Brasil no aguanta m¨¢s
Bolsonaro ha horrorizado en diferentes momentos, pero el consenso parece ser que su indescriptiblemente horrible actuaci¨®n en la pandemia explica su crisis de popularidad
Este domingo, todo Brasil acudir¨¢ a las urnas para decidir los pr¨®ximos gobernadores de los Estados, diputados estatales y federales, senadores y el presidente de la Rep¨²blica. El voto es obligatorio y hay varias personas compitiendo por la presidencia. Sin embargo, dos candidatos polarizan la gran mayor¨ªa de las intenciones de voto. Por un lado, el actual presidente Jair Bolsonaro, del Partido Liberal, y por otro, el expresidente Lula, del Partido de los Trabajadores (PT).
Lula es el mayor l¨ªder popular de la historia de Brasil y durante dos mandatos fue el presidente que desarroll¨® pol¨ªticas p¨²blicas fundamentales para los m¨¢s pobres, en su mayor¨ªa negros. En el ¨¢mbito de la educaci¨®n, por ejemplo, fue responsable de la expansi¨®n de las universidades federales, de las pol¨ªticas de cuotas raciales y de los programas para que los pobres accedieran a la educaci¨®n superior, lo que supuso una aut¨¦ntica transformaci¨®n. En 2010, cuando dej¨® el cargo, ten¨ªa un 83% de aprobaci¨®n, un r¨¦cord que a¨²n se mantiene.
Lula hubiera sido el postulante ideal para el cargo en 2018, la elecci¨®n en la que Bolsonaro se erigi¨® como ganador, pero durante la contienda electoral fue detenido por la Operaci¨®n Lava Jato, comandada por Sergio Moro, ex juez de derecho y actual candidato a senador por el Estado de Paran¨¢. En 2018, Moro asumi¨® el Ministerio de Justicia de Bolsonaro, que result¨® favorecido por sus decisiones judiciales contra Lula y el PT. Fue otro de los muchos esc¨¢ndalos de la Operaci¨®n, que acab¨® anulado por el Tribunal Supremo ¡ªtard¨ªamente, hay que decirlo¡ª, ante la evidente parcialidad del magistrado.
Ya libre de todo cargo, el encuentro que deb¨ªa haberse producido en 2018 tendr¨¢ lugar este fin de semana, en el que la esperanza es progresista. Diferentes encuestas han coincidido en se?alar un buen margen de ventaja para Lula. En los ¨²ltimos sondeos, Lula est¨¢ en el 48, 49, algunos apuntan al 50%. Seg¨²n la legislaci¨®n electoral, si ning¨²n candidato alcanza el 50% de los votos v¨¢lidos en la primera votaci¨®n, habr¨¢ una segunda vuelta de elecciones.
Por ello, se est¨¢ haciendo un gran esfuerzo para que la elecci¨®n se decida en la primera vuelta en Brasil. Las alianzas pol¨ªticas en un amplio (ampl¨ªsimo) frente contra Bolsonaro, las declaraciones p¨²blicas de voto en televisi¨®n, radio y redes sociales por parte de personas de diversos segmentos de la sociedad y los actos p¨²blicos en las calles pretenden asegurar ese margen m¨ªnimo para que se d¨¦ la vuelta a una de las p¨¢ginas m¨¢s tristes de la historia del pa¨ªs y Bolsonaro pierda la reelecci¨®n, lo que ser¨ªa un hecho in¨¦dito en la corta historia presidencial del pa¨ªs.
Las razones de la aversi¨®n contra Bolsonaro son amplias. Brasil es un pa¨ªs de dimensiones continentales, con m¨¢s de 220 millones de habitantes de diversas regiones y m¨²ltiples identidades. As¨ª que no es solo con una mentira que se logra que el 51% de los brasile?os digan que nunca conf¨ªan en nada de lo que dice, seg¨²n el ¨²ltimo sondeo de Datafolha. Bolsonaro ha horrorizado en diferentes momentos, en diferentes ¨¢reas y en diferentes regiones, pero el consenso parece ser que su indescriptiblemente horrible actuaci¨®n en la pandemia permite entender su crisis de popularidad.
Mientras los pa¨ªses se apresuraban a desarrollar una vacuna, el Gobierno gastaba miles de millones en cloriquina, un f¨¢rmaco dise?ado para tratar la malaria, pero en este caso destinado a tratar la covid-19. Fue uno de los principales propagadores de noticias falsas en internet y se opuso sistem¨¢ticamente a los consejos de la comunidad cient¨ªfica internacional.
Los ministros de Salud dimitieron uno tras otro por no querer responsabilizarse de la pol¨ªtica adoptada a instancias del ¡°Capit¨¢n Cloriquina¡±, apodo por el que era conocido, hasta el actual ministro, un obediente general del Ej¨¦rcito. En cuanto a la vacuna, ante la inminencia de la producci¨®n de millones de dosis chinas por parte del Gobierno del Estado de S?o Paulo, del que es opositor, solo le qued¨® decir que no confiaba en los productos que ven¨ªan de China, complaciendo adem¨¢s a su ejemplo del norte, el expresidente Donald Trump. En las redes sociales, las milicias digitales bolsonaristas respaldaron su repudio a la ¡°VaChina¡±.
Y no bast¨® con fomentar la desinformaci¨®n sobre el uso de los medicamentos, lo que provoc¨® numerosos casos de hospitalizaci¨®n y muerte; para retrasar las vacunas y boicotear las que se fabricaban, Bolsonaro dio un espect¨¢culo deprimente de declaraciones desafortunadas durante el per¨ªodo de la pandemia. Frases como ¡°es solo una peque?a gripe¡±, ¡°no soy enterrador¡± (al negarse a responder sobre el n¨²mero de muertes en el pa¨ªs), ¡°lo sentimos por todos los muertos, pero es el destino de todos¡±, entre otras. A esto hay que a?adir su actitud de salir sin m¨¢scara en medio de la pandemia y no haber visitado ni siquiera un hospital.
Antes de la pandemia, Brasil ya segu¨ªa una pol¨ªtica de retrocesos econ¨®micos, ambientales y pol¨ªticos; el golpe que destituy¨® a la presidenta Dilma Rousseff en 2016 fue el punto de inflexi¨®n del oscurantismo. Se llevaron a cabo reformas laborales y asistenciales impensables en los pa¨ªses del Norte Global con la promesa de generar muchos puestos de trabajo que nunca llegaron. La parte de la sociedad que m¨¢s sufri¨® este cambio fueron los pobres, que en Brasil son en su mayor¨ªa personas de raza negra, que son la mayor¨ªa de la poblaci¨®n.
Pero en la pandemia, lo que era malo empeor¨®. El aumento de los casos de violencia dom¨¦stica encontr¨® en Brasil un catalizador para la reducci¨®n dr¨¢stica e incluso la erradicaci¨®n de los fondos destinados a las pol¨ªticas p¨²blicas de acogida de las mujeres v¨ªctimas de la violencia, como los refugios integrados, la denuncia y los centros de asistencia social. El pa¨ªs ocupa un lugar destacado en el podio de los feminicidios, los abusos sexuales a menores, las violaciones y la violencia dom¨¦stica.
Datos de 2019, en un escenario prepand¨¦mico, del Anu¨¢rio Brasileiro de Seguran?a P¨²blica (Anuario Brasile?o de Seguridad P¨²blica) registran que cada 8 minutos en Brasil violan a una mujer, joven o ni?o. El informe se?alaba que el 57,9% de las v¨ªctimas ten¨ªan como m¨¢ximo 13 a?os. En el 84,1% de los casos, el violador es alguien conocido por la v¨ªctima: un familiar o una persona de confianza. Seg¨²n el mismo Anuario, cada dos minutos una mujer es agredida. Hubo 266.310 registros de lesiones corporales como resultado de la violencia dom¨¦stica en el pa¨ªs. En este ca¨®tico contexto, la reducci¨®n del presupuesto para las pol¨ªticas de protecci¨®n de las mujeres por parte del Gobierno de Bolsonaro en un 94% es cruel y responsable de la muerte y la desgracia de innumerables mujeres y ni?as en el pa¨ªs.
Podr¨ªa pasarme un d¨ªa entero enumerando los absurdos que nos hemos visto obligados a soportar en los ¨²ltimos cuatro a?os y a¨²n as¨ª no ser¨ªa suficiente. Podr¨ªa hablar sobre la desinversi¨®n del 34% en el presupuesto anual de Ciencia y Tecnolog¨ªa, que ha llevado a un escenario de caos en la educaci¨®n superior, con el fin de los programas de intercambio, la precariedad de la investigaci¨®n en el pa¨ªs y la falta de presupuesto para que las universidades p¨²blicas sigan funcionando. Podr¨ªa hablar de lo que ha significado la pol¨ªtica de Bolsonaro en t¨¦rminos de muerte para los pueblos ind¨ªgenas, con el est¨ªmulo a la guerra desatada por la miner¨ªa ilegal en tierras protegidas, as¨ª como la pol¨ªtica de da?o ambiental. Podr¨ªa hablar de muchas cosas, pero la verdad es que Brasil no aguanta m¨¢s. Es necesario y fundamental un cambio profundo.
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