Una segunda generaci¨®n de vacunas contra la covid
La pandemia nos puso frente a un reto que hemos superado con nota, pero no podemos mostrarnos complacientes. Es hora de afrontar una nueva fase
El 11 de marzo de 2020, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), preocupada por los alarmantes niveles de propagaci¨®n de un nuevo virus y la gravedad de la enfermedad que originaba, determin¨® que la covid-19 pod¨ªa caracterizarse como pandemia. A lo largo de estos m¨¢s de dos a?os, nos hemos enfrentado a uno de los peores desaf¨ªos sanitarios, sociales, econ¨®micos e incluso emocionales del ¨²ltimo siglo. Asimismo, la humanidad ha sido testigo del m¨¢s r¨¢pido, completo y ambicioso programa de vacunaci¨®n global, un hecho hist¨®rico sin precedentes en el que, por primera vez, se logr¨® administrar en seres humanos, una vacuna con una tecnolog¨ªa revolucionaria, ensayada y aprobada regulatoriamente el mismo a?o en el que se identificaba y genotipaba un nuevo pat¨®geno disruptor: el virus SARS-CoV-2.
A estas alturas de la pandemia, se puede afirmar sin temor a equivocarse que el programa de vacunaci¨®n ha sido un gran ¨¦xito en t¨¦rminos de efectividad y seguridad. De hecho, un 66% de la poblaci¨®n mundial est¨¢ vacunada con al menos una dosis y se han administrado un total de 12.000 millones de vacunas, si bien y desafortunadamente de forma muy asim¨¦trica (solo el 16% de la dosis han sido aplicadas en pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo).
Las vacunas con las que contamos hoy en d¨ªa han hecho frente de forma eficiente a la covid-19 grave, protegiendo a la poblaci¨®n, y en especial a la m¨¢s vulnerable, frente a la hospitalizaci¨®n y muerte por enfermedad. Sin embargo, su val¨ªa a la hora de frenar la infecci¨®n del virus ha sido m¨¢s bien discreta, tal y como se ha podido observar con la llegada de la variante ¨®micron, cuya transmisi¨®n ha sido comunitaria y extensa pr¨¢cticamente en todo el mundo.
Sin duda alguna, la infecci¨®n sigue siendo un problema a atajar. Mantiene elevada la presi¨®n sanitaria primaria y en guardia a la hospitalaria. Es conocido que incluso la infecci¨®n leve puede originar secuelas cr¨®nicas, dando lugar a la covid larga o persistente, lo que representa en conjunto un riesgo inherente para los colectivos m¨¢s vulnerables. Adem¨¢s, la constante adaptaci¨®n y evoluci¨®n del virus da lugar a variantes cada vez m¨¢s transmisibles, lo que representa una constante amenaza tanto a la hora de contagiarse como de evadir parcialmente la inmunidad generada por las vacunas (recordemos, basadas en la cepa ancestral de Wuhan).
Ha llegado la hora de afrontar el desarrollo y aprobaci¨®n de una segunda generaci¨®n de vacunas: vacunas encaminadas a evitar la infecci¨®n, adem¨¢s de proteger frente a la covid-19 grave, as¨ª como vacunas universales que permitan generar protecci¨®n frente al pat¨®geno y sus variantes. El primero de los desaf¨ªos podr¨ªa lograrse a trav¨¦s de vacunas intranasales, cuya principal ventaja radicar¨ªa en su capacidad de inducir una respuesta inmunitaria tanto en nariz como en garganta. La respuesta inmunitaria humoral y celular (dispuesta en la mucosa nasal en forma de anticuerpos IgA y linfocitos) permitir¨ªa, una vez estimulada por las vacunas, unirse, neutralizar y bloquear muy eficientemente al virus respiratorio. Y, lo que resulta m¨¢s diferenciador, podr¨ªa evitar la propagaci¨®n del pat¨®geno, reduciendo o anulando la transmisi¨®n a un nuevo hu¨¦sped.
De forma paralela, ser¨ªan necesarias vacunas que eviten el escape inmunitario significativo derivado de la incesante evoluci¨®n de los virus. El coronavirus responsable de la peor pandemia en 100 a?os es un perfecto ejemplo de ello. Las subvariantes de ¨®micron, actualmente en expansi¨®n, como son la BA.4, BA.5 y BA.2.12.1 son una evoluci¨®n optimizada del virus si las comparamos con la variante ancestral detectada a inicios de 2020. La comunidad cient¨ªfica se afana en dise?ar y desarrollar diferentes enfoques y estrategias para fabricar vacunas optimizadas frente a las variantes del SARS-CoV-2, vacunas pansarbecovirus e incluso vacunas panbetacoronavirus. Las aproximaciones son de lo m¨¢s variadas: desde b¨²squeda de anticuerpos que act¨²en sobre zonas m¨¢s conservadas y estables del pat¨®geno hasta uso de nanotecnolog¨ªa centrada en nanopart¨ªculas proteicas o de ARNm. Algunas vacunas candidatas se dirigir¨¢n de forma exclusiva a la prote¨ªna de la esp¨ªcula (responsable de la entrada del virus en las c¨¦lulas humanas), mientras que otras lo hacen frente a partes adicionales del proteoma viral. Algunos se enfocan en estimular poderosamente la formaci¨®n de anticuerpos, mientras que otros buscan tambi¨¦n obtener inmunidad celular.
Disponer pr¨®ximamente de vacunas que frenen la infecci¨®n o de vacunas universales representar¨ªa un gran avance en la coyuntura pand¨¦mica actual, y podr¨ªa ser de ayuda frente a otros agentes transmisibles, como el virus de la gripe y el virus respiratorio sincitial, adem¨¢s de prepararnos ante futuros retos epidemiol¨®gicos ocasionados por agentes infecciosos respiratorios. Al igual que los virus evolucionan sin cesar, la ciencia y la medicina no deben detenerse en desarrollar los nuevos medicamentos y tratamientos para hacerles frente. La pandemia nos puso frente a un reto que hemos superado con nota, pero no podemos ser complacientes. Es hora de afrontar la segunda fase.
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