Despertar a la bestia

El viernes pasado, unos investigadores de la Universidad de Boston colgaron un preprint (manuscrito a¨²n no revisado por pares) que ha encendido el pelo a las de por s¨ª inflamables cabelleras de las redes sociales. Hohsan Saeed y sus colegas de Boston comunicaban all¨ª que hab¨ªan combinado la variante ¨®micron del coronavirus, que es muy infecciosa, pero causa una enfermedad leve, con una cepa de principios de la pandemia, menos contagiosa pero m¨¢s letal. En sus modelos animales, la ¨®micron natural no mata a un solo rat¨®n. La quimera dise?ada en el laboratorio mata al 80%. Imag¨ªnense la que les ha ca¨ªdo a los cient¨ªficos. Lo m¨¢s suave que les han llamado en Twitter es perturbados. ?Lo est¨¢n?

Lo que pretende el experimento es responder a una cuesti¨®n central sobre la biolog¨ªa del virus. ?Por qu¨¦ ¨®micron se contagia mejor que las cepas anteriores de SARS-CoV-2 y que cualquier otra cosa que hayamos conocido antes? La respuesta tiene que estar en las mutaciones (como gatacca por gatacta, en el lenguaje del ADN) que ¨®micron ha experimentado a partir de las versiones originales del virus. Y el problema es que ¨®micron tiene un mont¨®n de mutaciones. La mayor¨ªa ser¨¢n irrelevantes, pero ?c¨®mo encontrar la minor¨ªa que s¨ª es esencial?

La ¨²nica manera convincente es construir un monstruo como el de Boston. El virus sint¨¦tico lleva las esp¨ªculas de ¨®micron en el contexto de la variante antigua, y solo con eso escapa a los anticuerpos tan eficazmente como lo hace ¨®micron. Luego la alta capacidad de contagio de ¨®micron se debe a las mutaciones de su esp¨ªcula, sin que el resto del virus importe gran cosa, salvo para matar gente. A partir de ah¨ª, los cient¨ªficos pueden seguir afinando hasta encontrar la causa molecular precisa de las olas pand¨¦micas, y el proceso biol¨®gico concreto que est¨¢ implicado, y el tipo exacto de medicina que puede corregirlo.

Los autores del trabajo son 23 cient¨ªficos de los Laboratorios Nacionales de Enfermedades Infecciosas Emergentes, en Boston, y han recibido financiaci¨®n de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de Estados Unidos, la mayor maquinaria de investigaci¨®n biom¨¦dica del mundo. No, no parece que est¨¦n perturbados. Pero hay cient¨ªficos que les apoyan y otros que creen que se han pasado de frenada. ?Usted qu¨¦ piensa?

El coronavirus de Boston me ha recordado un caso de hace 10 a?os, cuando un laboratorio de Rotterdam y otro de Wisconsin descubrieron las cinco mutaciones exactas que pod¨ªan convertir un virus de la gripe aviar (H5N1) en un agente pand¨¦mico letal para el ser humano. Cuando los cient¨ªficos enviaron sus trabajos a Nature y Science, se encontraron con que el panel que asesoraba a la Casa Blanca sobre bioseguridad (NSABB) recomend¨® censurar los dos manuscritos. Esos art¨ªculos revelaban la receta para despertar a la bestia. Al final todo se public¨® sin mutilaciones gracias a la intervenci¨®n de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) y los l¨ªderes cient¨ªficos del campo, incluido el ahora famoso Anthony Fauci, que ya llevaba muchos a?os representando la fuerza de la racionalidad en la biolog¨ªa norteamericana. Lo que puede hacerse acaba haci¨¦ndose, dice el adagio, y yo creo que es mejor que lo hagan los cient¨ªficos civiles.