Las c¨¢maras

Si alguien te preguntara c¨®mo ves el futuro de este pa¨ªs, la respuesta m¨¢s sensata deber¨ªa ser: veo que este pa¨ªs va bien o mal seg¨²n en qu¨¦ direcci¨®n pongas las c¨¢maras. Si las diriges hacia un botell¨®n de adolescentes que beben sin otra finalidad que la de embriagarse, el pa¨ªs va mal; si las colocas en una biblioteca p¨²blica llena de chicos y chicas sanos y fuertes que leen, estudian, preparan las clases o a esos mismos j¨®venes haciendo deporte, el pa¨ªs est¨¢ bien; si las metes en el espect¨¢culo degradante del Congreso de Diputados cuando a veces se asemeja a un corral de patos, el pa¨ªs est¨¢ mal; si las enfocas hacia los laboratorios o quir¨®fanos de los grandes hospitales donde se experimentan todos los avances de la medicina a m¨¢ximo nivel internacional, el pa¨ªs est¨¢ bien; si las paseas a lo largo de una cola de pobres hambrientos, de inmigrantes y desahuciados, el pa¨ªs est¨¢ mal, pero si reparas en que esa misma cola est¨¢ atendida por personas que se dedican de forma altruista a ayudar a los dem¨¢s, el pa¨ªs est¨¢ bien; si las c¨¢maras captan la necedad, la incompetencia de algunos l¨ªderes de opini¨®n, dedicados a propagar el odio, a decir sandeces o simplemente a rebuznar, el pa¨ªs est¨¢ mal; si, por el contrario, se detienen ante un comentario ponderado, ecu¨¢nime, inteligente de cualquier contertulio acerca de la pol¨ªtica, el pa¨ªs est¨¢ bien; si se fijan solo en los navajeros y en las manadas, el pa¨ªs est¨¢ mal; si captan a nuestros artistas internacionales, deportistas de ¨¦lite, cient¨ªficos y grandes empresarios, el pa¨ªs est¨¢ bien. Pero sucede que las c¨¢maras son como las aves carro?eras. A la hora de elegir, frente a los sentimientos nobles prefieren la casquer¨ªa que expelen las entra?as. Solo si pones las c¨¢maras en la direcci¨®n correcta, tu pensamiento podr¨¢ volar sobre una Espa?a de la pasi¨®n y de la inteligencia clara.