Arrigo Sacchi: ¡°El f¨²tbol es el espejo de Italia, un pa¨ªs que ha confundido los valores¡±
El revolucionario entrenador del Milan, una empresa que construy¨® codo con codo con ¡®Il Cavaliere¡¯, piensa que es improbable que la sociedad italiana haga hoy equipo
Arrigo Sacchi (Fusignano, 76 a?os), legendario entrenador del Milan, fue un revolucionario. Su obra al frente de aquel equipo de f¨²tbol pasar¨¢ a la historia como uno de los grandes fen¨®menos contraculturales de un pa¨ªs que siempre prefiri¨® mirar hacia atr¨¢s. Una empresa construida codo con codo con un joven Silvio Berlusconi, que acababa de comprar un equipo en crisis. Lograron, entre otros t¨ªtulos, dos Champions y dos copas intercontinentales. Pero, sobre todo, lo hicieron a trav¨¦s de un juego ins¨®lito en la Italia del catenaccio basado en el m¨¦rito, el colectivo y una idea del dominio del espacio desconocido hasta entonces. El ¨¦xito fue tal que Berlusconi lo utiliz¨® para dar el salto a la pol¨ªtica, inspir¨¢ndose en aquello para crear un partido con nombre de coro futbol¨ªstico: Forza Italia.
Pregunta. ?C¨®mo ve el panorama que se abre tras las elecciones del 25 de septiembre?
Respuesta. Mire, el f¨²tbol es el espejo de la historia y de la cultura de este pa¨ªs. Son hijos de la misma historia. Y este es un pa¨ªs que ha confundido los valores. Piensa que la picaresca es superior al m¨¦rito; cree que los conocidos son m¨¢s importantes que el conocimiento. Hemos iluminado el mundo, pero somos cada vez m¨¢s ignorantes. Este pa¨ªs conquist¨® el planeta con los romanos, y luego cada vez hemos sido m¨¢s invadidos culturalmente. Hemos vivido intentando escapar, intentando sobrevivir. Los romanos conquistaron la Galia, que eran cinco millones, con solo 50.000 hombres. ?Sabe por qu¨¦? Hac¨ªan algo improbable hoy: un equipo.
P. ?Tambi¨¦n en el f¨²tbol?
R. Claro. Practicamos el catenaccio: ponemos m¨¢s hombres en defensa que en ataque. Intentamos ganar con la astucia, no dominando el juego. No todos, claro. Pero la mayor¨ªa. Y mire, nos hemos convertido en un pueblo mafioso lleno de corporaciones.
P. Pues ten¨ªan a una estrella como Mario Draghi.
R. Es una de las personas que m¨¢s honraba Italia. Y, ?qu¨¦ hacemos? Lo echamos. Pero se ve¨ªa venir. Y en el f¨²tbol pasa algo parecido: somos fuertes en la t¨¢ctica, en el corto plazo. Pero d¨¦biles en la estrategia. Es un pa¨ªs en el que no se puede confiar.
P. ?Cu¨¢ndo empez¨® esta decadencia?
R. Hace mucho tiempo. Y eso es porque solo intentamos sobrevivir, jugar defendiendo. Porque tenemos miedo de que nos marquen si vamos al ataque.
P. ?Ha escuchado algo interesante de los pol¨ªticos?
R. Se llega al poder a trav¨¦s de promesas, que luego cambian enseguida. Pero este es un pa¨ªs que debe poner de nuevo la cultura en el centro. Antes ven¨ªan estudiantes de todo el mundo a nuestras universidades, ahora son nuestros j¨®venes quienes se marchan. La cultura es fundamental para elevar el conocimiento de las personas. Si no hay ignorancia y presunci¨®n, y as¨ª es imposible avanzar.
P. ?Alguna vez le han propuesto hacer pol¨ªtica?
R. Siempre he reconocido a quien me ha tratado bien. Y Berlusconi ha sido formidable. Cuando llegu¨¦ al Milan firm¨¦ en blanco. Les dije que pusieran ellos la cifra: ¡°O sois unos locos o sois unos genios¡±. Yo le estimo como persona y soy su amigo. Y si tuviese que hacerlo, ir¨ªa con ¨¦l. Pero yo no quiero hacer pol¨ªtica.
P. En cambio, construy¨® un animal contracultural con su Mil¨¢n.
R. Una vez me invitaron a Inglaterra para hablar de f¨²tbol, un honor sabiendo lo que los ingleses piensan de nosotros. Mark Hughes [jugador del Manchester United] me pregunt¨® c¨®mo hab¨ªa logrado hacer aquello en Italia: ¡±Si el campo tuviera un kil¨®metro, encontrar¨ªamos a los italianos en los ¨²ltimos 20 metros¡±, me dijo. Y la verdad es que yo solo intent¨¦ respetar mis valores. Mejor dominar a que te dominen, mejor ser optimista que pesimista¡ cosas simples. Pero en Italia la simplicidad es una revoluci¨®n.
P. ?El estilo, tambi¨¦n en pol¨ªtica, es importante?
R. Claro, el estilo es lo que te identifica. Lo que te da sentido de pertenencia y orgullo. Pero hoy solo queremos ganar, aunque sea robando, traicionando los valores. La Uni¨®n Europea valor¨® no hace tanto la corrupci¨®n que hab¨ªa entre sus socios comunitarios. De los 100.000 millones, la mitad se produc¨ªa en Italia. Tiene que ver con esa necesidad de ganar a toda costa. Yo con el Mil¨¢n intent¨¦ hacerlo a trav¨¦s del m¨¦rito.
P. No parece que calase mucho esa idea viendo el panorama actual.
R. Nadie es profeta en su tierra. La incultura hace prevalecer sentimientos innobles como la envidia. Yo pensaba que el f¨²tbol era un colectivo de inteligencias. Miraba a las personas, su entusiasmo, su generosidad, modestia e inteligencia. Les propon¨ªa cosas, y luego me las devolv¨ªan mejoradas. No quer¨ªa jugadores ya consagrados, porque pueden romper un equipo. Pero tuve la fortuna de tener un presidente que conmigo fue grandioso.
P. ?Y usted entiende qu¨¦ hace Berlusconi blanqueando esos partidos de extrema derecha?
R. Mire, intento no seguir mucho la pol¨ªtica. Pero cuando le hicieron presidente del Consejo de Ministros y yo era ya entrenador de la selecci¨®n Italiana, fuimos a despedirnos de ¨¦l antes de ir al Mundial. Me dijo que ten¨ªa por delante un reto muy dif¨ªcil, y le contest¨¦ que el suyo, en cambio, era imposible. Los italianos tienen el sentido de la naci¨®n, pero no del Estado.
P. Italia ha buscado ¨²ltimamente renacer de sus cenizas. Hay equipos ahora en Europa, c¨®mo el FC Barcelona, que se proponen lo mismo. ?Qu¨¦ le parece?
R. Mire, cuando se gana generando deudas es un problema. Hay que ganar sin apoyarse en el presupuesto. Cuando empec¨¦ a hacer de entrenador, le dije a una de las personas que me ayudaron a dar el paso que hab¨ªa que comprar un l¨ªbero. Me pregunt¨®: ¡°?Qu¨¦ n¨²mero le dar¨ªas?¡±. Le contest¨¦ que ser¨ªa el 6. As¨ª que se fue al vestuario, y volvi¨® con una camiseta con ese n¨²mero. ¡°Ves, ahora si eres un buen entrenador, tu l¨ªbero te lo construyes con las ideas y con el trabajo¡±. As¨ª hay que crecer, tambi¨¦n un pa¨ªs.
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