Si eres peor que el azar, usa el azar

Imagina un examen tipo test, digamos que tenga cuatro posibles respuestas por pregunta. Si aciertas la cuarta parte de las respuestas, te tendr¨¢n que poner un cero, porque eso es justo lo que acertar¨ªa una tribu de 12 monos tecleando al azar. Pero ?qu¨¦ nota merecer¨ªas si acertaras menos de la cuarta parte? ?Un n¨²mero negativo, irracional, imaginario, cu¨¢ntico? Nada de eso. As¨ª como no dar ni una de las 14 en una quiniela requiere cierto talento, responder un examen peor que el azar revela un sesgo. Si lanzas una moneda un mill¨®n de veces y salen 600.000 caras, el sesgo est¨¢ en la moneda. Si t¨² respondes al examen peor que el azar, el sesgo est¨¢ en tu mente, tal vez como un prejuicio inconsciente, un inter¨¦s inconfesable o un modelo err¨®neo del mundo. No es nada raro. Es la especie humana, amigo.

Luchar contra los sesgos es una cuesti¨®n de educaci¨®n, por supuesto, pero mientras arreglamos esas aver¨ªas de fondo que nos pueden llevar siglos ¡ªo una eternidad, vista la rapidez a la que reaccionan nuestros sistemas educativos¡ª parece una buena idea impedir, con formas racionales e imaginativas, que los sesgos perpet¨²en las injusticias que observamos ahora. Y una de esas estrategias es delegar en el azar cuando el azar lo hace mejor que nosotros. Es una tendencia en alza en el mundo intelectual, y quer¨ªa informarles de ella antes de que perdamos el tren de nuevo.

La ciencia va por delante en esta iniciativa, como yo creo que debe ocurrir, puesto que se basa en datos fiables y teor¨ªas informadas. El Reserch on Research Institute (RoRI, Instituto de Investigaci¨®n sobre la Investigaci¨®n) es un consorcio coordinado por las universidades de Sheffield y Leiden y que se dedica abiertamente a someter a prueba, evaluar y experimentar con muchos ¨¢ngulos del sistema de investigaci¨®n internacional, su toma de decisiones y su eficiencia en el reparto de fondos. Sus investigaciones muestran que los humanos lo hacemos peor que el azar en esos aspectos, y sobre todo cuando dos proyectos que solicitan dinero exhiben una calidad muy similar, y superior al umbral de excelencia que requiere el financiador. En esos casos, los tribunales humanos patinan sobre el sucio hielo del prejuicio, lo que est¨¢ muy feo en cualquiera, pero m¨¢s a¨²n en un cient¨ªfico.

Los sesgos son siempre los mismos, y seguramente no son espec¨ªficos de la ciencia, ni del mundo acad¨¦mico. Favorecen a los investigadores m¨¢s establecidos, a los nombres m¨¢s reconocibles y a los que pertenecen a las universidades o institutos m¨¢s prestigiosos. Son prejuicios comprensibles, pero carecen de la menor justificaci¨®n emp¨ªrica y es preciso erradicarlos de los procesos de decisi¨®n. Puesto que funcionan peor que el azar, la soluci¨®n m¨¢s r¨¢pida, simple y justa es utilizar el azar. Eso aniquila el sesgo de manera instant¨¢nea, puesto que el azar es tan idiota que no tiene ni prejuicios. La Academia Brit¨¢nica, la Fundaci¨®n Volkswagen en Alemania, la Fundaci¨®n Austriaca para la Ciencia y el Consejo de Investigaci¨®n Sanitaria de Nueva Zelanda est¨¢n promoviendo el azar en detrimento del prejuicio, y la revista Nature les ha dado su respaldo editorial. La moraleja es simple: si eres peor que el azar, usa el azar.