Hungr¨ªa: democracia o multa

La Comisi¨®n Europea ha tomado una decisi¨®n que tiene un alcance hist¨®rico al proponer que se congele la entrega de los fondos estructurales que le corresponden a Hungr¨ªa por sus reiteradas violaciones al Estado de derecho, sus desaf¨ªos a la independencia judicial y su corrupci¨®n sist¨¦mica. La cuant¨ªa de la multa ¡ª7.500 millones de euros¡ª obstaculiza la disposici¨®n de unos recursos equivalentes al 20% de su inversi¨®n p¨²blica anual y supone una sustantiva innovaci¨®n en el derecho comunitario, pues representa la primera gran demostraci¨®n pr¨¢ctica de que econom¨ªa y democracia no constituyen en la Uni¨®n dos universos separados. Se da as¨ª un definitivo carpetazo al ¡ªreal o supuesto¡ª car¨¢cter meramente economicista del club europeo que, m¨¢s que nunca, deja de ser ¡ªo, al menos, de aparecer¡ª como un gigante econ¨®mico y un enano pol¨ªtico.

La medida es adem¨¢s ejemplarizante y disuasoria al mostrar que el incumplimiento de las normas comunes no sale gratis y puede tener un coste considerable. Lo ha tenido ya con las empresas que no cumplen las reglas de la competencia ¡ªsalt¨¢ndoselas a trav¨¦s de c¨¢rteles, acuerdos de precios o abusos de posici¨®n dominante¡ª e incluso con los gobiernos que abusaban de las ayudas de Estado, pero hasta hoy no suced¨ªa con los que desaf¨ªan las reglas democr¨¢ticas. Ni los socios ni las instituciones comunes han ignorado las reiteradas agresiones con las que el Gobierno iliberal de Viktor Orb¨¢n sortea las reglas democr¨¢ticas y su obligaci¨®n de transparencia en el manejo de los recursos presupuestarios. Desde hace m¨¢s de una d¨¦cada han intentado ponerles coto por una triple v¨ªa: el convencimiento, la presi¨®n y la amenaza de aplicarle el art¨ªculo 7 del Tratado de la UE, que prev¨¦ sanciones pol¨ªticas (como la suspensi¨®n del derecho a voto en el Consejo) contra el incumplidor. Como suele suceder con los reg¨ªmenes dictatoriales y tambi¨¦n con los semiautocr¨¢ticos (es el caso de Hungr¨ªa), la eficacia del convencimiento es nula y la de la presi¨®n, escasa. La propuesta de sanciones pol¨ªticas ha resultado siempre menos cre¨ªble ya que se necesita la unanimidad para aplicar este art¨ªculo, y basta con que se oponga uno de los socios (como hasta ahora Polonia, que poco a poco y por la invasi¨®n rusa de Ucrania modera sus actitudes ultras) para esterilizar esta v¨ªa.

Desde que en 2020 se dio el extraordinario paso a una pol¨ªtica fiscal expansiva com¨²n, con la creaci¨®n de los fondos SURE (para asegurar el combate contra el paro) y los Next Generation (para recuperar la inversi¨®n p¨²blica tras la pandemia), financiados mediante eurobonos, el salto federal ha sido relevante. Todos esos recursos ¡ªy de rebote, todos los fondos estructurales y de cohesi¨®n del presupuesto com¨²n¡ª quedaron condicionados al cumplimiento de las reglas del Estado de derecho. La justificaci¨®n se present¨® de modo muy t¨¦cnico, al se?alar que la corrupci¨®n propia de los reg¨ªmenes iliberales acaba malversando el dinero puesto en com¨²n por los dem¨¢s, pero entroncaba con un viejo principio liberal: no taxation without representation; es decir, que no hay impuestos ¡ªy los presupuestos que nutren¡ª, sin representaci¨®n, sin escrutinio democr¨¢tico.

Tiene justicia po¨¦tica que la ratificaci¨®n de la multa recaiga en el Ecofin, que re¨²ne a los ministros de Econom¨ªa y Finanzas de la UE. Este rigorista organismo ha sido incapaz en casi 30 a?os de imponer una sanci¨®n por desv¨ªos econ¨®micos, como los desequilibrios excesivos en d¨¦ficit y deuda. No parece que esta vez lo impida una imposible mayor¨ªa calificada en pro de Orb¨¢n y sus desacreditados juegos de manos, que tambi¨¦n despliega a favor de Putin y contra Ucrania.