?Catalu?a ante una nueva etapa?
Pensar que las cosas se resuelven sin hacer nada resulta irresponsable y da?a a nuestro sistema democr¨¢tico. Seguramente, la p¨¦rdida dr¨¢stica de confianza de los ciudadanos en la pol¨ªtica y las instituciones derive de la incapacidad de buscar soluciones a los problemas
?Catalu?a est¨¢ en una nueva etapa pol¨ªtica? ?El proc¨¦s se ha acabado? Este es el debate. Y es evidente que la salida de Junts del Govern deja el Ejecutivo de Pere Aragon¨¨s en una notable fragilidad en t¨¦rminos de mayor¨ªas parlamentarias y con interrogantes acerca del Presupuesto de 2023 y de la viabilidad pol¨ªtica de la legislatura. Veremos.
Hay un cierto consenso en asumir que en 2010 la sentencia del Tribunal Constitucional que recort¨® el Estatut aprobado en refer¨¦ndum inaugur¨® una nueva etapa pol¨ªtica en Catalu?a. Forz¨® a los actores pol¨ªticos a posicionarse de manera m¨¢s rotunda ante los clivajes tradicionales que explicaban las afinidades partidistas en Catalu?a (izquierda-derecha y centro-periferia); gener¨® cambios profundos en el sistema de partidos con la irrupci¨®n, escisi¨®n y desaparici¨®n (o autodestrucci¨®n en el caso de CiU) de nuevos actores; el catal¨¤ emprenyat y la desafecci¨®n de la que advirti¨® el president Montilla inaugur¨® un ciclo de polarizaci¨®n pol¨ªtica que ha llegado hasta hoy. El centro pol¨ªtico, la sociovergencia, empez¨® a temblar hasta desvanecerse por completo. La alternativa la tom¨® el activismo disfrazado de pol¨ªtica parlamentaria con la connivencia de los camaleones, vieja tipolog¨ªa de pol¨ªticos dispuestos a adaptarse a todo con tal de mantenerse en el poder.
Entre 2010 y 2022, Catalu?a ha vivido la irrupci¨®n de nuevos actores pol¨ªticos, tales como una nueva sociedad civil politizada, o de mecanismos transformadores de la relaci¨®n entre ciudadano y pol¨ªtico. La irrupci¨®n con fuerza de las herramientas digitales y la concesi¨®n por parte de la ciudadan¨ªa de un rol de confianza relevante a la sociedad civil politizada puedan explicar muchos de los acontecimientos pol¨ªticos vividos hasta ahora. Las motivaciones pol¨ªticas de la salida de Junts del Govern se tienen que analizar tambi¨¦n desde esta perspectiva.
ERC ha decidido romper con la din¨¢mica de unidad de los partidos independentistas, un mantra que Mas, Puigdemont y las entidades independentistas consiguieron fijar como marco pol¨ªtico preeminente entre 2012 y 2017. La decisi¨®n de Junts le permite a ERC jugar a fondo el papel de partido hegem¨®nico de los independentistas en Catalu?a, emulando al SNP escoc¨¦s. El plant¨®n de Aragon¨¨s y ERC a la ANC por la Diada, los fichajes de consellers procedentes de otras familias pol¨ªticas como Campuzano, Nadal y Ubasart o el discurso de los republicanos de ensanchar la base social del independentismo no hacen m¨¢s que refrendar esta estrategia. Aun as¨ª, el cl¨¢sico triangulo tripartito de izquierdas que algunos analistas dan por hecho emulando tiempos pasados (Gobierno de Espa?a, Generalitat y Ayuntamiento de Barcelona) presenta a nuestro juicio una debilidad en su tesis: asumir que ERC contar¨¢ con el apoyo del PSC en el Parlament supondr¨ªa asumir que ERC acepta que Junts arme desde la oposici¨®n el discurso del purismo independentista, donde Junqueras regala sus votos a S¨¢nchez a cambio de nada y Puigdemont, Borr¨¤s y Turull se convierten en los baluartes del 1-O defendiendo ¡°no vender su coherencia pol¨ªtica por cuatro coches oficiales¡± y abanderando el ¡°no a todo¡± en las Cortes Generales. Aunque las geometr¨ªas parlamentarias son siempre caprichosas y todo puede ocurrir, no den por hecho que vuelvan los tripartitos estables en el tramo final de la legislatura, al menos hasta las elecciones municipales. Esto supondr¨¢ que el precio a pagar por el Gobierno de Pedro S¨¢nchez al apoyo de ERC a sus cuentas para 2023 sea elevado. Mientras, Salvador Illa y los suyos trabajan para convertirse en alternativa amplia y erigirse como el relevo tranquilo en la Generalitat despu¨¦s de a?os de desgobierno de ERC y Junts.
Algo tiene que quedar claro: Junts no es Converg¨¨ncia. Y menos Converg¨¨ncia i Uni¨®. Otra cosa es aceptar una realidad, que es que una parte del espacio electoral de la CDC de Mas transit¨® hacia el independentismo primero buscando los apoyos de ERC (2012-2015) y despu¨¦s bajo la plena convicci¨®n independentista de Carles Puigdemont. Y ya se sabe que, como en pol¨ªtica el espacio vac¨ªo no existe, el trasvase del espacio electoral conllev¨® el trasvase de cuadros de partido y del sottogoverno. Esto permite que Junts, aunque algunos lo reivindiquen como un movimiento m¨¢s que un partido, acoja en su seno a personas de muchas procedencias ideol¨®gicas y pol¨ªticas que encuentran su punto de anclaje en la reivindicaci¨®n del episodio del 1 de octubre de 2017. Pero precisamente su aparente fortaleza de transversalidad se ha convertido en su gran debilidad: buena parte de los cuadros procedentes de Converg¨¨ncia que aceptaron el apoyo del PP al primer Gobierno de Artur Mas; que renunciaron a su esencia ideol¨®gica ante la subida a 21 esca?os en 2012 de ERC; que forzaron el estropicio de CiU en 2014; que aceptaron el paso al lado de Mas a exigencias de la CUP en 2016; que rompieron con el equilibro entre el principio democr¨¢tico y el principio de legalidad en 2017; que se pusieron bajo las ¨®rdenes de Quim Torra pidiendo a los CDR que ¡°apretaran¡±; que consideraron en 2020 que pod¨ªan convivir en un mismo partido con el activismo antipol¨ªtico de algunos sectores de Junts¡ han sido desalojados del Govern. Aunque proliferan los rifirrafes y las batallas internas, todo parece indicar que Junts se mantendr¨¢ unido hasta las municipales. En funci¨®n de los resultados, la pulsi¨®n m¨¢s antipol¨ªtica de Junts podr¨ªa sumarse al mainstream de ANC, que defiende una lista c¨ªvica en las pr¨®ximas elecciones al Parlament. En esta coyuntura hay que tener en cuenta el papel del Consell per la Rep¨²blica que dirige Carles Puigdemont desde Bruselas. Otros podr¨ªan optar por forzar la emergencia de nuevos liderazgos, pues Laura Borr¨¤s est¨¢ pendiente de juicio y Jordi Turull inhabilitado. Ya se est¨¢ librando la batalla por el futuro liderazgo electoral de Junts. Y no es pac¨ªfica.
Finalmente, es muy probable que se corrija en los pr¨®ximos meses la anomal¨ªa que supone la falta de una oferta pol¨ªtica y electoral de ¨ªndole catalanista y centrada, que sea alternativa de gobierno y con vocaci¨®n de influencia pol¨ªtica en las Cortes Generales. Es posible que el PNV no se sienta tan solo en Madrid en la pr¨®xima legislatura. Despu¨¦s de algunos vaivenes entre los fragmentados herederos de CiU, algo con sentido parece moverse pensando en una candidatura catalanista para las pr¨®ximas elecciones generales. Paso a paso.
?El proc¨¦s ha acabado? Seguramente s¨ª. ?Lo que algunos llaman ¡°el problema catal¨¢n¡± ha acabado? Rotundamente no. Visto el impacto de la pol¨ªtica catalana en la pol¨ªtica espa?ola, har¨¢n bien los responsables pol¨ªticos en formular soluciones realistas, estructurales y convincentes para la sociedad catalana. Pensar que las cosas se solucionan sin hacer nada es irresponsable y da?a a nuestro sistema democr¨¢tico. Seguramente, la p¨¦rdida dr¨¢stica de confianza de los ciudadanos en la pol¨ªtica y las instituciones sea una consecuencia de la incapacidad de buscar soluciones a los problemas. La desafecci¨®n pol¨ªtica y la p¨¦rdida de confianza son un serio aviso que convendr¨ªa tener en cuenta. Nos jugamos la calidad de nuestra democracia. Aviso para navegantes.
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