El ¡®caso Reichsb¨¹rger¡¯: la preocupante diversificaci¨®n del extremismo pol¨ªtico en Alemania
Las posibilidades de ¨¦xito que ten¨ªan los golpistas detenidos son irrelevantes; lo importante es la capacidad de los te¨®ricos de la conspiraci¨®n de acceder a fondos, armas y log¨ªstica y reclutar un amplio espectro de seguidores
Cuando la conmoci¨®n inicial por la redada policial del pasado mi¨¦rcoles contra un presunto intento de golpe de Estado en Alemania se calm¨®, se produjo un extra?o debate en los medios de comunicaci¨®n alemanes. Aunque la mayor¨ªa de los medios coinciden con la ministra del Interior, Nancy Faeser, en que los sospechosos ¡°no son chiflados inofensivos, sino sospechosos de terrorismo¡±, algunos peri¨®dicos han argumentado que se ha dado demasiada importancia a la detenci¨®n de ¡å25 personas mayores y confundidas¡±.
Por supuesto, el complot para derrocar al Gobierno alem¨¢n ten¨ªa pocas posibilidades de ¨¦xito, pero revel¨® que existe una peligrosa minor¨ªa de alemanes tan descontentos con la pol¨ªtica dominante que est¨¢n dispuestos a recurrir a la violencia.
A primera vista, el presunto plan parece, en efecto, producto de dementes. Seg¨²n el fiscal general alem¨¢n, los supuestos golpistas de un grupo conocido como ¡°el Consejo¡± hab¨ªan planeado asaltar por la fuerza el edificio del Parlamento en Berl¨ªn, teniendo en cuenta que ello tendr¨ªa que implicar ¡°el despliegue de medios militares y violencia contra los representantes del Estado. Esto incluye llevar a cabo asesinatos¡±. Una vez que los pol¨ªticos estuvieran bajo su control, los presuntos terroristas habr¨ªan instalado su propio Gobierno bajo un noble menor llamado Heinrich XIII.
Por supuesto, ese intento de golpe de Estado habr¨ªa tenido pocas posibilidades de ¨¦xito. Solo 52 personas est¨¢n acusadas de estar implicadas, lo que no es en absoluto un movimiento masivo. No hay indicios de que se haya alcanzado una masa cr¨ªtica de partidarios ni de que el grupo hubiera podido contar con el apoyo del Ej¨¦rcito y la polic¨ªa una vez iniciado el golpe. ¡°El Estado puede defenderse por s¨ª mismo¡±, afirma Andreas Zick, acad¨¦mico y experto en el campo de los estudios de conflictos. ¡°La mayor¨ªa absoluta de los ciudadanos no solo se identifica como dem¨®crata, sino que ve la democracia como algo que merece la pena proteger¡±.
Ante tal confianza en la resistencia de la democracia alemana, algunas figuras p¨²blicas han argumentado que la respuesta de las fuerzas de seguridad germanas ¡ªcon 3.000 polic¨ªas en acci¨®n, una de las mayores redadas antiterroristas de la historia moderna de Alemania¡ª fue exagerada y utilizada en beneficio del Gobierno. Martina Renner, pol¨ªtica del partido de extrema izquierda Die Linke, declar¨® a los medios de comunicaci¨®n que la redada ¡°parec¨ªa un truco de relaciones p¨²blicas¡±.
Esta l¨ªnea argumental corri¨® por varios medios de comunicaci¨®n alemanes cuando se hizo evidente que los medios sab¨ªan de las redadas antes de que ocurrieran y estaban preparados para documentar la acci¨®n policial. Las c¨¢maras estaban preparadas. Los reportajes para la prensa estaban redactados de antemano. La revista online Cicero no fue la ¨²nica en concluir que los periodistas se dejaron utilizar por el Gobierno e ¡°incluso est¨¢n orgullosos de ello¡±.
Pero los debates en torno a la viabilidad del presunto golpe y a c¨®mo respondieron a ¨¦l la pol¨ªtica y los medios de comunicaci¨®n no vienen al caso. Dos docenas de personas est¨¢n acusadas de planear el derrocamiento violento de un Gobierno elegido democr¨¢ticamente en Alemania. Se registraron m¨¢s de 150 lugares en relaci¨®n con el incidente y en m¨¢s de 50 de ellos se encontraron armas. ¡°Esto no es inofensivo¡±, declar¨® Holger M¨¹nch, presidente de la Oficina Federal de Polic¨ªa Criminal alemana. ¡°Tanto si hubiera triunfado un levantamiento armado como si no, podr¨ªa haber desembocado en un derramamiento de sangre¡±.
La composici¨®n del grupo de detenidos tambi¨¦n sugiere un peligro que va m¨¢s all¨¢ del caso inmediato. Se calcula que el denominado movimiento Reichsb¨¹rger, al que se sospecha que est¨¢ vinculado el grupo, engloba a unas 21.000 personas y es mucho m¨¢s diverso que los anteriores movimientos de extrema derecha. Atr¨¢s quedaron los j¨®venes matones furiosos con bates de b¨¦isbol. Entre los activistas de hoy se encuentran personas como Birgit Malsack-Winkemann, una jueza de 58 a?os y exdiputada de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD). R¨¹diger von Pescatore, acusado de haber creado el ala militar del ¡°Consejo¡±, fue anteriormente un alto oficial de campo en el Bundeswehr, las fuerzas armadas germanas.
Esta diversificaci¨®n del extremismo pol¨ªtico en Alemania es preocupante en s¨ª misma. Hace que las organizaciones potencialmente peligrosas sean menos visibles y les confiere un aire de respetabilidad, dos elementos de los que carec¨ªan los matones callejeros de anta?o.
Individuos bien conectados como Heinrich XIII aportan fondos, instalaciones y v¨ªnculos con Rusia. El experto en terrorismo Peter Neumann ten¨ªa raz¨®n al afirmar que ¡°el movimiento se ha radicalizado y ha conseguido expandirse y formar nuevas alianzas... Es realista que lleven a cabo actos de terror y atentados extremadamente brutales, incluso contra infraestructuras cr¨ªticas, con el fin de desencadenar una crisis en Alemania¡±.
Por tanto, las preguntas que Alemania deber¨ªa plantearse no se limitan a si podr¨ªa haber tenido ¨¦xito un intento como el presunto golpe y si estaban trastornados los detenidos. M¨¢s importante a¨²n es que el pa¨ªs se pregunte por qu¨¦ y c¨®mo te¨®ricos de la conspiraci¨®n como los de Reichsb¨¹rger son capaces de reclutar a un espectro tan amplio de personas y qu¨¦ significa esto para la seguridad de las instituciones democr¨¢ticas en Alemania.
Por muy locos y fragmentados que est¨¦n los c¨ªrculos de extremistas pol¨ªticos en Alemania, confiar en su desorganizaci¨®n ya no es una respuesta viable al peligro muy real que emana de ellos. Las conexiones en todas las ramas de la sociedad les permiten ahora acceder a armas, fondos, locales y log¨ªstica. Alemania debe despertar ante la realidad de que la democracia necesita ser defendida. Deber¨ªa saber que no debe menospreciar el peligro que suponen para su democracia los extremistas furiosos.
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