?Y si ocurre alguna de estas cosas en Ucrania?
La explosi¨®n de una central el¨¦ctrica o una bomba sucia son m¨¢s probables que un primer ataque nuclear
Cuando hablamos de escenarios futuros, a menudo tendemos a manejar resultados binarios, es decir, triunfos y desastres. Cuando debatimos si Vlad¨ªmir Putin recurrir¨¢ a las armas nucleares, tambi¨¦n pensamos de forma binaria. Lo har¨¢ o no lo har¨¢.
Debemos recordar que Putin entra en esa categor¨ªa de personas que mienten, pero que rara vez se tiran un farol. Nuestra mejor gu¨ªa sobre su actuaci¨®n es su propio pasado. Ha utilizado el agente qu¨ªmico Novichok en el Reino Unido, y tambi¨¦n en casa contra Alex¨¦i Navalni. Por lo que sabemos, hizo saltar por los aires los oleoductos Nord Stream en aguas danesas del mar B¨¢ltico. Lo que todos estos casos tienen en com¨²n es que le dieron la posibilidad de negarlo de manera plausible. No se trata de lo que ustedes y yo creamos, sino de si sus negaciones son lo suficientemente plausibles para su propia gente y sus aliados.
Si nos basamos en sus acciones en el pasado, dudo mucho que recurriera a un arma nuclear t¨¢ctica a plena vista del mundo. Su arma nuclear preferida ser¨ªa una bomba sucia; o la explosi¨®n de una central nuclear. Inmediatamente, culpar¨ªa a Ucrania o a Estados Unidos.
La semana pasada, el ministro de Medio Ambiente de Ucrania, Ruslan Strilez, advirti¨® de que una cat¨¢strofe nuclear en Zaporiyia generar¨ªa emisiones radiactivas diez veces superiores a las del accidente de Chern¨®bil en 1986. La planta est¨¢ ocupada por las fuerzas rusas. La zona se encuentra justo en el frente de batalla. Strilez advirti¨® de que unas emisiones de esa magnitud afectar¨ªan a un ¨¢rea de 10 millones de kil¨®metros cuadrados, tres veces el tama?o de Ucrania y aproximadamente la mitad de la UE. Entre las muchas consecuencias, habr¨ªa decenas de millones de refugiados medioambientales.
A lo mejor, algunos en Mosc¨² derrocar¨ªan a Putin, instalar¨ªan a un l¨ªder que pudiera ordenar la retirada de las tropas y luego culpar¨ªan a Putin por la verg¨¹enza nacional. Ser¨ªa la madre de todos los sucesos intrusivos. Ser¨ªa el mejor escenario para Ucrania y Occidente. Pero ser¨ªa imprudente esperar que eso ocurra.
Putin tiene buenas razones para abstenerse de un primer uso de armas nucleares t¨¢cticas en el campo de batalla. No le aportan ninguna ventaja militar. No detendr¨¢n la contraofensiva ucrania. Tal vez la consideraci¨®n m¨¢s seria sea que sus aliados, especialmente China, podr¨ªan volverse contra ¨¦l.
Pero tambi¨¦n veo que la escalada masiva puede ser su mejor opci¨®n estrat¨¦gica. El Ej¨¦rcito ucranio ha demostrado que es sorprendentemente tenaz. Pero hay otros puntos d¨¦biles en la alianza occidental. Estamos a una sola explosi¨®n de oleoducto de un fr¨ªo invierno en Alemania y Polonia, y a un Chern¨®bil de un caos de refugiados para el que nadie est¨¢ preparado.
Las infraestructuras occidentales son vulnerables. No hay pruebas s¨®lidas de la participaci¨®n de Rusia en el sabotaje de los ferrocarriles alemanes durante el fin de semana. Lo que este hecho s¨ª demuestra es que las infraestructuras alemanas son vulnerables a este tipo de ataques, debido a la cr¨®nica falta de inversi¨®n en seguridad durante d¨¦cadas. Las l¨ªneas de ferrocarril, las redes el¨¦ctricas, los puertos y los oleoductos son objetivos en potencia y est¨¢n desprotegidos. Si no puedes ganar la guerra que est¨¢s librando, b¨²scate otra. ?Sobrevivir¨¢ la solidaridad europea con Ucrania a un invierno fr¨ªo, o a la realidad de la desindustrializaci¨®n?
Mi conclusi¨®n es que la probabilidad de una cat¨¢strofe nuclear no es insignificante. Puede que ni siquiera sea peque?a. De los diversos escenarios nucleares, un uso no convencional es el m¨¢s plausible. Encaja con lo que sabemos.
Una explosi¨®n nuclear en suelo europeo tendr¨ªa consecuencias muy graves. Ser¨ªa la mayor cat¨¢strofe medioambiental de los tiempos modernos. Cuando estallase la bomba, ver¨ªamos el mayor colapso financiero de la historia. Los mercados de deuda soberana quedar¨ªan aniquilados. Si piensan que hay un 10% de posibilidades de que su deudor sea aniquilado en un ataque nuclear, le trae m¨¢s cuenta irse al casino que comprar un bono.
Los riesgos extremos, como el de que un meteorito caiga sobre la Tierra, suelen tratarse, y con raz¨®n, como riesgos cero. Pero cuando las probabilidades cambian, aunque solo sea un poco, entramos en un mundo diferente. Con el ¨¦xito de la contraofensiva ucrania hemos entrado en una situaci¨®n en la que la probabilidad de un ataque nuclear ya no es igual a cero.
Joe Biden lo dijo la semana pasada. Tambi¨¦n tiene raz¨®n al decir que el camino desde una explosi¨®n nuclear aislada hasta un apocalipsis nuclear es muy corto. Si una bomba estalla, la OTAN podr¨ªa apuntar a una instalaci¨®n militar rusa. Putin podr¨ªa entonces responder con un arma nuclear dirigida contra un pa¨ªs de la OTAN. En ese momento, nuestra sociedad occidental tal como la conocemos quebrar¨ªa.
Si pensamos estrat¨¦gicamente en el riesgo, aqu¨ª es donde hay que trazar la l¨ªnea: entre el riesgo cero y el riesgo peque?o. No queremos basar nuestra estrategia de seguridad nacional en tratar de ganar una partida de ruleta rusa.
El riesgo para el que Occidente deber¨ªa prepararse es el de una guerra sucia nuclear, qu¨ªmica o biol¨®gica, una cl¨¢sica distracci¨®n putiniana a una escala mayor. No estoy seguro de que nuestros gobiernos y servicios de seguridad lo hayan hecho.
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