Italia: unas elecciones sin sorpresas... hasta ahora
Las inc¨®gnitas sobre el pr¨®ximo Gobierno, que deber¨ªa tomar posesi¨®n hacia finales de octubre, no se refieren al qui¨¦n, es decir, a su composici¨®n, sino al c¨®mo, y por tanto a su acci¨®n
Al final, no hubo sorpresas en las elecciones italianas. Tras una campa?a electoral corta y esencialmente incolora, las elecciones parlamentarias celebradas en Italia han seguido bastante fielmente las previsiones de los sondeos y tambi¨¦n el estado de ¨¢nimo desilusionado y desinteresado del electorado. Pero si el resultado de la votaci¨®n en s¨ª no supone ninguna sorpresa, no se puede decir lo mismo de lo que ocurrir¨¢ despu¨¦s de las elecciones. En este sentido, Italia est¨¢ entrando en una tierra desconocida que podr¨ªa tener consecuencias para su democracia y tambi¨¦n para el futuro de la Uni¨®n Europea. Sin embargo, antes de explorar este nuevo territorio, ci?¨¢monos a lo que conocemos: los datos electorales y el resultado global de la votaci¨®n.
Tambi¨¦n esta vez, como en pr¨¢cticamente todas las elecciones anteriores (sobre todo en los ¨²ltimos 15 a?os), habr¨¢ quienes griten preocupados por otro ¡°terremoto electoral¡±: un acontecimiento imprevisible para el que no est¨¢bamos preparados y que ha cogido a Italia por sorpresa. No se podr¨ªa estar m¨¢s equivocado. Si hay algo predecible a estas alturas en el sistema pol¨ªtico italiano es su constante y estable inestabilidad electoral. Con un sistema de partidos totalmente atomizado y desestructurado, cada elecci¨®n produce cambios bruscos y radicales: en 2013, y a¨²n m¨¢s en 2018, el ¨¦xito rotundo del populista Movimiento 5 Estrellas (33%), en las elecciones europeas de 2014 la haza?a electoral de un l¨ªder del Partido Democr¨¢tico, Matteo Renzi, en el contexto del centroizquierda (40%), luego la victoria de La Liga nacionalista y nativista en las elecciones europeas de 2019 (34%).
?Y ahora? Ahora es el turno de Giorgia Meloni y su partido posfascista de la derecha radical, conservadora y soberanista (Hermanos de Italia), que ha pasado del 4,4% al 26,3% (tanto en el Congreso como en el Senado, con m¨¢s del 90% de los distritos escrutados) en el transcurso de cuatro a?os. Se trata de un partido, el ¨²nico de la ¨²ltima legislatura, que siempre ha estado en la oposici¨®n a todos los gobiernos: tanto a los ejecutivos (de centroderecha y centroizquierda) liderados por Giuseppe Conte como al Gobierno formado en torno al liderazgo tecn¨®crata de Mario Draghi. Y mantenerse en la oposici¨®n mientras los vientos de la crisis (sanitaria, econ¨®mica, militar) arrecian en el exterior ha dado ciertamente sus frutos.
Sin embargo, la victoria anunciada de Hermanos de Italia dentro de una coalici¨®n de derechas con un peque?o ap¨¦ndice moderado podr¨ªa haber sido, si no anulada, al menos reducida. En cambio, el ¡°esquema 3 contra 1¡å ha facilitado el camino para la victoria de Meloni y su coalici¨®n. De hecho, el ¨²nico polo de centro-derecha se enfrent¨® a tres variantes diferentes de centroizquierda: una de impronta populista-laborista (M5S), otra orientada al progresismo proeuropeo (Partito Democr¨¢tico) y la ¨²ltima de car¨¢cter neoliberal formada por el nuevo partido de Renzi (Italia viva) y la formaci¨®n del eurodiputado Carlo Calenda (Azione). Si estas tres formaciones, que obtuvieron en conjunto alrededor del 49% de los votos, hubieran encontrado la manera de coordinar sus esfuerzos, el juego electoral en las circunscripciones uninominales habr¨ªa sido menos previsible y la victoria del centroderecha ciertamente m¨¢s incierta. Sin duda, una estrategia de coalici¨®n diferente en el campo del centroizquierda habr¨ªa transformado el clima de la campa?a electoral, favoreciendo una mayor movilizaci¨®n de los votantes. Por el contrario, el creciente abstencionismo, sobre todo en las regiones del sur, observado en esta cita electoral (del 27% al 35% el domingo), formado por los segmentos m¨¢s pobres y marginados de la sociedad italiana, ha castigado selectivamente a los distintos partidos de centroizquierda. El principal culpable de este error estrat¨¦gico es, sin duda, el principal partido de centroizquierda (PD), que no solo no ha conseguido polarizar el choque con la derecha, sino que ha quedado aprisionado en la imagen de un partido aplastado por el establishment gubernamental y alejado de las cuestiones sociales que m¨¢s preocupan a los votantes (y trabajadores) italianos.
Con estos resultados electorales, las inc¨®gnitas y sorpresas sobre el pr¨®ximo Gobierno (que deber¨ªa tomar posesi¨®n hacia finales de octubre) no se refieren al qui¨¦n, es decir, a su composici¨®n, sino al c¨®mo, y, por tanto, a su acci¨®n. Por primera vez en la historia de Italia, lo m¨¢s probable es que sea una mujer quien dirija el primer Gobierno dominado por partidos de derecha radical (tanto Hermanos de Italia como la Liga), orgullosamente euroesc¨¦pticos, soberanistas y con posiciones internacionales no del todo alineadas con las posiciones hist¨®ricamente pro-OTAN de Italia.
Ante este escenario, surgen al menos dos frentes de tensi¨®n: uno interno y otro europeo e internacional. En el primer frente, considerando tambi¨¦n los fuertes l¨ªmites a la pol¨ªtica econ¨®mica derivados de la participaci¨®n en la eurozona y el estado de las cuentas p¨²blicas, el nuevo Gobierno podr¨ªa centrarse en cuestiones de identidad y derechos civiles, fomentando esa lenta erosi¨®n antiliberal de los reg¨ªmenes democr¨¢ticos que ya hemos visto en funcionamiento en Hungr¨ªa y Polonia. Todo ello se ve reforzado por una reforma de la Constituci¨®n en clave presidencialista sin los adecuados controles democr¨¢ticos. El segundo frente se refiere al papel de Italia en la UE. Ya en 2018, las instituciones supranacionales se enfrentaron a un Gobierno italiano potencialmente euroesc¨¦ptico que, sin embargo, se integr¨® r¨¢pidamente en la corriente europea. Hoy, con un futuro Gobierno abiertamente soberanista, el funcionamiento de la ¡°integraci¨®n¡± en el circuito decisorio de la UE podr¨ªa ser m¨¢s complicado. Con un da?o previsible para Italia y una incertidumbre sin precedentes sobre el futuro del proyecto europeo, precisamente cuando m¨¢s se necesita.
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