Pan y Tamara
Nos fascina asistir en directo a un trepidante melodrama que nos permite constatar que los ricos tambi¨¦n lloran, juzgar sumar¨ªsimamente al pr¨®jimo sin pagar las costas y evadirnos medio minuto de nuestra vida perra
El otro d¨ªa, cuando Tamara Falc¨® solt¨® el bombazo de su compromiso matrimonial con ??igo Onieva en Instagram, me o¨ª chillar en medio del silencio de la capilla central, perd¨®n, Redacci¨®n, de esta catedral del periodismo: ¡°?Se casa Tamara!¡±. Al punto, a mi espalda, una colega de Internacional que cubr¨ªa espantada la ¨²ltima hora de la amenaza nuclear rusa replic¨®, genuinamente interesada en la primicia: ¡°Tamara, ?qu¨¦ Tamara?¡±, a lo que yo, echada ya definitivamente al monte de la frivolidad m¨¢s absoluta, respond¨ª muy digna: ¡°Putin, ?qu¨¦ Putin?¡±. Las carcajadas del respetable p¨²blico de tama?o sainete, a la saz¨®n reputados periodistas con lustros de experiencia en decidir qu¨¦ es y qu¨¦ no es noticia, a¨²n resuenan en mi conciencia.
Lo ocurrido desde entonces ¡ªidas, venidas, dimes, diretes, giros de guion y ruptura de la hasta ayer pareja perfecta¡ª ya es historia de Espa?a, puntualmente glosada en algunos de los art¨ªculos m¨¢s vistos de este peri¨®dico. Hay quien se escandaliza de que, mientras en Ucrania emergen los muertos de Izium, en Ir¨¢n matan mujeres por quitarse el velo, en Italia gana la ultraderecha de Giorgia Meloni, y aqu¨ª se nos desbordan las colas del hambre y se nos amontonan las mujeres asesinadas por sus parejas, tantos estemos tan entretenidos con los cuernos de una pija ultracat¨®lica a morros de otro pijo pichabrava al que se ve¨ªa venir desde el mism¨ªsimo desierto de Nevada donde lo han trincado besando a otra se?ora. Y yo, no te fastidia. Pero entiendo perfectamente por qu¨¦ nos fascina asistir en directo a un trepidante melodrama que nos permite constatar que los ricos tambi¨¦n lloran, entonar el yo ya lo dije, juzgar sumar¨ªsimamente al pr¨®jimo sin pagar las costas y evadirnos aunque sea medio minuto de nuestra vida perra. Pan y Tamara, vale, pero, curados de espanto como estamos, no hay noticia bomba que compita con esa, a no ser que te explote en tu propio culo. Por cierto, que, a estas alturas, la colega de Internacional, picada en su orgullo de periodista de raza, no solo sabe qui¨¦n es Tamara, sino que es ella quien me cuenta las novedades, sin por ello quitarle ni un segundo el ojo a Vlad¨ªmir Putin. S¨ª, se puede.
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