o sea, m¨¢s de quinientos a?os antes de la imprenta de Gutenberg), a modo de texto multimedia que incorpora arte y literatura, e incluso opciones de interacci¨®n e intervenci¨®n: en un breve espacio de tiempo se inscribieron 800 comentarios sobre ese mismo texto, una recepci¨®n envidiable para cualquier persona activa en las redes sociales.
La intersecci¨®n entre literatura y tecnolog¨ªa electr¨®nica implica retos, pero tambi¨¦n hallazgos y provocadoras ¡ªy hasta necesarias¡ª opciones de lectura e interacci¨®n. Resultan necesarias porque nuestra manera de interactuar en el nuevo milenio se produce en gran medida a trav¨¦s de dispositivos y apoyos tecnol¨®gicos que asimismo hacen reconsiderar nuestras relaciones sociales y condici¨®n misma humana. La ansiedad que provocan esas nuevas configuraciones, debido quiz¨¢s a la celeridad con que se est¨¢n manifestando, existe en consonancia con cambios profundos en la manera de pensarnos y pensar nuestro entorno. Se trata acaso de un momento existencial que expone y reivindica realidades que hab¨ªan sido limitadas o excluidas por el canon y su principal mecanismo de construcci¨®n y difusi¨®n: la imprenta. Con las nuevas tecnolog¨ªas y la sociedad de la informaci¨®n empiezan a reconsiderarse dicha construcci¨®n e interfaz, diluyendo, con cada vez mayor rotundidad, los principios binarios que la sustentan: hombre-mujer, autor/a-lector/a, papel-d¨ªgito. Acaso con la integraci¨®n de estos procesos podamos llegar a una forma de ver y relacionarnos definitivamente m¨¢s amplia, coherente e inclusiva. ?Qu¨¦ es eso de literatura electr¨®nica? La literatura electr¨®nica es la instancia inevitable de transmisi¨®n y comunicaci¨®n de una nueva conciencia, en el nuevo milenio.
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