Golpismo en Alemania
La detenci¨®n de un grupo pronazi alerta sobre el semillero antidemocr¨¢tico que incuban las democracias occidentales
La proliferaci¨®n de grupos radicalizados y antidemocr¨¢ticos en los entornos democr¨¢ticos ha encontrado un justificado motivo de alarma en la reciente cadena de detenciones policiales en Alemania. Pese al aire de conspiradores de opereta, con t¨ªtulos rimbombantes y documentos de identidad y pasaportes de un imperio imaginario, la polic¨ªa y los servicios secretos alemanes han tratado a Reichsb¨¹rger (o Ciudadanos del Reich) como un grupo altamente peligroso. No tan solo por sus ideas antisemitas y sus abiertas simpat¨ªas por el nazismo, sino por sus planes golpistas, en los que se inclu¨ªa el asesinato de pol¨ªticos, el asalto a las instituciones democr¨¢ticas y la abolici¨®n de la rep¨²blica para restaurar el imperio alem¨¢n abolido en 1918 y solo breve pero tr¨¢gicamente restaurado por Adolf Hitler desde 1933 hasta 1945.
Entre los 25 dirigentes detenidos se encuentran el arist¨®crata que pretend¨ªa erigirse en el nuevo jefe del Estado, una jueza en ejercicio y exparlamentaria, exmilitares y distintos personajes de presunta respetabilidad burguesa. La polic¨ªa alemana considera creciente el peligro que representa el radicalismo violento de ideolog¨ªa racista y xen¨®foba en Europa y en Estados Unidos, acompa?ado de la pujanza electoral de grupos de extrema derecha, como sucede con Alternativa para Alemania (AfD). En el caso de Reichsb¨¹rger se trata de una organizaci¨®n que rechaza la legitimidad de la Rep¨²blica Federal de Alemania y reivindica la vigencia de la Constituci¨®n de 1871 y con tal motivo pretend¨ªa restaurar mediante un golpe de Estado violento las instituciones y la legalidad abolida. Su m¨¢ximo dirigente pertenece a una familia arist¨®crata, pero sus ideas y su lenguaje pertenecen al populismo antielitista de una extrema derecha radicalizada, racista y xen¨®foba, que denuncia el Estado de derecho, las fuerzas del orden y los servicios secretos como un ¡°Estado profundo¡± al que hay que derrocar. Su peligrosidad deriva del entrenamiento militar de buen n¨²mero de los militantes ¡ªalguno form¨® parte de las fuerzas especiales de las Fuerzas Armadas de Alemania¡ª y la posesi¨®n de armas, y lo que es peor: con permiso para ellas, as¨ª que ha contado con complicidades en la Administraci¨®n.
No se trata de un peque?o grupo de inofensivos conspiradores, sino de una amplia red que puede abarcar a millares de personas y que ya ha protagonizado algunos incidentes, como un intento de asalto al Parlamento en agosto de 2020, al estilo de la embestida trumpista al Congreso, o un tiroteo en el que uno de sus miembros dispar¨® contra cuatro polic¨ªas y mat¨® a uno de ellos. Sus simpat¨ªas por el r¨¦gimen de Vlad¨ªmir Putin se insertan en la larga tradici¨®n de afinidades entre el autoritarismo de la derecha alemana y el zarismo, y alertan una vez m¨¢s a Alemania y al resto de Occidente sobre la fragilidad de la democracia incluso en los pa¨ªses donde est¨¢ m¨¢s asentada.
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