Selectividad: esta reforma est¨¢ inmadura
La propuesta para cambiar la prueba de acceso a la Universidad es desdichada y legitima a quienes sostienen que se quiere abrir la mano o reducir las tasas de fracaso acad¨¦mico en el Bachillerato
Terminada la etapa de Educaci¨®n Secundaria Obligatoria y tras los dos a?os de Bachillerato, el alumnado que quiere acceder a estudiar en una universidad p¨²blica espa?ola debe pasar por el examen de la Evau (Evaluaci¨®n de Acceso a la Universidad, esto es, la Selectividad de antes). Ese examen no es solo un condicionante en forma de nota de entrada a los estudios universitarios que vendr¨¢n despu¨¦s; es tambi¨¦n, y sobre todo, un condicionante de la forma en que se ense?ar¨¢ durante el Bachillerato. Por eso, cuando este verano se empezaron a difundir los principios de la reforma que el Ministerio de Educaci¨®n y Formaci¨®n Profesional ha propuesto sobre el examen de la Evau, quienes nos dedicamos a la ense?anza ¨¦ramos conscientes de que reformando la prueba de acceso se estaba reformando, de alguna forma, el Bachillerato.
Tal como est¨¢ anunciada actualmente, la propuesta resulta simplificadora en contenidos, mal construida en t¨¦rminos de evaluaci¨®n y peligrosa en la inspiraci¨®n con que se ha dise?ado. Aporto algunos datos para que ubiquemos el debate: los ex¨¢menes de Evau para Lengua y Literatura consist¨ªan, hasta el momento, en una combinaci¨®n de preguntas de an¨¢lisis ling¨¹¨ªstico y literario (comentarios de texto, preguntas sobre morfolog¨ªa y sintaxis, cuestiones sobre vocabulario), y a estas pruebas se sumaban las de otras materias; en las de Lengua Extranjera, Filosof¨ªa o Historia se inclu¨ªa alg¨²n ejercicio que med¨ªa la capacidad expresiva y argumentativa del alumnado porque lo pon¨ªa a razonar y a redactar sobre un texto que funcionaba como punto de partida.
La propuesta actual plantea que en 2027 todas esas materias no sumen cuatro ex¨¢menes sino uno solo que se llama ¡°prueba de madurez¡± y que se construye sobre un cuestionario raqu¨ªtico: habiendo proporcionado al candidato un dosier con infograf¨ªas, textos de opini¨®n, informativos o literarios sobre un tema, este tendr¨¢ que contestar a 25 ¡°preguntas cerradas o semiconstruidas¡± (lo traduzco al lector poco avezado: las cerradas son las de tipo test y las semiconstruidas ser¨¢n algo parecido a los rellenahuecos), as¨ª como a tres preguntas abiertas (una de ellas en la lengua extranjera que toque as¨ª como, en el caso de las comunidades biling¨¹es, en la lengua cooficial) que se contestan con un m¨¢ximo de 150 palabras por pregunta. Lo que llevo escrito en esta tribuna ya rebasa la cantidad de 450 palabras que sumar¨ªan esos tres retos productivos. Esta evaluaci¨®n por preguntas cortas es lo m¨¢s parecido a una Evau modelo Twitter, que sobre el papel trata de medir la madurez pero que en la pr¨¢ctica fomenta la distancia corta y la rebaja del volumen de conocimiento.
El titular de EL PA?S cuando en julio se present¨® el plan a las autonom¨ªas era ¡°El Gobierno revoluciona la Selectividad¡± pero esta revoluci¨®n incluye su propia guillotina: la literatura, por ejemplo, cae descabezada, entre otras materias. La escasez de dominio de nuestra tradici¨®n literaria es una triste anemia intelectual: entender la realidad es advertir en ella la intertextualidad de pel¨ªculas, obras teatrales, poemas o novelas, es reconocer la universalidad de los mitos, ganar riqueza expresiva, referentes y modelos. ?Cu¨¢nto de ello se valorar¨¢ en un examen de esta delgadez? La literatura queda asfixiada en una pinza perversa: en la ¨¦poca en que intentamos que los j¨®venes no se obnubilen ante el espect¨¢culo trivializado, le concedemos dentro de nuestra evaluaci¨®n un peso rid¨ªculo a la creaci¨®n m¨¢s excelsa de una lengua.
La estructura de las pruebas de acceso a la Universidad merece una revisi¨®n, sin duda: proponer la creaci¨®n de una ¨²nica prueba estatal de acceso a la Universidad no ser¨ªa ning¨²n disparate. Igualmente, la ense?anza de la lengua tambi¨¦n necesita repensarse: alguna vez lo he defendido en las p¨¢ginas de este medio. S¨¦ que no es f¨¢cil reformar en educaci¨®n, pero esta propuesta es desdichada y legitima a las voces que sostienen que se est¨¢ queriendo abrir la mano en el acceso o hacer bajar las tasas de fracaso acad¨¦mico o abandono escolar en Bachillerato.
La Real Academia Espa?ola y el Instituto de Estudios Catalanes se han declarado en contra; tambi¨¦n se han pronunciado de forma adversa muchos de los especialistas auton¨®micos de las pruebas. No por ser acostumbrada deja de ser peligrosa la falta de acuerdo que se produce en Espa?a para aprobar propuestas que afectan a la educaci¨®n, y ya tenemos un mal precedente con el anteproyecto de reforma de la Ley del Sistema Universitario emprendido por el Ministerio de Universidades. Si, como se promete, esta modificaci¨®n de la Evau no se aplicar¨¢ de forma completa hasta 2027 (aunque se anuncia que en 2024 ya se introducen progresivamente modificaciones) hay tiempo sobrado para repensar el planteamiento. Aqu¨ª hay que pararse, ponderar y dialogar con las partes. Parece que el ministerio ha se?alado que la prueba ¡°no est¨¢ definida¡± de forma completa. Definir es poner l¨ªmites, y esta prueba, en mi opini¨®n, nace con demasiadas limitaciones.
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