Diciembre negro
La violencia machista muestra un alarmante repunte que obliga a revisar los mecanismos de prevenci¨®n y protecci¨®n
Seis mujeres asesinadas en cinco d¨ªas, entre ellas una embarazada a punto de dar a luz y una joven de 20 a?os que fue asesinada por la expareja de su madre, han cerrado un diciembre negro en la pesadilla sin fin que es la violencia machista. Si se confirman los casos todav¨ªa en investigaci¨®n, diciembre terminar¨¢ con 13 mujeres asesinadas, las tres ¨²ltimas en menos de 24 horas. Entre las v¨ªctimas hay dos octogenarias y una enferma de esclerosis m¨²ltiple y demencia, que ya hab¨ªa presentado denuncia, a la que su marido dej¨® agonizar durante varios d¨ªas en el suelo. Todos los escenarios del horror han emergido en apenas unas horas.
Los nuevos casos elevan a 48 el n¨²mero de mujeres asesinadas este a?o, a las que hay que sumar otros 19 feminicidios fuera de las relaciones de pareja y 38 hu¨¦rfanos. Las estad¨ªsticas revelan que los periodos vacacionales, los d¨ªas festivos y los fines de semana son los de mayor riesgo. Este alarmante repunte ha obligado a convocar el comit¨¦ de crisis por violencia machista. El hecho de que m¨¢s la mitad de las v¨ªctimas hubiera presentado denuncia contra sus asesinos indica que los mecanismos de prevenci¨®n y protecci¨®n no est¨¢n funcionando correctamente.
Pese al esfuerzo institucional hecho en los ¨²ltimos a?os y a la puesta en marcha de una estrategia nacional contra la violencia machista con 267 medidas estructurales, el n¨²mero de asesinatos no desciende en la proporci¨®n esperable. Es preciso revisar, por tanto, las posibles lagunas tanto en el dise?o como en la aplicaci¨®n de las pol¨ªticas p¨²blicas. El problema es de una gran envergadura y a la hora de analizar los posibles fallos hay que diferenciar dos grandes problem¨¢ticas: por un lado, c¨®mo hacer aflorar el maltrato oculto de las mujeres que no presentan denuncia y, por otro, c¨®mo proteger a las que s¨ª que acuden a la justicia en busca de amparo.
Sabemos que las situaciones de maltrato prolongado provocan en la v¨ªctima un impacto psicol¨®gico que anula su capacidad de reacci¨®n y que entre las estrategias de dominaci¨®n que utilizan los agresores est¨¢ el aislamiento de la mujer. Pero por mucha que sea la capacidad de simulaci¨®n, la violencia siempre deja indicios. Es muy importante que la sociedad se implique y tome la iniciativa de denunciar ante cualquier signo de amenaza. Tambi¨¦n debe mejorarse la capacidad de detecci¨®n a trav¨¦s de servicios p¨²blicos como la sanidad, la educaci¨®n o los servicios sociales.
Muchos de los asesinos tienen antecedentes de violencia machista. Un estudio sobre 19.000 presos condenados ha revelado que el 41,6% vuelven a ingresar en prisi¨®n por la misma causa. Dado el bajo grado de reinserci¨®n, una herramienta de prevenci¨®n deber¨ªa ser la vigilancia de los hombres con antecedentes. En los casos denunciados, uno de los puntos cr¨ªticos es la valoraci¨®n del riesgo por parte de la autoridad judicial. La inadecuada valoraci¨®n del riesgo est¨¢ en el origen de muchos fracasos. Hay que mejorar, en consecuencia, la formaci¨®n de los cuerpos policiales y judiciales en los mecanismos de la violencia, y adaptar mejor la respuesta a los ciclos previsibles. Los juicios r¨¢pidos que deber¨ªan celebrarse en 15 d¨ªas tardan a veces meses y hasta m¨¢s de un a?o. Si la intervenci¨®n judicial se demora, se facilita que se reinicie el ciclo de la violencia.
Es muy dif¨ªcil anticiparse a la voluntad homicida de todos los maltratadores. Pero el fallo de las medidas de protecci¨®n implica un doble fracaso: por un lado, permite que se produzcan muertes evitables, y por otro, aumenta la desconfianza de las mujeres maltratadas en la capacidad de los poderes p¨²blicos para protegerlas.
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