Los cr¨ªos est¨¢n saliendo fachas
El fen¨®meno no solo concierne a los cachorros de los pijos de derechas, esos que van a colegios mayores en los que celebran berreas
A los siete a?os, al m¨¢s peque?o de mis primos le dio por decir dos cosas: la primera, que su madre votaba a Vox. La segunda, que dorm¨ªa en una litera: ¨¦l abajo y arriba Espa?a. Educado en una familia de tradici¨®n comunista, el chaval, que es muy espabilado, sab¨ªa que aquello ten¨ªa todas las papeletas de escandalizar. Y as¨ª era: cuando me lo dec¨ªa, sol¨ªa re¨ªrme primero y llamarlo al orden despu¨¦s.
Un a?o antes, con seis, me hab¨ªa ense?ado uno de los juegos de su tablet, que consist¨ªa en ser un emprendedor del mundo hostelero: pon¨ªas una pizzer¨ªa en una aldea y si te iba bien fundabas una en un pueblo; cuando consegu¨ªas sacarla adelante, inaugurabas una filial en una ciudad y, si lograbas prosperar, pon¨ªas tu propio restaurante en la luna. Cuando le pregunt¨¦ que para qu¨¦ querr¨ªa poner un restaurante en la luna, me respondi¨® con l¨®gica reprobaci¨®n que por qu¨¦ iba a ser: porque el juego era as¨ª.
Pienso en ello mientras leo un art¨ªculo de H¨¦ctor G. Barn¨¦s en El Confidencial que habla de lo fachas que est¨¢n saliendo los cr¨ªos. No son solo los cachorros de los pijos de derechas, esos que van a colegios mayores en los que celebran berreas: la cosa es que est¨¢n saliendo fachas hasta los nuestros.
El fen¨®meno, los datos que lo confirman y sus porqu¨¦s se est¨¢n convirtiendo en un g¨¦nero literario. Hace unos meses, Juan Soto Ivars escrib¨ªa tambi¨¦n en esa misma publicaci¨®n que ¡°algunos hijos de gente de izquierdas est¨¢n saliendo fachas por el mismo motivo por el que muchas hijas de beatos metidas en colegios de monjas sal¨ªan m¨¢s frescas que el Pirulo: los chavales se rebelan contra lo que detectan como moralina rancia¡±.
Pero muchos de estos an¨¢lisis, incluido el m¨ªo al reprender a mi primo peque?o por bromear con que su madre vota a Vox mientras naturalizo que juegue a ser un consejero delegado con mentalidad de tibur¨®n, obvian lo que sab¨ªa Pier Paolo Pasolini: que lo facha ya no es lo que era. El italiano se?alaba a la sociedad de consumo como el ¡°nuevo fascismo¡± y dec¨ªa de ella que ¡°ha transformado profundamente a los j¨®venes, los ha tocado en su intimidad, les ha dado otros sentimientos, otros modos de pensar, de vivir, otros modelos culturales¡±. Seg¨²n ¨¦l, ¡°no se trata, como en la ¨¦poca de Mussolini, de una regimentaci¨®n superficial, escenogr¨¢fica, sino de una real que les ha robado y cambiado el alma¡±.
Y la verdad es que los ¨ªdolos de la mayor¨ªa de chavales no son ni Franco ni Mill¨¢n Astray sino los youtubers que se marchan a Andorra esgrimiendo que los impuestos son un robo. Las lecturas que los tienen lobotomizados no son ni el catecismo ni las obras completas de Jos¨¦ Antonio, sino publicaciones de criptomonedas en las que se cuelan arengas al mercado en lugar de a la patria. M¨¢s que la represi¨®n y el puritanismo nacionalcat¨®lico, es el acceso al porno cuando apenas han aprendido a restar llevando (empiezan a verlo a los ocho), la sexualizaci¨®n temprana o la mercantilizaci¨®n de los cuerpos lo que est¨¢ haciendo mella en ellos.
Escrib¨ªa Marx que las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada ¨¦poca. Adem¨¢s, en la nuestra son a veces imperceptibles, pues los mandatos se disfrazan de libertades. Por eso muchas veces nos regimos por ellos sin identificarlos ni cuestionarlos. Al final, no somos tan distintos a mi primo peque?o: todos nos contamos a nosotros mismos que es as¨ª como funciona el juego y punto.
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