El nerviosismo de Vox
La fiesta anual de la ultraderecha concita apoyos del nacionalpopulismo internacional sin lograr ocultar su debilidad
El cese por sorpresa de Javier Ortega Smith como secretario general y n¨²mero dos de Vox el pasado jueves fue el ¨²ltimo movimiento interno de la formaci¨®n de ultraderecha destinado a remontar la declinante expectativa de voto que reflejan las encuestas fiables. Sus resultados en las auton¨®micas de Andaluc¨ªa estuvieron muy por debajo de las expectativas del partido. El fracaso de su candidata, Macarena Olona, acab¨® como el rosario de la aurora, con una frase lapidaria del portavoz parlamentario, Iv¨¢n Espinosa de los Monteros, que le indicaba ¡°el fin del camino¡±. Fue el incendio en las calles catalanas tras la sentencia de los l¨ªderes independentistas el que catapult¨® a Vox hasta los 52 diputados en las elecciones generales de noviembre de 2019 y fueron las auton¨®micas andaluzas las que hicieron in¨²til su leve mejor¨ªa gracias a la mayor¨ªa absoluta obtenida por el PP de Juan Manuel Moreno Bonilla.
La celebraci¨®n de la fiesta anual de Vox ayer en el Mad Cool de Valdebebas quiso dispensar un chute de autoestima. Por primera vez obtuvo el respaldo expl¨ªcito en una grabaci¨®n de v¨ªdeo de Donald Trump y se oyeron tambi¨¦n los mensajes de apoyo de la ultraderecha de Portugal y de dos l¨ªderes nacionalpopulistas: el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, presente en el acto, y el h¨²ngaro Viktor Orb¨¢n. Pero el v¨ªdeo m¨¢s largo e institucional estuvo reservado a la probable nueva primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, l¨ªder de Hermanos de Italia, muy lejos esta vez del histrionismo mussoliniano de su mitin en la campa?a andaluza. El mensaje compartido no ofrece dudas sobre el euroescepticismo de unos l¨ªderes que coincidieron en la defensa de la soberan¨ªa, la cr¨ªtica a la burocracia de Bruselas, la defensa de la tradici¨®n sin matices y el rechazo a la inmigraci¨®n con fronteras m¨¢s fuertes.
El destacado lugar de Meloni en la fiesta de Vox buscaba un enga?oso paralelismo con Espa?a. Italia es una democracia con m¨¢s de 80 a?os de historia reciente y el actual partido de Meloni nace del fascismo superviviente tras la victoria de los aliados en la II Guerra Mundial. Espa?a qued¨® fuera de ese ciclo democr¨¢tico abierto en 1945 y solo tras la muerte de Franco, 40 a?os despu¨¦s, consigui¨® desprenderse del nacionalcatolicismo y el fascismo residual que encarnaba el r¨¦gimen. Todav¨ªa est¨¢ muy cerca en la memoria colectiva esa tradici¨®n fuertemente autoritaria que hoy exhibe su sectarismo expulsando a Pablo Picasso, Federico Garc¨ªa Lorca, Antonio Machado, Jos¨¦ Ortega y Gasset o Miguel de Unamuno de la lista de 52 espa?oles ilustres (uno por provincia), como hizo Vox en su fiesta, incluida la participaci¨®n de un grupo musical nost¨¢lgico de la sublevaci¨®n franquista de 1936 y con expl¨ªcitos mensajes de odio xen¨®fobo y machista. No hay coherencia alguna entre ese reaccionarismo y la autoubicaci¨®n que Meloni defendi¨® de su futuro gobierno en el, seg¨²n ella, ¡°centroderecha¡± pol¨ªtico. La formaci¨®n ultraderechista italiana ha vivido tres d¨¦cadas de adaptaci¨®n pol¨ªtica a trav¨¦s de su participaci¨®n en m¨²ltiples gobiernos locales. Vox apenas acaba de acceder hace unos meses al Gobierno de la comunidad de Castilla y Le¨®n, incluida la grotesca vicepresidencia que hoy ostenta un miembro del partido. La connivencia de Alberto N¨²?ez Feij¨®o con ese acuerdo de gobierno estuvo en el origen de la consolidaci¨®n de su liderazgo en el PP, y puede estar nutri¨¦ndose de un votante que se fue a Vox y vuelve hoy a un PP en alza electoral. Los rutilantes apoyos que recab¨® ayer Vox tratan de ocultar la cascada de s¨ªntomas de debilidad que muestra el partido que hoy aspira a ser el complemento que el PP necesitar¨ªa para gobernar.
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